34. Organización
En poco tiempo el número y la variedad de monstruos había ido creciendo de tal manera que se decidió agruparlos a todos y, para su mejor conocimiento y control, enviarlos a lugares preparados para ese fin y clasificarlos por afinidad o según sus características. Así, poco a poco, se recuperaría la armonía necesaria.
Como primera medida se dividieron en dos grandes grupos según su tamaño y a partir de ahí, siguieron las divisiones, según su color, lugar de origen, disponibilidad de armas, movilidad y fiereza, y a cada grupo se le asigno un espacio, como un compartimento estanco, y una marca, que transformó el caos inicial en un perfecto orden.
Para terminar el trabajo, los identificaron por su nombre, y con ello consiguieron que todos los monstruos estuvieran bien localizados y disponibles en cualquier momento. Solo faltaban dos semanas para los Reyes Magos y había que abastecer a infinidad de niños.
Por experiencia, sé que a los niños les encantan esas figuras de plástico que representan a esos monstruos que ven en la televisión, mi nieto los colecciona. Siempre le pide uno a los Reyes Magos. Me gusta, original propuesta para el tema de este mes.
Saludos.
Gracias, Beto. Independientemente de la actitud ante el miedo, éste siempre genera una cierta atracción, quizás relacionada con el poder, y de eso no se libran los niños.
Hola, Eze.
Lo cierto es que no entiendo por qué, habiendo juguetes tan espectaculares, a los niños les encanten los monstruos.
Quizá sea por esa atracción ancestral de la que hablas.
En fin, mucha suerte.
Un abrazo.
Gracias Towanda.
Es una realidad curiosa, la misma por la que de adultos vamos al cine y miramos con los ojos ligeramente abiertos (o incluso cerrados) las escenas de terror.
A medida que iba avanzando me iba imaginando un nuevo Arca de Noé, y me ha sorprendido gratamente hacia dónde nos has llevado y con que simpáticas figuras nos dejas releyendo el texto. Mucha suerte 🙂
Los niños no dejan de mirar el mundo de los adultos (comprendiéndolo o no) de la misma forma que nosotros no dejamos de mirar el mundo de los niños (aunque tampoco lo entendamos o se nos haya olvidado)
Gracias por tu comentario
Inventariar los monstruos ya es un ejercicio de imaginación reseñable.
Supongo que enfrentarnos a nuestros miedos, dominar a los monstruos, nos ayuda a crecer. Además, va a resultar que esos monstruos que temíamos de niños son los menos peligrosos.
Muy buen texto Ezequiel.
Conocer al enemigo es empezar a dominarlo.
Gracias por tu comentario
Gracias.
Pienso que un final inesperado siempre es un buen arma para los microrrelatos
Me gusta. Original y sorpresivo.
Felicidades
Gracias por tu comentario.
Un final sorpresivo aparece cuando da la vuelta a lo esperado. Me gusta más pensar en la ilusión que en el miedo.