NOV53. LEY DE VIDA, de Fernando Andrés Puga
Cuando lo vio subir al bote dispuesto a todo, Calíope cayó de rodillas, juntó las manos y con los ojos rojos de llanto, imploró:
—¡Ay, barquero! ¡Díselo! A mí no me escucha. Dile que no baje al inframundo. Dile que la olvide. Convéncelo. Aunque jamás podrá rescatarla del abrazo del fuego, está tan enceguecido que persiste en la idea por más que nadie dé apoyo a su locura. ¿Es que no teme a las llamas que como arrebatados tentáculos obstruyen el camino? ¿No le basta con el amoroso cobijo que le brinda mi regazo y el aroma tibio de las sábanas del lecho donde lo acuno cada noche? ¿Qué busca? ¿Arder en otros brazos? ¡Ay! No lo cruces, te lo ruego. Que no baje hasta el reino de Hades. ¿No ves que acabarán mis esperanzas? Si vuelve, será con Eurídice; será porque pactó con el señor del fuego. Si no, es que acabó quemándose hasta no ser más que cenizas. Dime: ¿Es que ni matándola he podido alejar a esa ramera de mi niño?
Inmune a toda súplica, Caronte cruzará plácidamente el Estigia llevando a Orfeo a la otra orilla. Carece de poder para cambiar destinos.
Emociona esa desesperación de madre aunque sea tan posesiva. Me gusta mucho la frase final, es el colofón de la tragedia griega.
Agradezco tu comentario, Paloma. Muy acertada tu apreciación de la frase final. Es lo que pretendí transmitir.
Un buen micro, Fernando Andrés. La mitología nunca muere. Me ha encantado leer ese sentir de madre antes que diosa; esa relación de lo divino y lo humano; ese devenir del destino inalterable.
Un abrazo.
Amparo Martínez Alonso
Gracias, Petra. Sin duda la mitología es una gran fuente de inspiración. Todos los temas están ahí, todos los sentires.
Qué bien conseguido el ritmo, con todas esas preguntas retóricas y esos ayes parece realmente un texto clásico. Enhorabuena.
gracias, ana. Ese era el efecto buscado.
¡Mitología en su mejor versión!
Saludos
Gracias, Paloma. Aunque no creo que haya mejor versión que la original ¿no? En todo caso una buena puesta al día.
Fernando, estamos predestinados?, espero que no, porque sino perdería las ganas de seguir buscando.
Interesante.
Un abrazo
Predestinados o no, vamos ignorantes por la vida. Si alguien se atreve a predecir el futuro, te macanea. La predicción por sí sola altera el porvenir. Eso creo. Siga buscando epífisis.