Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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NOV99. SIGNIFICADOS, de Isidro Catela

Mi padre empezó a hablar justo el día en que cumplió un año. Una sola palabra por día: procastinación, connubio, bonhomía, ablución, climaterio… “Este niño es muy raro”, decía su madre. “Más bien es inventor, inventa palabras”, decía su padre, que era hombre de pocos libros.
Toda su vida fue un incomprendido. “Papá te queremos mucho”, le decíamos al unísono sus hijos. “Facundia”, nos respondía. “Cariño, te has dejado la ropa sucia en el suelo”, le amonestaba mi madre. “Jerigonza”, le contestaba sonriendo.
Era un genio. Mi abuelo tenía razón: inventaba. Mucha gente no lo supo ver, pero inventaba. “Jácaro”, “marrajo”, “oblongo”. Siempre había una palabra para la ocasión precisa. Una sola por día, hasta el mismo momento de su muerte.
En aquella ocasión, le rodeamos en la cama. Yo le cogí las manos con fuerza, mamá le acarició el pelo con suavidad, mi hermana rezaba, mi hermano llamaba por teléfono. Papá abrió la boca y emitió unos ruidos muy profundos. “Ubérrimo, ubérrimo”, repetía. Sabíamos que se moría y, antes de que eso sucediera, tal y como él nos había acostumbrado, abrimos el diccionario y leímos en voz alta el significado de lo que estaba pronunciando.

4 Responses

  1. Pues me parece una forma estupenda de aprender y enseñar. Antes de que se inventara el trivial, la play station y la wii, mi amigo Igor nos enseñó un juego muy divertido para pasar las tardes de sábado. Uno de nosotros, con el diccionario en la mano, buscaba una palabra y la decía en voz alta. Los demás tenían que dar una definición lo más acertada posible, por escrito. Ganaba el que más se acercaba a la definición real. Si alguno conocía la palabra, por supuesto, tenía que avisar y se descartaba esa, aunque ¡ya nos la habíamos aprendido!. Era muy divertido, pq siempre había alguien que empezaba la definición con un «Dícese de…», ese, inmediatamente, ya sabíamos que no tenía ni idea. En mis tiempos ya los diccionarios no daban así las definiciones.
    La verdad es que nos lo pasabamos genial, nos partíamos de risa y aprendiamos de lo lindo. Eramos muy sesudos, los de mi cuadrilla, ahora que lo pienso!!

    Tu relato me ha gustado, te lo digo por si aún no te habías dado cuenta.

    Un abrazo.

  2. Venía a comentarte prácticamente lo mismo que te ha comentado Aurora.
    Tu relato me ha recordado ese juego que, aún hoy, jugamos en familia cuando nos reunimos. Es una forma de aprender muy divertida y todo el mundo tiene cabida, da igual la edad que tenga.
    Me ha gustado mucho tu relato.
    Un saludo.

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