Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

FOBIAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en FOBIAS

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LAS FOBIAS. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE SEPTIEMBRE

Relatos

472. NOCTURNO, de Ocelote

En un claro del bosque los hacheros, reunidos alrededor del fuego, tomaban mate, y  esperaban que  se asara la carne, para la cena.
Hablaban de fantasmas, de misterios campesinos, de miedos. La oscuridad los cercaba, en la noche sin luna.
El más joven contenía  su necesidad  de defecar. Esos cuentos le daban miedo y temía salir del círculo de luz. Aguantó todo lo que pudo pero no tuvo más remedio que ir. Hubo sonrisas cómplices entre los otros. Uno de ellos fue tras él, riendo por lo bajo
A los pocos minutos, se oyó una carcajada siniestra, una especie de graznido. Inmediatamente, el jovencito vino  corriendo sin aliento, temblando de miedo y con los pantalones bajos aun. El olor era insoportable. Se había hecho encima.
Le contaron la broma. Avergonzado de  su cobardía, se quedó cerca de sus compañeros. Aunque lejos de su olfato. El bromista no vino a cenar y no regresó en toda la noche. Pensaron que quizá se había quedado dormido por allí, estaba un poco ebrio.
La  primera luz  iluminó su cuerpo, salvajemente mutilado, colgado de la rama más alta de un quebracho. Tenía la boca  llena  de  plumas negras.

471. EL BOSQUE DE EMMA, de Hioerba Buena

Otro día y vuelve a llegar tarde al trabajo. Y encima, para variar, no ha dormido nada. Sale a toda prisa de
su casa y como puede busca algún taxi y, como no, están todos ocupados. Al final, Emma, ha decidido ir andando. Ya ha llamado a Olivia, avisando que llegaría tarde. Emma mira al cielo y ve que esta nublado. Acelera el paso porque sabe que si no la lluvia la empapara. Nunca había pasado por aquella calle y se ha quedado embobada con esos enormes edificios. Sin darse cuenta, se mete en un bosque que esta cerca de la  ciudad. Cuando se da cuenta esta demasiado lejos de su hogar. Mira a su alrededor y miles de recuerdos de su infancia le vienen a la mente ¡Cuanto tiempo! Piensa ella mirando el bosque. De repente se da cuenta de que \»su\» bosque esta cambiado. Se fija mejor y se encuentra con botellas vacías, bolsas, basura, etc.
– ¿Quien a podido hacer esto? –
Vuelve a mirar el cielo, pero esta vez no esta nublado. Mira hacia donde esta la ciudad y se encuentra con una enorme nube de contaminación encima de su población. Mira de nuevo a su alrededor y sin pensarlo dos veces, coge una bolsa del suelo y comienza a limpiar ese pequeño bosque de su infancia.

470. LAS NINFAS, de Hierba Buena

Aquella tarde de otoño, aquel día en ese bosque… no lo podre olvidar nunca. Ese día pude ver lo que
nunca imagine. Estaba sentado en una de las piedras del bosque cuando, de repente, comencé a escuchar
una hermosa melodía. No pude evitar levantarme y dirigirme a donde salia aquella canción . Cuando llegue me escondí tras uno de los arbustos y observe atentamente. Puede ver a tres muchachas jóvenes y bellas.
Cantaban y bailaban junto a unos animales salvajes. La música ceso. Me acerque un poco mas y pude
escuchar su conversación.
– Kira ¿Que pasa? ¿Porque dejas de cantar? –
– Iris, Amira…. alguien nos observa, tengo ese presentimiento y sabéis que mis presentimientos nunca fallan –
Me retire un poco de mi escondrijo pero sin querer rompí una rama con mi pie. Las muchachas miraron mi escondite y se acercaron con pasos temerosos, me habían descubierto. Me intente esconder un poco mas pero me resulto imposible. Las jóvenes estaban apunto de apartar un poco el arbusto, pensé que estaba
perdido,  pero una voz suave y dulce llamo su atención. Ellas se fueron y me volví a quedar solo. Desde ese
momento no puedo dejar de pensar en aquellas chicas, en aquel bosque que he recorrido centenares de veces sin resultado alguno. No puedo dejar de preguntarme si eran las ninfas del bosque que con su felicidad daban vida a la naturaleza del lugar.

469. EL PUENTE, de Yesquero

Desde tiempos inmemoriales, el río dividía el bosque y separaba dos pueblos. También separaba a Sara de un joven llamado Omar. El río era bravo. Nadie antes lo atravesó, así que Sara se resignaba contemplando a lo lejos a su amado Omar. Ni siquiera podía comunicarse con él, ya que el aislamiento extrañó las lenguas.
Un viejo del lugar consoló a la joven: “Ten paciencia. Una antigua leyenda dice que un amor verdadero unirá los dos lados del bosque”.
También el joven Omar se desesperaba. Él amaba a Sara, al igual que amaba al bosque y a su río. “Vosotros calmáis el hambre y la sed de mi pueblo, pero no podéis calmar el ardor de mi corazón”. Un día Omar tuvo una idea. Talló en una tabla su nombre y todos los caracteres de la lengua de su pueblo. Luego la lanzó al río. Sara rescató la tabla y procedió de igual manera. Los jóvenes entregaron las tablas a los sabios de sus respectivos pueblos. Cuando los sabios las estudiaron y llegaron a un conocimiento de las lenguas, los habitantes de ambos lados pudieron construir un puente de madera.
Los primeros en cruzar fueron Omar y Sara.

