38. NADA Paloma Hidalgo
Ayer, cuando hablamos, me prometió que lo iba a dejar. Ayer por la mañana. Y no sé si es que me estoy haciendo vieja pero le creí. Una mezcla grumosa de alegría, emoción y mocos me taponó la garganta en cuanto colgué. Nerviosa, me fui a buscar el álbum de fotos, necesitaba verle. Y allí estaba, jugando en la nieve con su trineo, mirando ensimismado a Copito, el gorila albino del zoo de Barcelona, o comiéndose , hasta por el pantalón, un helado doble de nata. Hace un rato me he enterado de que sí, de que lo ha dejado. Pero todo. Todo. La policía piensa que fue una sobredosis, aunque también que pudo ser porque las papelinas llevan tiza, talco, sosa caústica, y otro montón de productos químicos y anestésicos. La autopsia lo aclarará, dicen. He cogido de nuevo al álbum. Duele. Aún le quedaban muchas hojas en blanco.
Cuánto duelen esas hojas en blanco…
Me gusta tu propuesta.
Suerte!
Gracias Yolanda, por leer y por comentar.
Un beso.
Las imágenes que nunca se producirán, las de alguien que pagó cara su debilidad y errores, que se marchó antes de tiempo, dejan huecos en un álbum de fotos y un vacío que nunca podrá llenarse en quien más le quiso. Tras la ilusión inicial, el sufrimiento posterior y el desenlace fatal, solo puede quedar esa palabra del título, que lo dice todo, condensando la falta de ilusión para continuar.
Un relato emotivo y efectivo.
Un abrazo y suerte
“He escondido” blanco por todo el relato, aunque hay uno, el más explícito, que es el que más duele. En él te has fijado tú, Ángel, para regalarme otro de tus magistrales comentarios. Muchas gracias, amigo.
Tan bueno como crudo.
Enhorabuena, Paloma.
Suerte y besos.
Esas cuatro palabras que has elegido para comentar, demuestran que eres un maestro en esto también.
Muchas gracias, Rafa.
Un beso.
A veces el blanco no es tan puro. Crudo y real. Un bico.
Toda la verdad, Maite, hay blancos sucios, blancos, mate, blancos apagados, blancos impuros, blancos que matan…
Un beso.
Vaya, Paloma…Aunque algo dejaba entrever desde el principio, me había hecho ilusiones de que fuera lo que fuera, terminara bien…Ya he perdido la esperanza, claro. Me ha gustado mucho aunque me ha dejado un poso de tristeza. Un abrazo.
Aurora, cuando se trata de ese tipo de sustancias, raramente acaba bien, por desgracias para los que lo viven en primera persona y para los que a su alrededor, les ven vivirlo sin poder hacer casi nunca nada.
Un abrazo y gracias por comentar-
Otro blanco doloroso, exceletemente escrito. Y qué pena que la vida se haya escapado asi.
Felicidades por el texto
Gracias, Luisa, por tus amables palabras. Duele y da rabia que la realidad y la ficción, en este tipo de blanco, sean indistinguibles.
Hay páginas en blanco que son demasiado negras.
Excelente relato, Paloma. Te deseo muchísima suerte.
Besos apretados.
Tú lo has dicho, son negras, aunque einmaculadas. Gracias por comentar, Pilar, un abrazo.