Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

FOBIAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en FOBIAS

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LAS FOBIAS. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
días
1
1
horas
0
2
minutos
3
5
Segundos
4
0
Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE SEPTIEMBRE

Relatos

18. En la distancia (Matrioska)

Nadie me preparó para esto. Años de planificación física, intelectual y emocional. Horas y más horas de estudio y duro entrenamiento, que ahora no me sirven para nada. Llevo días sin poder dormir. Angustiado, me asomo a la ventana. ¡Qué hermosa es!

No puedo dejar de mirarla, tan próxima y distante, tan perfecta y serena. Muchas veces, acomodado en este mismo rincón, pienso que podría pasar el resto de mi vida sin hacer otra cosa que contemplarla, aunque, si pudiera, lo haría acompañado de una aromática copa de coñac y un buen puro habano.

Hoy todo es distinto, hoy me sigue pareciendo condenadamente hermosa, pero ha perdido su hechizo, su influjo, y siento miedo. Tengo un temor atroz ante lo que me espera. La nueva misión para reemplazarme llegará mañana a la estación, y después de meses de vida en paz, no quiero regresar a la Tierra.

17. BUUUM

Se veía bello.
Aquel lejano punto luminoso.
En medio del brillante negro del espacio.
Rodeado de miríadas de candelas.

La explosión le pilló por sorpresa.
No había imaginado el enorme halo dorado que pervivió largo rato, como faro de referencia en el inmenso estelar.

Cuando apretó el botón rojo del panel de mandos de la nave, ella esperaba un simple apagón de aquella luz azul, tan conocida, tan querida a veces.
Pero no esa volcánica deflagración, que habría asustado sobremanera a toda una bandada de estorninos, en el supuesto caso de que hubiera estorninos danzando alrededor de la Luna.

Le costó un instante darse cuenta de que la Tierra había desaparecido del listado de planetas del universo.

Giró la cabeza y miró hacia el interior de la nave.
En medio del silencio, sonrió para sus adentros.
Allí dentro descansaban tranquilamente su hombre y su pequeño, el primer hijo de ambos.
Estaba nuevamente embarazada.
Procrearían una gran descendencia.
Con la que iniciar una nueva humanidad.

Al fin y al cabo, la Tierra, y quienes la habitaban, opinaba, hacía ya tiempo que no merecían la pena.

Comprobó nuevamente las coordenadas hacia el paraíso.
Volvió a sonreir: el rumbo era perfecto.

16. Tu espacio de luz

Supe enseguida que tenías el arte concentrado en el lunar enorme de tu barriga. Todos dijeron que era un antojo pero ¡ni en sueños me gustan las lentejas!
Te miro y reconozco en ti esa mueca que me define cuando estoy triste, el mismo gesto de animalito herido, la misma apretura en los labios. Me hablas sin mirarme, me miras sin decir nada y tu boca esboza una sonrisa que no cala, pero yo, que soy tu madre, no tengo necesidad de preguntarte para entender.
Mientras en la playa las risas y los juegos alientan una fiesta pagana, la noche se cierne sobre las fachadas de las casas vacías. Con una copa en la mano y acompañada únicamente por el silencio me deleito bañándome en la luz de las estrellas que ya no existen y brindo por ellas.
No te empeñes en saber qué pasará mañana hijo. No arrugues los ojos ni agotes el corazón en busca de la respuesta. Garabatea con lápices triangulares tu universo sobre el lienzo. Que no te engañen aquellos que dicen que se viene a este mundo a sufrir y a conformarse, que la felicidad es luz y la meta, alumbrar por encima del tiempo.

15. La familia crece

Cuando salió del agujero negro contactó con la base de Houston. Una mujer mayor apareció en la pantalla. Tras ella, un anciano sonriente — sin pelo ni cejas—  le mostró una foto a la que le faltaba un trozo de la esquina superior derecha. En esa foto estaba él en el porche de su casa de Long Beach junto a la mujer que le miraba con ternura desde el monitor parpadeante y dos niños pequeños que abrazaban a Dark, su pastor alemán de seis años de edad. Era la misma foto que estaba sujeta por una esquina con un trozo de cinta americana en el cuadro de mandos de su nave. Pero en esa, solo le acompañaba su perro.

