23. NI UN PASO ATRÁS (Ángel Saiz Mora)
Muchos hubiesen abandonado, pero mi padre volvía a estar allí después de meses de intentos, domingo tras domingo. Sobre el sillín, advirtió a gritos a aquella condenada cuesta arriba que no iba a entregarse sin lucha.
Tomó impulso hasta que el desnivel se hizo inhumano. La cadena de la bicicleta respondía con secos chasquidos metálicos a las órdenes de sus dedos. La marcha más baja y el piñón más grande quedaron ajustados en lo más escarpado del repecho.
La imagen de sus amigos aún en la cama irrumpió para golpearle, unida a la tentación de rendirse.
Cuando las piernas flaquearon por el esfuerzo, la sangre comenzó a acumularse en ellas para reforzarlas, al tiempo que abandonaba su cerebro. Pese a que, de nuevo, todo se puso blanco, en esta ocasión pudo coronar la cima sin desmayarse.
Bolígrafos, lapiceros y rotuladores fosforescentes aguardan alineados junto a un calendario con los objetivos. El lema paterno que, como un mantra, he enmarcado en la pared: “No hay nada más incorrecto que poner pie en tierra”, se alza sobre la imponente montaña de apuntes, leyes y reglamentos por asimilar.
¡Esta vez aprobaré la oposición! Por mí, por él.
Me encanta la actitud de ese padre que no se rinde, que sigue persiguiendo su sueño contra viento y marea, hasta alcanzarlo o desmayarse en el intento. Por suerte, esta vez ha sido lo primero y puede servir de inspiración para ese hijo opositor, que estoy segura de que culminará también su empeño con éxito.
Yo acabo de vivir una situación similar en casa, así que sé de lo que me hablo.
Un abrazo bien fuerte, Ángel, y nos vemos en ná.
Subir una pendiente correosa en bicicleta puede parecer un asunto menor, pero no lo es si sirve de ejemplo vital a su hijo para no rendirse. Cuestas que no queda otra que acometer hay muchas, la tentación de amilanarse ante ellas siempre está presente.
Muchas gracias, Ana María.
Un abrazo
Pues sí, concuerdo con Ana María, el que la sigue la consigue, pero por momentos he temido que a ese padre le fuera a dar un apechusque. Mejor lo de la oposición, a pesar de la dureza.
Un abrazo y suerte.
Los «apechusque» no son nada recomendables, la salud, lo primero. Este hombre sufrió algunos en su empeño por escalar esa cuesta, sabía a lo que se enfrentaba, pero también que podría con ello, de ahí que necesitara demostrarse que era capaz de superarlo.
Muchas gracias, Rosalía.
Un abrazo
Hola Ángel, muy buena descripción de una «pájara». Hizo lo «correcto» y perseveró.
Suerte al opositor y a ti también. Una abrazo
Una «pájara» en toda regla detrás de otra, pero no se rindió. Podemos más de lo que pensamos. Este padre no podía aprobar una oposición preparándose para ello en lugar de su hijo, pero sí transmitirle el mensaje, de manera indirecta, de que era capaz de conseguirlo.
Muchas gracias, Fernando.
Un abrazo
El pundonor y la perseverancia son gerenadores de éxitos, ya sea pedaleando o estudiando, lo sabemos bien, aunque a veces estemos tentados de hacer lo incorrecto. Y de constancia tú eres un ejemplo por aquí, siempre comentando con acierto. Muchas suerte, Ángel. Un abrazo.
Está claro que la constancia es uno de los ingredientes de muchos logros. ENTC es una historia de éxito colectivo, cada uno ponemos nuestro granito, pero es atribuible a su creador y artífice, Jams, que sabe sacar lo mejor de nosotros.
Muchas gracias, Juan Manuel.
Un abrazo
He sufrido con ese ciclista… Muchísimo!! Y vaya ejemplo para el hijo!! Bravo!! Enhorabuena, Ángel y mucha suerte!!
El deporte muchas veces es pura épica, el ciclismo en especial. Los valores deportivos son positivos y extrapolables a otras muchas cosas.
Gracias, Susana.
Un abrazo
Hacer lo correcto a veces es una cuestión genética. Bravo por el ejemplo de ese ciclista y mucha suerte al opositor.
Suerte!!
