85. OTROS TIEMPOS
Lucrecia era una niña inteligente que, desde muy pequeña, sintió la llamada de Dios. Muy joven, ingresó en un noviciado. Allí fue plenamente feliz, dedicada a la oración y comenzó a escribir textos, fruto de sueños y visiones, que ella recopilaba bajo el nombre “Mis Conversaciones con Cristo”. Cuando se los enseñó a la madre superiora, ésta la envió a su celda recriminándole su falta de humildad.
Incómoda con las normas de la comunidad, Lucrecia se salió del convento y se fue a la finca de su familia, a la que dotó de una pequeña capilla. Así nació la casa fundacional de Las Hijas de la Palabra, que solo ella habitó.
Escribió al Papa y al Rey, predicó y arengó al pueblo, editó sus Conversaciones con Cristo y, tanto alboroto causó, que la ingresaron en un psiquiátrico. Allí escribió la epístola ¡Qué duros estos destierros! en el que pedía la intercesión del Santo Padre. Con el beneplácito del Papa fue liberada, tras haber recibido electroshock y los sedantes necesarios.
Vivió discretamente, escribiendo y rezando sin parar. Dicen que hasta su fallecimiento, mantuvo siempre los ojos abiertos, con fija la mirada al cielo, recitando inspirados e incomprensibles poemas.
Interesante biografía que como su título indica nos hace mirar a otros tiempos, y por lo tanto, a otras maneras de ver y vivir el mundo. Mucha suerte 🙂
Grcias.
Es una pena que al copiar-pegar desde mi archivo, se han perdido las palabras en cursiva y el texto lo ha sufrido.
Ezequiel, narras los sentimientos del personaje con la vision de ese tiempo y la experiencia que proporcionan sus lugares. Suerte y saludos