14. Grumo de Luna (Javier Ximens)

En la ciudad persa de Samarcanda, en 1428, el sultán Ulugh Beg construyó un observatorio astronómico con instrumentos para contemplar, medir, catalogar y atrapar cuerpos celestes. Lo denominó Gurjani Zij (Grumo de Luna). Todas las noches despejadas cuidaba de la huerta de estrellas y si veía alguna madura la recolectaba para su amada, la princesa Ghada Shad, mujer de una belleza que no se podía ocultar en la oscuridad. Colas de estrellas fugaces para brillo de ojos, polvo de nebulosa como colorete, unos cometas de plata para hermosear las orejas o unos anillos estelares como brazaletes. Por su aniversario adornaba los jardines nocturnos con diversos cúmulos cual lámparas voladoras orientales y le regalaba un collar de titilantes estrellas o vestidos de seda boreal. Fue un extraordinario científico, matemático y poeta, pero un mal gobernante —masacró a sus enemigos— y peor padre —su propio hijo le mandó ejecutar—.

Esa misma noche parricida, la Princesa, con lágrimas errantes, depositó el cuerpo de su amado en la alfombra —que durante diez años estuvo tejiendo bajo las directrices del Sultán— y ascendió en ella hasta perderse en el cielo.

Su rostro es el que resplandece en el lado oscuro de la Luna.

 

13. El primer hombre en volar al espacio (Jean)

El miedo se transmutó en una emoción tan única, especial e inigualable que de inmediato su cuerpo se tranquilizó. El océano de un azul nunca antes visto se extendía por la lejanía junto a un manto de nubes nevadas que cubrían también tierras y montañas. La curvatura de su mundo le recordó las cálidas formas de su mujer y una lágrima rodó por su mejilla alejándose de su pupila como la nave de la Tierra. Sintió su cuerpo volverse etéreo y ligero al sumergirse en la completa oscuridad del espacio y fue al contemplar a los parpadeantes dioses de la creación que alcanzó la iluminación.
Al aterrizar, A-Pol observó con un nuevo entendimiento la pacífica mirada de los desconocidos. Supo que no eran demonios que buscaban castigarle por mandato del hechicero. Inclinó respetuosa y agradecidamente la cabeza ante ellos y se dirigió hacia su primitiva aldea.
La fuerte impresión recibida por A-Pol lo acompañó toda su vida. Una vida que dedicó a crear un sistema de símbolos con los que comunicar la belleza inexpresable que impactó su alma.
Decenas de siglos después, los primeros griegos transmitían a nuevas generaciones el mito de Apolo, el inventor del alfabeto y la poesía.

12. SOÑAR TIENE SUS RIESGOS (Edita)

Cada noche, camina ingrávida a unos centímetros del  suelo. Podría elevarse cuanto quisiera, pero le dan pavor las alturas; como máximo, realiza pequeñas piruetas que enseguida abandona para reanudar su marcha, casi a ras de tierra. Si alguna mañana, al abrir los ojos, no recuerda el paseo nocturno, intenta volver a dormir. De no conseguirlo, ya sabe que el día se le hará eterno esperando la hora de acostarse. Nada ni nadie le proporciona placer semejante. Tanto que, últimamente, fantasea con la idea de levitar a voluntad, sin la intervención de Morfeo; aunque nunca lo ha intentado. Hasta hoy.

Finge estar indispuesta para quedarse sola en casa. Aparta los muebles que puede, baja las persianas y se concentra. Después de un tiempo indefinido, empieza a elevarse. No tarda en comprobar, horrorizada, como se desplaza veloz hacia arriba, completamente rígida. Ni el techo la detiene. Poco después, ve el tejado de su vivienda allá abajo, cada vez más pequeño. Primero siente un frío atroz; después, calor estelar insoportable.

Cuando los familiares regresan al mediodía, la encuentran desmayada en medio del salón, con piel y cabello chamuscados. De su puño derecho, sobresale un extraño objeto que parece una antena verde.

11. Retorno a la casilla de salida (La Marca Amarilla)

Después de mucho tiempo tripulando la “Génesis”, divisamos nuestro destino.
El planeta relucía bello y, contrastando con la oscuridad del espacio, aquello nos pareció el paraíso.
La nave se desintegró cuando entramos en la atmósfera y caímos desnudos, pero no nos importó, pudimos comprobar que el planeta era habitable, contaba con recursos suficientes como para vivir millones de años, y nos dispusimos a colonizarlo.
Exhaustos del viaje, y tras observar complacidos tanta maravilla, nos dormimos.
Cuando desperté, el dinosaurio todavía estaba allí, junto a una serpiente.
Y al fondo, un manzano en su esplendor. Tenía apetito, y me dirigí a él mientras Eva comenzaba a desperezarse.

10. HOJA DE RUTA (REVE LLYN)

Mi corazón está loco. Ahora mismo, mientras orbitaba por la franja luminosa, ha soñado que venías dulcemente a posarte en la escotilla de la nave. Llegabas sin traje espacial ni alas, impulsada tan solo por el giro de los volantes de tu falda. Sin bragas. Yo intentaba hacer que entraras en la cápsula por todos los medios,  a riesgo de romper el hermetismo y morir en el intento. Sufría, de verdad, por tenerte al otro lado del cristal y no poderte tocar. Tan bonita.  Tan cerca y a la vez tan lejos.