Un saludo
La genética es uno de los factores que suma y nos hace como somos. El ejemplo paterno y materno es igual o más poderoso.
Muchas gracias, Sonsoles.
Un saludo
No cabe duda de que ese padre es de la vieja escuela de los que creen que hay que morir con las botas puestas y ponerse en pie las veces que haga falta. Un ejemplo así no pasa desapercibido.
Buen relato, Ángel, como todos los tuyos.
Un abrazo.
Seguro que este padre es así con todo, no solo sobre una bicicleta: pleno, constante y vital, de los que no dejan las cosas a medias,
Mil gracias, Manoli.
Un abrazo
Como ciclista aficionado no puedo estar más que de acuerdo en ese símil de no dejar nunca de pedalear en la vida y en todo. Me ha gustado mucho, Ángel. Abrazo.
Está claro que no hay que rendirse, aunque muchas veces la tentación de poner pie en tierra se haga poderosa. Yo también he sido aficionado a la bici, en los últimos tiempos, menos.
Muchas gracias, Sergio.
Un abrazo
Bravo por esa actitud, por ese ejemplo de perseverancia que ha dado su fruto. Los pasos deben ser siempre hacia adelante, siempre positivo. Gracias por recordarlo. Un abrazo, Ángel 🤗y mucha suerte.
Está claro que no hay mejor aprendizaje que el que se produce sobre el terreno, ni nada más elocuente y creíble ante los demás que el propio ejemplo.
Muchas gracias, María José, también por tu inspiradora y original ilustración.
Un abrazo
Uffff, querido Ángel…Qué tesón y qué voluntad inquebrantables nos describes en esta historia. Tu héroe puso en riesgo su salud para lograr su sueño y, al conseguirlo, anima a su hijo a imitarlo. Sólo el ejemplo enseña más que las palabras. Un abrazo y suerte, guapo.
La vida nos somete a pruebas constantes, como la preparación de una dura oposición, de resultado incierto. No caer en la tentación de tirar la toalla ante los retos es una gran enseñanza, mientras que el ejemplo, como bien dices, es el mejor mètodo didàctico.
Muchas gracias, Puri
Un abrazo
Creo que voy a disentir del parecer de la mayoría (el correcto, claro). Según mi criterio de perezosa crónica, la incorrección está en esa salvajada de esfuerzo, arriesgando la salud o incluso la vida. Vale que le sirvió al hijo como modelo de perseverancia y fortaleza. Pero… ¿y si hubiera tenido un mal desenlace?
El tuyo es un punto de vista diferente, práctico y respetable. Cuando al alpinista George Mallory le preguntaron por qué quería subir el Everest, contestó que «porque estaba ahí». Es cierto que luego murió en el intento y que todo tiene un riesgo, pero el caso de este ciclista es diferente. Se da a entender que ha tenido tentativas previas, en las que se ha mareado, algo desagradable, pero no grave. Si Nadal hubiese renunciado a la primera dificultad no habría llegado a ser uno de los grandes deportistas de la historia. Edison necesitó 1.000 intentos para fabricar la bombilla. Cumplir un reto, aunque visto desde fuera pueda parecer innecesario, abre el camino para otros logros. El hijo del protagonista, tras fracasar en su oposición, necesita toda la munición moral para creer que a lo que parece imposible se le puede perder el respeto.
Gracias por leer, por comentar y por tu aportación, Edita.
Un abrazo
Qué dura es la vida y la carrera de un opositor de fondo. Pero, como decían en una serie (que no tiene nada que ver pero me gusta la frase) ‘lo que hay que hacer, hay que hacer.’
Y si toca hincar codos y seguir subiendo la cuesta, tema a tema, pues no queda otra.
Mucha suerte Ángel ♣
Efectivamente. Y para no hacer lo que hay que hacer siempre hay excusas. Cuando no se quiere, o cuesta (y la vida está llena de todo tipo de cuestas arriba), todo son pegas.
Muchas gracias, Esperanza
Un abrazo
Tan admirable me parece esa actitud del padre, de no rendirse nunca, como la decisión del hijo de tomar su ejemplo como referencia. A menudo nos desesperamos al ver que los hijos no hacen mucho caso de nuestros consejos, y tal vez menospreciemos así la influencia que nuestra conducta puede tener sobre ellos. Claro que no todos los padres ni tampoco sus hijos son como los de tu relato, dos nuevas y gratificantes muestras de encomiables seres humanos marca de la casa. Enhorabuena una vez más, Ángel, y mucha suerte con tu ejemplar propuesta. Un abrazo.
