66. Orden y método
Llegaba tarde. Sus dedos sudorosos dejaron resbalar la leontina por cuarta vez. Se había demorado más de lo debido en el banco del que siempre salía sin dejar asuntos pendientes, las carpetas bien alineadas y la pantalla del monitor sin una mota de polvo. El director había accedido al fin a concederle el permiso que, obviamente, sería detraído de sus menguadas vacaciones, pero sus temores no se cumplieron y compareció puntual a su cita en la sala de subastas.
Estaba más delgado. Su dieta ya había dejado atrás la frugalidad para rozar la desnutrición. No era tampoco el momento de cambiar los cristales de sus viejas gafas y, en lo referente a su vida social, el ahorro también había llegado al límite. Esta vez estaba seguro de lograr su objetivo que pondría fin a tantos años de privaciones y aislamiento.
A la salida sucedió lo de costumbre. Volvió a quedarse a unos pocos cientos por debajo de la puja ganadora. La cantidad de salida había superado sus expectativas y resultaba incomprensible para un formato tan reducido. Todo era cuestión de resistir hasta la siguiente ocasión para alcanzar su sueño y ser dueño de un Pollock.
Si es cierto eso de que el fin justifica los medios, tu protagonista cumple la máxima a rajatabla. Siguiendo con los refranes, quien algo quiere algo le cuesta. Cualquiera podría pensar que, en su caso, el precio es excesivo, pero nada se le puede reprochar y todo es respetable, incluso encomiable, no todo el mundo tiene las cosas tan claras y lucha por ellas.
Un relato muy original, en el que obtener una obra de arte abstracto y caótico precisa de forma previa, del orden y el método de ahorro espartano al que aludes en el título, en una historia totalmente acorde con el tema propuesto.
Un abrazo y suerte, Jero
Muchas gracias Ángel. Del caos de una vida rigurosamente ordenada a la busca de la belleza caótica de un cuadro.
Un gran abrazo después de mucho tiempo
Desde luego, tu protagonista tiene clara su meta, y renuncia a las comodidades que el dinero proporciona para alcanzarla. Es admirable, a la mayoría nos cuesta renunciar a cierto confort vital, o directamente nos endeudamos, cosa que él sabe que no le conviene, pues trabaja en un banco.
Espero que a la próxima subasta pueda conseguirlo, se lo merece.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias Rosalía. En ese caos que convertimos nuestras vidas siempre es posible buscar la belleza aunque sea caótica también Un gran abrazo
Una escena muy visual y un personaje que se ha dejado llevar por el caos, aunque de forma metódica, para conseguir un sueño que aúna ambas cosas.
No le queda otra que seguir intentando, pues es probable que solo en ese proceso, en ese camino hacia su meta, encuentre la paz.
Enhorabuena y un placer leerte
muchas gracias Alberto! Te agradezco mucho tu comentario y que el micro te haya gustado. Un gr abrazo