Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

BLANCO Y NEGRO

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en BLANCO Y NEGRO

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán relatos que desarrollen el concepto BLANCO Y NEGRO. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE DICIEMBRE

Relatos

OCT44. EL DIBUJO, de Yolanda Nava

Era extraña.   Mientras todos comentábamos el último éxito musical o la peli de moda, ella permanecía apartada garabateando en su bloc. Al principio nos intrigaba su contenido, especulábamos sobre qué habría en él; pronto perdimos interés, cualquier cosa absurda, seguramente un diario en el que plasmar su soledad: cosas de “rara”; así era como llamábamos a la nueva en el instituto.
El viento que precede a la tormenta arreció y el bloc de La Rara voló hacia mí. Con un movimiento rápido lo rescaté. Un dibujo de gran calidad quedó expuesto ante mis ojos: un cielo oscuro en el que brillaban tres estrellas, la más grande y luminosa llevaba mi nombre, las otras dos el de mis amigas. Al pie, en una diminuta isla, una chica encogida sobre sí misma rodeaba con sus brazos sus rodillas, la admiración vestía su rostro. Miraba las tres estrellas.

 http://www.google.es/search?q=microsyotrashistorias&rls=com.microsoft:en-us:IE-SearchBox&ie=UTF-8&oe=UTF-8&sourceid=ie7&rlz=1I7GGLL_es

OCT43. ENTRE GRITOS Y RESOPLIDOS… TRES ESTRELLAS, de Rosa Mª iglesias Yañez

Antonia chilla desesperada, sus gritos y resoplidos, atraviesan las impolutas paredes blancas del recinto.
Entre sudores y bufidos, Pedro agarra fuertemente a su esposa. Ella le oprime la mano y él aguanta como puede, rezando a todos los santos que no le rompa ningún hueso.
Es la primera vez que pasa por algo así y lo que experimenta es algo indescriptible.
Llevan horas con ella y Pedro a su lado, blanco como la leche, quiere que todo acabe ya.
Cuando el silencio se hace oír y todo se calma, Pedro corre a ver a sus tres estrellas, mira a su esposa, cansada por el esfuerzo, se sonríen y besa a sus tres luces que desde ese momento sabe que iluminarán su vida.
Se acerca a su esposa, que tiene las mejillas sonrosadas, los ojos brillantes y el corazón latiendo a mil por hora. Pedro, le acaricia el pelo mientras lo hace le susurra al oído un TE QUIERO.

 http://clavametusojos2.blogspot.com.es/

OCT42. CESÁREA, de Fran Rubio

–Y ahora, ¿cuál de las tres seguimos? –preguntó Gaspar, que era el más espabilado.
–Bueno, como somos tres, lo más práctico será que cada uno siga una, de ese modo uno de nosotros llegará al portal adecuado –explicó Melchor, que tenía estudios.
Baltasar, que las mataba callando, no dijo nada. Acostumbrado a ser siempre el último, esta vez partió el primero, siguiendo la que más brillaba, que a la postre le condujo hasta aquel pesebre que después se haría tan famoso.
–¿Cómo ha ido todo, José? –le preguntó al padre cuando lo tuvo frente a él.
–Trillizos –respondió desencajado el carpintero–. No nos lo esperábamos… Creo que voy a demandarlo, esto no figuraba en el contrato.
–Vaya, pues solamente traigo un regalo, ¿cómo está la madre?
–Descansando; ya sabes… cesárea.

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RELATO FUERA DE CONCURSO 
YA QUE SU AUTOR ES JURADO ESTE MES

OCT41. SIN ENTRAÑAS, de Francisco Javier Sánchez Mira

Sin entrañas, ese era el nombre impuesto, el que le impusieron el día en qué nació, ¿Y por qué? Un motivo sin importancia… su madre, la que le dio a luz, murió al nacer él.
¿Qué culpa tenía o tuvo él?…  ¡Toda! Papá se lo dijo; «Hijo, estaba escrito en las estrellas». Tres, tan solo tres estrellas, (su papá era astrónomo) y él fue el que lo vio todo escrito en ellas. Tenía que ser así; un catorce de abril, a las nueve de la noche, sería engendrado, un ser sin sentimiento, alma, ni entraña, que, nacería la noche de reyes, justo al aparecer en el cielo las tres estrellas, y se convertiría en un ente de horror, espanto y muerte…
Nunca quiso hacerlo, ― nunca quiso hacerlo― pero no tuvo otra opción… su papá se lo pedía cada noche… al acostarse, se acercaba al vientre de mamá y se lo pedía… muy suave, «Mientras, ella, dormía» ― come, hijo, come… ―. Y yo… comía.
Hasta que nueves meses más tarde… nací, y, ya no había más que comer… Bueno, sí, solo que dejé que mi papá me bautizara y después… también me lo comí… «Me había quedado con hambre…».

