20. Orígenes
De noche tengo pesadillas. Mientras desayunan, escucho decir a los más pequeños que la casa cruje de noche, que les da miedo que se les caiga encima. Los mayores le quitan importancia: Solo es la madera de las escaleras.
Pero es cierto. Grito en sueños. En los suyos y en los míos, recordando mis orígenes: De cuándo me talaron, desgarraron mis raíces, se deshicieron de mis ramas, mis hojas y mis nudos. Incluso noté cómo mis anillos se detenían y se encogían.
Todos esos recuerdos duelen, aunque haya pasado el tiempo.
Y es que llevo conviviendo con esta familia más días y noches de los que viví con los míos.
A veces unos primeros pasos tambaleantes, una pisada en zapatillas, o mimos en forma de cosquillas de cera para que siga brillando, me relajan, y casi me hacen olvidar de dónde procedo.
Pero cuando suben y bajan a la carrera, dando pisotones y gritos, la herida se reabre y me desgarro de nuevo.
Es, en esas noches, cuando mi alma de madera deja salir todo ese sufrimiento; contenido en mis quince, perfectamente rematados y alineados, escalones. Dentro de un chalet unifamiliar de dos plantas y parcela privada con piscina.
Buahhh, Esperanza, qué pasada. Si los árboles tuvieran alma, escribirían este micro. O igual la tienen, qué sé yo…
Un abrazo y suerte.
¡Cómo me ha gustado tu micro, Esperanza! ¡Qué bien contado y qué bien elegido el protagonista/narrador!
Aparte de la carga carga medioambiental que conlleva, me ha parecido entrañable.
Un abrazo
Se podría decir que toda materia tiene algo de vida, y en este caso, al menos, sí que la ha tenido como entidad propia. Nadie puede, ni debe, olvidar sus orígenes, y los que tenemos capacidad para pensar, no deberíamos olvidar esos principios, tanto propios cono ajenos.
Un abrazo y suerte con esta escalera con sentimientos, Esperanza