56 Náufrago (Ana Tomás García)
“Desde aquí, sin duda, las vistas son las más impresionantes, pero el cielo no es azul, eso sí, está cuajado de estrellas.”— Escribe en una nota — “Sin embargo, no es un sitio bonito… no sé, carece de tantas cosas… Jamás creí que esto fuera así… Hace frío; no hay vegetación; está desierto… Bueno, eso ya lo sabía, pero yo tenía una idea romántica como de nube de azúcar, donde recolectar trozos de queso, o cucharadas de merengue, y esconderme en la cara oculta… Madre mía, siempre quise esconderme en la cara oculta… Resulta que estando aquí, no hay cara oculta, y eso ya me ha decepcionado lo suficiente. Ni siquiera puedo apreciar su sonrisa cuando mengua. En cualquier caso, compañeros, que yo dije lo de quedarme en la Luna como una broma, y a saber cuándo vuelve otra excursión de estas; que estoy solo y esto es muy aburrido, que ya sé que soy un pelma, pero si alguien lee esta nota, por favor, que venga, que me saque de aquí, que le recompensaré con lo que me pida.” —Y arroja con todas sus fuerzas la nota metida en una fiambrera.
Lanzar una botella con mensaje de auxilio al mar, clásica escena de náufrago, ya es una vana pretensión, en el sentido de esperar un improbable rescate; pero lanzar una fiambrera al espacio supone una esperanza vana, pues difícilmente será recogida y atendido su mensaje.
Es muy probable que me equivoque en mi pequeña interpretación, pero pudiera ser que el personaje tuviese idealizada la imagen del satélite, como nos sucede con tantas cosas, en el que puso su punto de mira e ilusiones. Sin embargo, una vez, alcanzado, se da cuenta de que no es oro todo lo que relucía, se trata de un lugar árido, inerte e insulso que de cerca pierde todo su encanto. Una metáfora que tal vez pueda aplicarse a objetivos y/o personas que en algún momento suscitan interés y luego se diluyen. Todo ello, además, con un toque de humor.
(Ya me dirás si he acertado algo)
Un saludo y suerte, Ana
Hola, Ángel, siempre tan certero en tus análisis. Nos suele pasar que idealizamos en demasía objetivos, llámese personas o cosas, y luego vienen las madresmías cuando descubrimos la realidad. En cualquier caso, el protagonista se ve que de una manera u otra está siempre en la luna y eso le trae sus consecuencias.
Gracias, Ángel.
Un abrazo.
Ana, me gusta tu cuento y el enfoque tan personal que le has puesto. Suerte y saludos
Gracias, Cerro Calamanda. Un abrazo.
Muy bueno Ana, me ha gustado mucho
Un abrazo
Gracias F. Javier. Un abrazo.