Está claro que no hay nada mejor que predicar con el ejemplo. Y es muy cierto lo que dices. Los jóvenes (también nosotros cuando lo fuimos), necesitan que se les digan las cosas poco a poco, porque todo va calando aunque parezca que no, como la lluvia fina. Por razonables y útiles que sean unos argumentos, no se pueden imponer. Es cada uno, con su convencimiento, quien los hace propios.
Agradezco mucho tu lectura y tus palabras, Enrique.
Un abrazo
«Querer es poder», ese es el lema en el caso de tu protagonista. Que se lo transmita a su hijo con el ejemplo, la mejor de las enseñanzas. Ayudarle a levantarse si fracasa, una y otra vez, las veces que haga falta, lo más correcto. Ese padre es el mejor de los entrenadores porque sabe que su hijo puede hacerlo.
Pero, es verdad, que no todos los padres son como el que nos ocupa, ni todos los hijos responden así de bien.
Encantada de leerte, Ángel
Un abrazo
Cada persona tiene su personalidad, pero también cada uno elige ser como quiere ser. Cada decisión y pequeño gesto tiene su importancia.
Muchas gracias por leer, Pilar. Mw alegra que te gusre.
Un abrazo
Si el mundo se hunde, que no sea por mí. Buenas lección.
Un abrazo, amigo Ángel.
JM
Hacer lo correcto puede que tenga algún efecto positivo en otros, en quien lo hace seguro que si, en forma de satisfacción.
Gracias por leer y comentar, amigo JM.
Un abrazo
Hola, Ángel. Qué buena forma de enseñarle a un hijo la perseverancia, a través de un lema paterno surgido sobre una cuesta dificilísima, en medio de (lo que yo creo que es) una carrera de bicicletas. Resumiendo, el padre le enseñó al hijo a perseverar por muy difícil y remontado que sea el camino, y el hijo aplica eso a sus estudios, porque no se da por vencido: esta vez sí que aprobará sus estudios, y me atrevo a decir que con honores…
Ni un paso atrás, en todos los órdenes de la vida… ¡Y de la escritura 😉 !!!
Como siempre, un placer leerte.
Cariños,
Mariángeles
La vida está llena de cuestas arriba, en bicicleta y sin ella, la tentación de tirar la toalla ante un esfuerzo incierto siempre aparece. La diferencia entre unas personas u otras es, como bien has dicho, esa constancia, el no rendirse.
Agradezco mucho tu lectura y tu comentario, Mariángeles.
Un abrazo
Yo también he pensado en un primer momento que ese sobreesfuerzo del padre iba a tener malas consecuencias, en cuyo caso lo habríamos visto casi como un ejemplo de lo incorrecto por lo excesivo. Luego he leído con alivio que no ha sido así, al contrario, el hijo ha entendido la lección de que sin esfuerzo y perseverancia no se consiguen las metas. Supongo que hasta para dar ejemplo hay que saber hasta donde se puede llegar. Muy ejemplarizante tu micro, Ángel. Suerte y un abrazo.
Como suele decirse, bien está lo que termina bien. Desde luego que hay ocasiones en las que es mejor poner pie en tierra, pero también es verdad que la perseverancia es un arma incuestionable.
Muchas gracias, Juana.
Un abrazo
Desde luego si con semejante acicate, el opositor no consigue llevar su empeño a buen puerto, quizás sea oportuno descalificarlo definitivamente. Con lo que sabrá su padre de bicicletas es mejor que se decida por la formación profesional. Un relato ejemplarizante, Ángel. Un abrazo y suerte.
Por notivación y ejemplo no será, efectivamente. Las actividades y afanes pueden ser distintos, pero el espíritu de superación y el no decaer es aplicable a cuamquir faceta que requiera esfuerzo y sacrificio, tanto más si se ha de ser cerca del límite.
Muchas gracias, Javier
Un abrazo
La proeza del padre está narrada con fuerza, progresión y sufrimiento. Y es la victoria que seguramente prefiera hasta sus días finales. Un abrazo.