OCT62. EL CAZADOR, de Dylan Martínez
Entre la espesura del bosque, soportando la tensa espera, miró al cielo, allí estaban; las lágrimas resbalaron por su cara, intentó recordar cuándo había sido la última vez que se había sentido así y no lo recordó, quizá porque fue en la adolescencia, en la infancia, cuando la vida no podía volverse amenazante ni cruel, cuando no se pensaba en la enfermedad, en el abandono, en el dolor, en las dudas, en la soledad, en el miedo.
Allí estaba él, mirando las tres estrellas, deslumbrado por su brillantez, recordando las historias que su abuelo en noches como esta le contaba sobre el Cazador mientras que agazapados, acechaban en la oscuridad cualquier atisbo de movimiento.
A veces todos somos el cazador, bonita introspección, suerte. Nuria.
Salvo por lo de agazapados, yo en este relato encuentro tanto al cazado como al cazador. Si quitas esa palabra, Dylan, sería un relato realmente intrigante.
Un abrazo.