NOV100. EL DEMIURGO DE PALABRAS, de Raúl Gómez Lozano
Cuando leía una novela sentía asco. Era la misma sensación que le suponía a Dios al ver a los humanos intentado crear vida. Como Él, también era Padre: engendraba palabras. Algo ególatra, llenaba las paredes de su hogar con sus mejores obras. Allí estaban “tesosí”, suavidad que se aprecia al palpar la seda; o “lisidro”, angustia parecida a la desazón. Pero por encima de todas ellas, ocupando la totalidad del salón, se erguía “ir trioda”, su magnum opus. Significaba El Creador.
El fin empezó con las primeras facturas impagadas. Su obra no le alimentaba, así que se dedicó a escribir algunos artículos a cambio de dinero. Cuando vio lo fácil que era enriquecerse, pasó al relato, y luego a la novela. Se acomodó en el lujo mientras sus hijas iban desapareciendo, engullidas por el olvido. Solo “ir trioda” se mantenía, orgullosa, temblando de ira con cada nueva libro.
Su muerte fue tan extraña como lo había sido su vida. A aquel afamado escritor lo encontraron en su casa, empalado por una barra negra, similar a una enorme “I”. En la pared, su gran obra había desaparecido. En su lugar, con las letras alteradas, se podía leer la palabra TRAIDOR.
Interesante.
Gracias, Ricardo 🙂
Cachis, se me ha colado una errata…
Pues sí, patán! Haberlo revisado antes de enviarlo!
Muy bueno ese baile de palabras final.
Muchas gracias, María 🙂 Celebro que te guste
Me encantó.
Vaya… me sonrojas, Carmen 😉
Raúl, muy bueno, me ha gustado mucho. Un abrazo
Muchísimas gracias salvador
Raúl, no maltrates tanto a tu personaje, no fue un traidor cualquiera, fue un afamado escritor! 🙂
Me ha gustado! Un saludo!
Naaaaa, que sufra!!! jajajaja