468. LA ARBOLEDA, de Humedal

Tommy era cocinero. Su nombre Tomás, su sobrenombre por abuelos irlandeses. Siempre agregaba elementos a sus recetas. Visitando la Selva de Montiel, Entre Ríos, Argentina, conoció a Timbú viejo descendiente de los chanás originales. El indio relató cientos de anécdotas, lo instruyó en hierbas y elementos naturales.
 Tommy, de 24 años, escuchó atentamente. Practicó con Timbú sus preparaciones mágicas. Deleitó a sus comensales durante días y días.
 Llegó al fin el día de la despedida. Aprovechó que habían cazado un ciervo de los pantanos,   en los humedales provinciales.
 La salsa, exquisita, bañaba a la presa. Tommy organizó un concurso. ¿Podrían  adivinar los componentes de la comida? Todos acertaron en las hierbas, en las especias, en los jugos. Pero un condimento esencial no fue descubierto por los presentes.
 ¡Pimienta rosada! No comercializada aun. La habían tomado Tommy y Timbú del Aguaribay, llamado vulgarmente Gualeguay, árbol similar al sauce llorón, de generación espontánea. Sus frutitas, que los niños llaman «Quema mucho» porque arde jocosamente, contiene una semilla de gusto picante y dulzón: pimienta rosada. 
Todos aplaudieron a Tommy y a Timbú por su  habilidad y conocimientos.

467. EN EL ARROYO, de Humedal

El bosque es vida y ella renace en el bosque.
Estamos en la Selva de Montiel, Entre Ríos, Argentina. Hace muchísimos años, antes que la siembra, dejara casi extinguido este espacio tan especial y necesario.
En el arroyo jugaban unas mojarritas. Un cangrejo ofuscado se enojó pues no podía dormir la siesta. Pero las mojarritas, juveniles y rápidas escaparon. Al fin, astuto, trepó por una rama de sauce llorón que llegaba al agua. Desde allí saltó atrapando a una mojarrita. Ella intentó soltarse, pero las pinzas no la dejaron. Las otras desesperadas, llamaron a sus padres. Mamá mojarra enfrentó al cazador con grandes ojos bien abiertos le suplicó su libertad. El crustáceo conmovido, la dejó ir, retándola para que jugara en otra parte.
Así lo hicieron ellas, cruzando la corriente hasta la otra orilla. Pero con tal mala suerte que molestaron a un alacrán muy venenoso que se dispuso a eliminarlas sin escuchar protestas ni ruegos.

El cangrejo, rápidamente cruzó el agua para defenderlas. Desigual batalla donde el  cangrejo murió en su intento. Pero quienes lo molestaban un rato antes con su alborozo, salvaron su vida.

466. MI PARAISO, de La Cabaña

Cerré dando un portazo, quería que desde la planta de abajo mi madre no dudase de la inmensidad de mi enojo. Aún nervioso, sintiéndome acorralado entre las cuatro paredes del cuarto, opté por tumbarme sobre el blanco edredón nórdico, sin descalzarme a propósito, deseando que mi madre entrase y se enfadase conmigo por manchar el cobertor con los zapatos. Cerré los ojos y con la mente retrocedí a esta misma mañana, cuando tras desayunar con rapidez me escabullí hacia el bosque, mi paraíso, ese en el que por una vez me perdí y lejos de asustarme me sedujo de tal manera que los caminos de tierra cubiertos de ramas rotas y crujientes hojas, custodiados por robustos y altivos árboles, me incitaron a adentrarme cada vez más en la espesura. Al encontrarme, mi madre me abrazó y cubrió de besos mi rostro creyéndome asustado, aunque la asustada era ella. Yo me eché a llorar al verme alejado de mi edén particular. Me prohibió volver solo al bosque. Dijo que
 era peligroso. Yo no entiendo qué puede haber de comprometido en la inmensidad del bosque, donde no existen el ruido ni los humos de los coches, donde todo es paz y tranquilidad…

465. AMIGOS, de Boletus Edulis

El río estaba seco antes ya de empezar el verano; en primavera no había llovido prácticamente nada. El bar estaba lleno antes incluso de empezar la mañana, los hombres tenían prisa por abandonar sus casas. El bosque estaba solo desde antes de que el río se secara y continuaba estándolo cuando los hombres abandonaban el bar. Solamente un niño, disfrazado de niño, iba todos los días con una botellita de plástico llena de agua para verterla a los pies de un pequeño pino, que sobrevivió aquel verano gracias a eso.
¬Cuando sea mayor, te regalaré mi sombra -le prometió el pino.
Esa tarde, al llegar a casa, el niño escondió el hacha de su padre.