 http://frankspoiler-alma-sin-destino.blogspot.com.es/

OCT40. ¿EN QUÉ PIENSAN LAS ESTRELLAS?, de Vidal Fernández

28 DE AGOSTO DE 2003. Madonna, Britney Spears y Christina Aguilera se concentran en el backstage antes de su actuación juntas.
M: «El toque final de la actuación ha de quedar perfecto. 100.000 $ de la MTV, más los cinco millones de discos que se van a vender de repente, más los conciertos, más…«
C: «A ver si este número con Maddie relanza mi carrera, que desde aquel primer éxito no me he comido un rosco«
S: «¡Qué nervios, Dios mío! Menos mal que me acordé de traerme un canuto. Ya me siento más relajada«
PRESENTADOR: «Y, con todos ustedes, ¡¡las tres superestrellas del pop!!»

OCT38. ESTRELLAS FUGACES, de Marta Trutxuelo García

«No envidies a las estrellas. Ahí, donde las ves, siempre luciendo tan brillantes y orgullosas…  no saben que llevan mucho tiempo apagadas… muertas«, aquellas palabras maternales encienden en la mente del forastero la mecha de un mal presagio, pero se encamina, protegido por un hado metálico jovial y novel palpitando bajo su chaleco, hacia una calle flanqueada por dos sombras.
El episodio es fugaz y violento, como una tormenta. Pero esta vez luz y sonido alternan sus papeles. El eco de la muerte rasga el silencio y da paso a tres haces de luz cegadora que estallan con precisión certera: el hombre que lleva una opaca y raída estrella en el pecho deja caer su mano, antes cargada de plomo;  el fugitivo que intenta apagar la luz que se escapa a borbotones de su corazón se rinde al descanso eterno sobre la tierra rojiza; el forastero, con su inexperta autoridad de metal convertida en inesperada condecoración otorgada por la parca, aún agonizando en su bolsillo, agota su última exhalación para increpar, orgulloso, al firmamento: «Miradme, estrellas, he brillado antes de…, antes de…».

OCT36. NOCHE ESTRELLADA, de Maricarmen Brun Martín

Era una magnífica noche estrellada.
Aparcó el coche cerca del acantilado, sacó un pesado bulto del maletero  y lo arrastró como pudo hasta el borde del mismo. Lo empujó con todas sus fuerzas, pero se resistía a caer, por fin, en un último  esfuerzo en el que casi pierde el equilibrio, logró deshacerse  de lo que tanto le había hecho sufrir a lo largo de toda su vida.
Sintió el golpetazo en el agua, después de chocar varias veces con las rocas prominentes y vio como se hundía en las profundidades de las aguas, formando un turbulento remolino.
Aparentemente no la había visto nadie. En el firmamento, tres estrellas que brillaban  como soles la observaban.
Por primera vez en su vida se sintió libre. Puso el coche en marcha y respiró profundamente, quizás con un poco de nostalgia…
Todos los sueños y esfuerzos de su vida  habían desaparecido para siempre engullidos por  la negrura del océano, pero ya no tendría que ir de puerta en puerta buscando un editor para sus novelas.