Mi corazón loco se olvidaba que eres retorcida y mala, como un tumor que te devora sin piedad, y que si me ofrecí voluntario para esta misión fue por no darle a mi madre el disgusto de vernos separados.

Ahora no se que hacer: si comentarlo con la base de control en Tierra o no. No puedo confiar en nadie (está visto que ni siquiera en mi corazón loco). Lo mismo me hacen regresar.

Mejor me diluyo otra vez en la inmensidad de este vacío cotidiano,

en esta inconmensurable nada.

09. Secuestros (Eva García)

La maquinaria de la nave era aún más aterradora por las noches: el ruido de aquel gigante respirando eclipsaba el suave ronquido de los abducidos. Aunque, cuando el burbujeo del oxígeno disfrazaba de submarino la estancia, era posible bucear hasta el océano de la Tierra y que las estrellas marinas iluminaran el sueño.
Pero por la mañana volvían los extraterrestres con sus máscaras, dispuestos a extraer todo tipo de muestras, clavar agujas y hacer mil preguntas. A veces trasladaban a la gente hacia salas tenebrosas, llenas de aparatos con cámaras y rayos. Y, a todas horas, hacían circular bandejas repletas de alimentos y vasitos con píldoras de colores.
Jaime ya estaba harto de aquella aventura espacial. Había presenciado cómo teletransportaban a Felipe para siempre al planeta más lejano: cerraron las cortinillas de improviso y al abrirlas había desaparecido, sin despedirse.
Así que esa tarde prometió vehementemente que nunca más volvería a creerse un astronauta, ni a intentar volar sin cohete y suplicó a su madre volver a casa cuando fue a verle.
Ella miró con tristeza la cama vacía de al lado y eso le asustó porque, esta vez, no parecía tener el poder para lograr que el juego terminara.

 

(A Marina y, sobre todo, a Marité)

08. CASANDRA (Paloma Casado)

 

El artefacto se posó en el  solar sagrado de los antepasados, como en mis sueños. Primero se congregaron unos pocos, hasta que se fue corriendo la voz que convocó a todo el pueblo. Pensaron que los dioses nos habían hecho ese regalo que apareció en la noche brillando como una estrella. Solo yo conocía lo que escondía en su interior, pero no quisieron escucharme. Ante decenas de ojos fascinados, se abrió una pequeña boca por la que salieron dos extraños seres de grandes y traslúcidas cabezas y cuerpos estilizados. Todo el poblado se fue acercando con curiosidad hacia los recién llegados, hasta que de sus brazos salieron unos rayos y comenzó la matanza. Yo, que me encontraba alejada contemplando la escena, pude salvarme. El hedor a muerte es insoportable. Mientras escribo, escucho pasos que se acercan…

 

–Aquí Apolo 520. La misión de reconocimiento se ha complicado. Fuimos rodeados por animales semejantes al oso polar y decidimos abrir fuego. Capturamos a una hembra con vida que llevamos para su estudio y unas tablillas con caracteres escritos que parecen demostrar  signos de inteligencia. Condiciones climatológicas adversas: temperatura inferior a menos cincuenta grados. Planeta no apto para la vida humana.

07. PERSPECTIVA (Ángel Saiz Mora)

Ocho días de ensueño, la ilusión de hacer algo reservado a unos pocos, todo es posible cuando se es multimillonario. Cuarenta y ocho horas después de despegar del cosmódromo la nave se acopló sin problemas a la estación. Antes se aseguraron de que mi cuerpo estaba preparado para que fuese uno de los primeros turistas espaciales, seis meses de entrenamiento menos duro de lo que los medios reflejaron, nada que el dinero no pudiese suavizar.

Nadie imaginó que no disfrutaría plenamente la experiencia, mi capricho. La revista que ojeé antes del despegue con las fotografías más impactantes del año me afectó de forma inesperada: un niño muerto e hinchado en una playa, hombres encaramados sobre alambradas, familias huidas de la guerra…, escenas punzantes en la memoria mientras observaba la Tierra desde fuera, consciente como nunca de sus infiernos.

La expedición a kilómetros del planeta fue también un viaje interior. Tras el suave aterrizaje, el personal tenía preparada una silla de ruedas para que me acostumbrase a la gravedad, pero nunca estuve tan orientado. Desde entonces, no dejo de sopesar proyectos para el nuevo uso que quiero dar a mi fortuna.

Nuestras publicaciones