Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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36. NECESARIAS Y SUFICIENTES (Rafa Olivares)

Cada tarde, Bonaparte camina hasta una playa apacible de la isla de Santa Elena. Con el sonido de fondo de las olas al besar la arena, rememora sus brillantes y exitosas campañas en Austria, Prusia, Egipto, Austerlitz, Rusia o España. La grandeza de su imperio, el más formidable jamás conocido, le invistió de un poder, que ahora añora, capaz de convertir en realidad cualquier deseo. 

Medita también sobre las causas que le trajeron a esta reclusión forzada después de llegar a dominar medio mundo. Sigue tratando de entender las razones que le cerrarán la puerta a figurar como el más grande personaje de la Historia, y las encuentra reconociendo sus tres grandes errores: dejar a Josefina meter baza en las últimas tácticas militares, llevar aquel ridículo sombrero con diseño de montaña rusa y, sobre todo, ese jodío vicio de rascarse la tetilla izquierda con la mano derecha por debajo del chaleco.

10 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Es lógico que Napoleón, en el impuesto ocio de su exilio, identificase como placenteras sus exitosas campañas de gran estratega. Nadie es perfecto, pero, curiosamente, lo qué él considera menoscabo de su imagen, es lo que más le identifica como personaje, pero eso solo lo dice el tiempo, que a él se le acaba.
    Un relato instructivo y, sobre todo, divertido
    Un abrazo y suerte, Rafa

  2. Rosalía Guerrero

    Ay, Rafa, qué cosas se le pueden pasar a un personaje como Napoleón por la cabeza. Si es que la soledad es muy mala, pero él al menos tiene el consuelo de haber pasado a la historia.
    Un abrazo y suerte.

  3. Manuel Pozo Gómez

    Siempre apetece leer un relato con un personaje histórico como protagonista. En este caso la grandiosidad del personaje acaba con un gesto propio del más común de los mortales. Enhorabuena.

  4. Ana Fúster

    Me gusta mucho más tu Napoleón que el de Ridley Scott, y además por fin alguien explica de forma convincente la posición de su mano en los retratos.
    Bromas aparte, este destierro casi en soledad absoluta y en medio de la nada debió ser algo terrible para quien había concentrado tanto poder. Un abrazo y suerte, Rafa.

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