OCT35. SOLUCIONES DESDE ORIÓN, de Manuel Del valle

      No sé cómo. En la galaxia de no sé dónde y en los tiempos de no sé cuándo…
      Existieron en ese indeterminado universo .Tres estrellas. Cada una con su propio planeta, cada una con su propia raza:
     Dos de ellas,  creíanse con inteligencia superior a sus vecinas, por lo que siempre estaban en disputa, quedando siempre al margen del conflicto la tercera.
  Tras años de complicada situación, los jefes de estas naciones, pensaron quizá o sin pensar (en sus pueblos) advirtieron,  en la guerra su  solución.
                 Y  frotándose las manos…pulsaron “el rojo botón”.
                 …La guerra se fue complicando y los señores,  empezaron a jugar peligrosamente con la atomicidad.
   Estos  nuevos armamentos (en laboratorios creados),guiados por manos indecisas: hicieron volar los planetas y personas que asombradas nada sabían de lo  que pasaba…
   Extinguidos ya los bandos de conflicto, esa tercera nación (que al margen se encontraba) entrevió huecos en su evolución.
        Y así,  quien menos capacitado se creía pudo contemplar su ascensión,  sin dejar de preguntarse… ¿Qué es del más inteligente animal?
                                                                            .    .     .
            Y desde aquí mi ventana, al contemplar ese orión.
     ¿Parémonos a pensar,  si la guerra será el apaño? ¿o si la solución…  estará en las  estrellas de su cinturón?

OCT34. LUNARES, de Teresa Elena Hernández Villagómez

Al recorrer la nube de mi blusa, ante tus ojos aparecieron tres estrellas. Del cielo de mi pecho las recogiste con la lengua desordenando su constelación, y así, te las llevaste a recorrer ese universo de mi ser.
Fueron entonces prendedor en mi cabello, secreto en mi oído y deseo en mi boca.
Fueron escalofrío de mi nuca, destello en mi hombro, mariposa de mi espalda…
Listón para mi cintura, demencia de mi cadera y roce de mis piernas.
Fueron flores de mis manos, chispas de mis ojos y alfombra para mis pies.
Finalmente, volvieron agotadas a su sitio tras tan extenuante excursión, al filo del escote mis tres lunares, estrellas agitadas de mi latido, casi intactas en mi piel para ir a dormir…excepto porque ahora tienen grabadas las eternas huellas dactilares del hombre al que se las obsequié.

OCT33. VAINILLA, de Paloma Casado Marco

Desde que la nueva profesora llegó al colegio, soñaba con constelaciones. La señorita Rosa tenía una trenza rubia, y tres estrellas tatuadas recorriendo su brazo izquierdo. Cuando se inclinaba para ayudarle en la tarea, la punta de la trenza le hacía cosquillas en la cara, y su nariz se llenaba de un aroma a vainilla capaz de hacerle olvidar el resto del mundo. Por la noche, abría la ventana y contemplaba el cielo antes de dormir. Quería ser astronauta para poder alcanzar esas estrellas.
Una tarde, ensimismado, se alejó hacia la zona más intransitada del río. Allí, en la orilla, escuchó los susurros y las risas de una pareja oculta entre los ramajes. Escondido tras un árbol, pudo contemplar el cuerpo desnudo de una mujer que emergía sobre su compañero. Los rayos del sol iluminaban tres estrellas en su piel.
 De regreso, no quiso comer el bocadillo que le había preparado su madre, y se acostó febril en la cama. Cuando su padre llegó a casa, fue a ver cómo se encontraba. El olor a vainilla que desprendía, le produjo una náusea irreprimible.
Cerró la ventana para no ver cómo se caían del cielo, una tras otra, todas sus estrellas.

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OCT32. CONDENADO, de Begoña Heredia

Con un fuerte golpe de maza. el juez dio por terminado el juicio. Ahora,  el acusado debería esperar  la sentencia. Durante esos días de incertidumbre, él, anduvo por las  nubes y  cuando se daba cuenta de lo que estaba sucediendo  imaginaba  que le declararían culpable y le pondrían una condena con la intención de hacerle     más sensato, y que bajara a la tierra. Y así fue. Le expulsaron de su casa y tuvo que arreglársela solo en su nuevo destino. Una vez allí, lo primero que debía  hacer era encontrar un banco para cambiar las últimas tres  monedas  que le quedaban.
Anduvo varias horas entre las calles de su nuevo hogar y le fue imposible encontrar un banco como el que necesitaba. Comenzó a impacientarse y pensó que en esa desesperación también estaba la penitencia. Y todo por una gamberrada angelical.  ¿Cómo encontraría el un banco de buenas acciones donde cambiar sus tres estrellas? ¿Por qué se le ocurriría cortarle las alas a Gabriel para ver si le crecían de nuevo? El no sabía nada de los hombres. Pobre ángel, vivir en la tierra no iba a serle nada fácil.

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