Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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3. Nole, Sile… Jesús Alfonso Redondo Lavín

Cuatro sobres de la colección de Mundo Salvaje por una peseta. En cada sobre dos cromos. Mi paga de los domingos de cuatro pesetas terminaba en las manos de la señora Felisa la “caramelera” del quiosco.

Qué chasco, qué injusticia, en los dieciséis sobres azules de la editorial FHER me salieron el tigre de bengala y el pez martillo repetidos dieciséis veces. El mono narigudo de Borneo y el dragón de las islas Cómodo eran los difíciles, nunca salían. Siempre había algún mentiroso que decía tenerlos o saber quién los tenía.

La familia Cagigas, la del alto de Encarnación de Orejo, cuando dejaron las vacas y se instalaron en Bilbao, para acompañar al sueldo hacían, hoy se diría “en sumergida”, horas extraordinarias dentro de casa metiendo cromos en los sobres azules de la FHER. Es más, cuando íbamos de visita a su casa, nos entregaban sobres y cromos para entretener la conversación sobre las cosas y gentes del pueblo mientras hacíamos el trabajo de ensobrar y ellos engomaban con engrudo las solapillas. Yo ponía cromos diferentes en cada sobre; pero a ellos… ¿qué les importaba?

Después del cine matinal, en corrillos, barajábamos los cromos cantando aquello de nole, sile, nole.

12 Responses

  1. ELISA GÓMEZ PEDRAJA

    YO ME EDUQUÉ INTERNA, DE CROMOS NADA. PERO MIS HERMANOS SI COLECCIONARON.YO
    SOY DE MÁS ATRÁS, DE LA ÉPOCA DE LOS RECORTABLES. ¡CÓMO PASA EL TIEMPO!
    GRACIAS, JESÚS, ¡QUE BONITO! UN ABRAZO, ELISA

  2. Jesús Alfonso Redondo Lavín

    Gracias, Elisa. Yo hice muchas colecciones, me viene de padre. Aún hoy me da por coleccionar ancestros como a todos los de ASCAGEN.

  3. Ángel Saiz Mora

    En casi todas las colecciones había algún cromo que se resistía a aparecer el muy maldito, mientras que otros eran capaces de multiplicarse de forma ilimitada. Tengo un hermano mayor que completó un álbum que aún creo que conserva: «Vida y color», igual te suena, similar, me parece, al que nombres en tu relato.
    Ilusiones, alguna decepción y grandes momentos los de los cromos, que cuentas muy bien, para rematar con algo que no podía faltar: «Nole, sile, nole.
    Un abrazo y suerte, Jesús

  4. Jesús Alfonso Redondo Lavín

    Gracias, Ángel te vamos a nombrar además de etneciano del año, notario mayor del reino ENTC.
    Un abrazo.

    1. Angel José Vicente.

      Yo coleccione el Vida y Color, como media España a final de los 60 o principios de los 70.Y nadie caía en que había cromos q casi nunca salían.
      Sin duda mejor q las series lelas de ahora,Juego de Tronas y demás.

      Gracias por traer esos recuerdos.

      1. Jesús Alfonso Redondo Lavín

        Gracias por comentar. En los sucesivos traslados de casas he perdido casi todas las colecciones que yo hacía. De verdad que las echo de menos. Su función didáctica en muchos casos era muy eficaz.

  5. Milagros Sánchez

    ¡Qué entrañables recuerdos me han venido a la mente gracias a tu curiosa e interesante historia, Jesús Alfonso!
    Porque yo también pertenecí a ese «gremio» de niños coleccionistas de cromos y naturalmente tuve en mis manos esos sobrecitos azules de FHER, pues tuve álbumes de Mary Poppins, Bambi, El Cid, Las aventuras del Oso Yogui y los Picapiedra, entre otras colecciones, pues siempre me gastaba la «paga» de los domingos en cromos, tebeos y chucherías.
    También recuerdo estas conocidas expresiones del «nole, sile y repe».
    Gracias por ayudarme a evocar ese feliz pasado en mi ciudad leonesa, donde crecí y que después de acabar mi carrera terminé también cambiando de residencia definitivamente.
    Un cordial saludo y suerte en el concurso.

  6. Jesús Alfonso Redondo Lavín

    Anda, hasta León llegaba la FHER. Gracias por comentar. Las colecciones que más me pesa haber perdido son las de los cromos de nestlé. Las hacía con tanta afición como mi padre; en la delegación de Bilbao de la Nestlé de la calle Henao te cambiaban, de forma legal y oficial, cinco repes por uno nuevo que y además a mi abuelo Victoriano que era uno de los ganaderos a quien más leche recogían los de la Nestlé de la Penilla, le regalaban cromos. Pero esa es otra historia para otro día.

  7. Un tal miguel

    Tengo un recuerdo muy vago de cómo jugábamos de pequeños y de cómo empleábamos todo ese tiempo inmenso de nuestro inmenso espacio abierto en la calle que era la vida. En la distancia puede que me vea mi mismo cambiando cromos, jugando con los iturris, rompiendo peonzas y compitiendo a cualquier juego con tal de que fuese bruto, inconsciente y arriesgado. Eso sí, siempre buscando con pasión la oportunidad de sentir el placer de salir ganadores.
    Pero los cromos vinieron luego, cuando ya disponíamos de alguna peseta suelta los domingos y empezamos a descubrir ese mundo de animales, armas, películas, países exóticos, futbolistas, banderas y peliculeros. Fue el bautismo de la intriga por la cultura y el saber más, aprender … Y como consecuencia de ello, de introducirnos en los deseos, las aventuras y el consumismo. Entramos inocentes y así, así vamos tirando.

    1. Jesús Alfonso Redondo Lavín

      Puen sí, aquello de coleccionar parece que nos enseñó mucho. Ahora, teniendo todo en nuestro móvil ya no coleccionamos nada y si lo haces, los hijos te llaman Diógenes. Pues se va j… fastidiar. Cuando yo falte será su problema escoger que tirar (y dónde) y qué no tirar de nuestra casa. Y hay mucho, yo diría toneladas.
      Un abrazo, Miguel.

      1. Un tal miguel

        Haz como nosotros; regala cosas a quienes sepas que lo van a disfrutar. Aunque creo que lo mejor que les puedes dejar a los que «arreen» va a ser tus historias escritas. Suerte.

        1. Jesús Alfonso Redondo Lavín

          La verdad es que me contento con que mis cosas queden accesibles. Si las tiran allá ellos. La ventaja de la red es que en ella quedan atrapadas, las cosas o los escritos, y no se pueden quitar.

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