27. Nadie te echa de menos (Rosy Val)
Igual es casualidad, pero últimamente ha empezado a venir gente a casa; nuestros padres, mis hermanos, los tuyos, y algunas tardes nuestros hijos invitan a merendar a sus amigos. También, a veces, se queda a dormir Cristina, la amiga de Ana. El otro día, por ejemplo, la vecina vino a pedir sal, ¡fíjate que no la recordaba tan agradable! Y el cartero, que no sabía nada, me preguntó si aún seguías enfadada. No pienses que estoy exagerando, pero Toby ya no muerde al que se acerca a nuestra casa, hasta creo que ladra menos. Ahora los chicos hacen los deberes, su cama, recogen la mesa y nunca se olvidan del almuerzo. Y yo, antes de irme a trabajar, plancho mis camisas. Tienes que saber que algunas noches me quedo dormido viendo la tele y me olvido de la copa de vino sin el posavasos sobre la mesa de madera. Que muchas veces cocinamos juntos y durante las cenas conversamos y reímos. ¡Ah!, y ya no se discute sobre quién pone el lavavajillas. Tranquila, que no nos hemos derrumbado, seguimos con nuestras vidas. Así que haznos un favor, ¡no te revuelvas más y descansa de una puñetera vez en paz!
«El (la) que se va sin que lo (la) echen, vuelve sin que lo (la) llamen», dice el refrán… ¡Y esta historia es prueba de ello! Venía tan lúgubre y sentido el recuerdo, que ese pedido de que descanse «de una puñetera vez en paz» me arrancó una buena carcajada…
Muy buen micro, Rosy, me encantó…
Cariños,
Mariángeles
Mariángeles, muchas gracias por dejarme tu comentario. Que te haya sacado esa carcajada -hacer reír es más difícil que hacer llorar 😉 -, es mi premio.
Un abrazo grande.
La vida es finita, pero continúa para los que aún no les ha llegado el día. Cuando alguien deja una vacante todo se recoloca, no queda otra. A veces, incluso, sirve para mejorar o reinventarse. Nadie debería creerse imprescindible. Todo tiene un límite, hasta la preocupación por los que más se quiere. El que un fantasma no alcance la paz que merece y se revuelva en su tumba no es bueno para nadie.
Un relato que parte de lo cotidiano para llegar a lo profundo, con fino humor negro. También podría tener otra lectura: feliz es quien hace lo que debe en cada momento y circunstancia. Con la muerte de esta mujer los miembros de esta familia maduraron. También es hora de que ella descanse.
Un abrazo y suerte, Rosy
¡Ay! cuanta paz, descanso y felicidad hay en ese final, ¿verdad? Se percibe ese cansancio, esa presión de una figura que reventaba la convivencia y la alegría del hogar. Pobrecilla, ni el perro la echa de menos. Me ha encantado. Abrazos, Rosy.
Pues sí que han mejorado las cosas en casa tras la marcha de esta mujer… Hay personas que piensan que sin ellas el mundo se pararía, pero lo cierto es que sigue y, si te descuidas, hasta mejor. Es una original propuesta para reflejar la alegría, porque esa familia bajo el control dictatorial de esa mujer era todo menos feliz. Vamos, que no los dejaba vivir. Me parece que está contado con mucha chispa y un humor negro muy logrado. La frase final es el culmen del desahogo del marido narrador y, como te ha dicho Mariángeles, al leerla nos provoca la risa. Me ha gustado mucho, Rosy. Felices Navidades. Besos y suerte.
Queridísimos Ángel, Rafael y Juana. En efecto, por culpa de esa señora la vida de esta familia era un infierno, hasta que se fue en esa casa nadie era feliz.
Muchísimas gracias por vuestros amables comentarios y agradezco esas risas que os ha causado esa frase final.
Aprovecho para enviaros un carro cargadito, sobre todo, de salud y suerte.
¡Felices fiestas navideñas!
Un abrazo grande para todos.