464. MONTAÑA VIEJA, de Festuca

Era una montaña tan vieja, que había visto como los bosques de encinas, robles y nogales se convertían en lentiscos, palmitos y arrayanes.
Donde antes habían madroños, fresnos, hayas y avellanos, ahora cubrían sus laderas, lozanos y verdes pinares de agujas y piñas verdes y marrones.
Vió marcharse a las águilas, dijo adiós a lobos y ciervos, cuando se marcharon a esconderse en otras montañas mas alejadas. Aprendió a jugar con la niebla, aprovechaba el viento mas recio, coqueta, para peinarse.
Al llegar la primavera, lo celebraba, contenta, usando las nubes como collares y pulseras.
Era una montaña vieja, pero tomaba la forma de un pecho de mujer adolescente cuando desde lejanos lugares, la veías dibujada en el horizonte.
Reía con las tormentas, mojada, brillante, alegre y sintiendo como cosquillas con el loco deslizarse, ladera abajo del agua por sus torrentes

463. NOTICIAS, de Dedalera

Algo pasaba en el bosque. Algo increíble, algo que celebrar. A no ser que no fuese cierto… ¿Quién fue el primero que corrió la voz? Las noticias venían del confín del bosque, aunque el límite no siempre estuvo allí.
 Hace años, aquellas personas cuyos abuelos habían convivido con los seres del bosque y lo habían cuidado para poder dejárselo en herencia a sus nietos, eliminaron toda la vida en aquellos terrenos y plantaron eucaliptos para hacerlos más rentables. ¡Eucaliptos! Seres altivos y estirados que nunca encajaron allí y que en el fondo, aunque jamás lo fuesen a admitir, extrañaban su tierra natal y sus koalas.
 Una extraña comitiva formada por habitantes de todos los rincones del bosque fue hasta la frontera entre el bosque y la plantación de eucaliptos. Y allí lo vieron. Un pequeño roble, todavía apenas un brote, pero hundiendo sus raíces vigorosamente en el suelo, se había aventurado a crecer entre los eucaliptos. Dispuesto a pelear por su vida y por lo que, a fin de cuentas, era una parte de su hogar. Esa noche, al fin, después de tantos años soportando los desprecios de los seres humanos, en el bosque hubo una celebración.

462. NADIE SABE CÓMO PASÓ, de Bosquejo

Se adentró en el bosque cercano a la casa de sus padres sin permiso. Corrió sin pensarlo atraída por el inquieto ladrido del perro, que salió por la cancela como cuando veía un gato. Eran contadas las veces en las que se veía enfurecido al san bernardo.
La niña corrió tras él sin pensar que papá o mamá podían reñirle por no avisarles, como cada vez que quería jugar fuera. Corría, pero se iba haciendo más difícil perseguir al animal. La espesura del bosque iba poniéndole más obstáculos en forma de gruesas raíces de árbol a cada paso que se adentraba.
Cuando le alcanzó el perro estaba en un claro del bosque que no había visto antes. La gran charca que lo presidía parecía un espejo en el que se reflejaban todas las nubes del cielo. El san bernardo parecía hacer frente a alguien pero no había nadie. Corrió con él pero al llegar, ella también pareció percibir la presencia y subió a un viejo tronco para intentar escuchar mejor. El perro, atemorizado ahora, gemía. Se escuchó un golpe seco al caer al suelo. El perro ahora sí, ignoró la presencia extraña e invisible y correr a pedir ayuda.

461. ESTA NOCHE TE CUENTO…, de Sauce Llorón 2

Asomada al alfeizar de la ventana, ve como la noche cae en el bosque que rodea su hogar. Satisfecha observa a la niña que ansiosa espera, como cada día, a que de entre los sauces asomen esas pequeñas y brillantes luces que siempre juegan con ella. Sabe exactamente lo que la pequeña siente. Esa alegría cada vez que es capaz de atrapar con delicadeza una de ellas en sus diminutas manos, cómo esa esfera de luz, pura y clara, provoca que la pequeña le persiga, ahora para mostrarle unas raras flores que sólo se abren de noche, ahora para que conozca las costumbres de los búhos que habitan en los alrededores de la casa… Esta mañana la niña preguntó de nuevo, y ella se limitó como siempre a decirle: esta noche te cuento…  Ya no queda mucho tiempo. Ahora su hija conocerá la verdad. Comprenderá que ninguna de ellas pertenecen al plano de los mortales, que llegado el momento su deber es volver a ser un hada que proteja y cuide el bosque y cumpla con su función natural…Abre la ventana y suavemente la llama, ha llegado la hora de compartir la verdad y de decir hasta luego…

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