Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SCHADENFREUDE

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta tercera propuesta es el término alemán SCHADENFREUDE, que viene a significar la "alegría por el mal ajeno" Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de MAYO

Relatos

MAY106. AL SUR DEL EDÉN, de Fernando Martínez

Como cada noche, los pobres apuraron la sopa de arroz y luego salieron flotando por la ventana del comedor social, de regreso al cementerio. La princesa metió los platos, prácticamente limpios, en el lavavajillas, activó el programa económico y volvió a casa serpenteando entre los cipreses. Había aceptado aquel empleo por necesidad y ahora no podría vivir sin sus muertos. Los fantasmas pobres desaparecían ya bajo sus lápidas cuando se detuvo ante el fastuoso panteón familiar. La única propiedad que conservaba. Dentro, podía oír a los infantes hambrientos, discutían de nuevo ante un consorte indiferente y lacio. Por un instante, hubiera preferido que estuvieran tan muertos como los otros. Por un instante, soñó con empezar otra vida dejando atrás el peso del legado perdido, por un instante. Se limpió los zapatos y entró en el hogar con la fiambrera de arroz y su mejor sonrisa.

EL LIBRO VIAJERO EN MANOS DE…

Es genial, no me digáis que esa cara no es la de estar disfrutando lo que lee…
Pues la pista principal para adivinar donde está este ejemplar y quien nos lo envía es que vais a tener hasta 2 posibilidades de acertar…

MUUUUUCHA REFLEXIÓN…

Los más veteranos de ENTC sabéis que durante 2012 tuvimos un arbolito acompañando a cada cuento… queríamos hacer un bosque (…y en parte lo hicimos) 
Ninguno sabéis que el árbol existe en la realidad, y esta mañana he pasado por allí con la cámara y me he encontrado frente a él  esta escena familiar… 
Me he acordado de la comparación de Sampedro de los escritores con las vacas, su posición absorta de contemplación del árbol ENTC y he pensado… 
Dejémoslos tranquilos, andan reflexionando

MAY105. PRINCESA CASADERA BUSCA…, de Nicolás Jarque

Le palpita el corazón en la puerta del Renoir y teme que a consecuencia de ello se le pueda arrugar el vestido de gasa blanca. Por eso utiliza sus manos para alisar el atuendo mientras sus ojos se iluminan con las escenas de amor que se dedican las parejas que también esperan. Pronto estará entre ellas, piensa y se deja llevar por la imaginación. Cuando él llegue le realizará una reverencia, le agarrará la mano y se la besará como un caballero. Ella, aunque trate de disimular, le corresponderá con una mirada apasionada como la de las películas y se derretirá a sus encantos. Y a partir de ese momento sabe que no podrá decirle que no a las proposiciones de su príncipe azul y que protagonizarán el idilio más bello nunca antes contado. Pero el reloj implacable no se detiene y otra vez le golpea en sus sueños para devolverla como cada tarde durante estos quince años a la aciaga realidad. Aturdida por el coscorrón se resigna a que la soledad sea su única compañía y no puede evitar el llanto al cerciorarse que tampoco hoy se presentará a su cita la fantasía que la desvela.

EL LIBRO VIAJERO DA UN SALTO…

Otra de esas aportaciones al libro viajero muy especial; en este caso porque la autora de la foto no tiene relato publicado en su interior, pero su interés la ha llevado a conseguir un ejemplar por correo y llevarlo… y llevarlo hasta donde estáis viendo, es inconfundible… 
Una pista sobre la autora de la foto… que el mes pasado su caballera tenía pocas armas y algunas herramientas…

MAY104. LA PRINCESA EN SU ATALAYA, de Juancho Plaza

Cómo cada noche siente la necesidad de asomarse a la ventana. Al hacerlo, sin poder evitarlo, su mirada se dirige hacia el piso once de la torre de enfrente. Una luz difusa ilumina la estancia y entre los visillos de organdí puede adivinar su diminuta silueta de larga melena. La princesa en su atalaya, piensa. De su corazón emana un callado buenas noches. Mañana, en su castillo, se volverán a encontrar, revivirán las aventuras del día anterior y juntos surcarán un mar de problemas. En algún momento él atrapará su mirada y ella le dedicará una franca sonrisa. Guardará ambas junto a las demás, en el cofre de su memoria, en donde también se encuentran celosamente escondidas, esa suave voz al pronunciar su nombre y la fragancia que despide al acercarse. El tiempo parece cautivo, pero sin embargo, a la misma hora de cada día se deshará el hechizo y entre el tumulto de la clase, mientras se desvanece su armadura de cristal, buscará un último contacto con la mano de su dama, que, una vez más, se soltará indiferente y correrá alegre a colgarse del cuello de su papá.

MAY103. DISFRACES, de María Elejoste

Iba a comenzar mi jornada de guardia cuando los del retén nocturno me dieron la noticia: en unas horas la más pequeña de las princesas partiría para siempre. Era mi preferida y lloré profusamente al ponerme el uniforme. Ella solo manifestó un deseo: despedirse de todos nosotros, así que organizamos un gran baile de disfraces.
Vinieron príncipes a lomos de sillas de ruedas, hadas buenas con pañuelos en la cabeza en vez de tiaras, niños-ranas sin pelo y con bombonas de oxígeno, caballeros con arneses de titanio, astronautas llenos de tubos, genios con lámparas de goteo, bandoleros con mascarillas, piratas de pata-muletas, sirenas de piel escamada… no faltó nadie. Cantamos a coro y brindamos en copas de plástico. Después dejamos que nuestra princesa durmiese para siempre.
Como tantas veces, pegué una tirita más en mi alma y salí de trabajar con estrellas de agua en la mirada y una sonrisa revoloteando en mis labios. Al salir del ascensor, no pude evitar mirar atrás “Planta 8: Oncología”, aunque a mí, particularmente, me gusta más el cartel de colores donde en letras infantiles se lee “Onco-landia: país de gnomos, hadas y duendes”.

MAY101. LO SIENTO, NENA, de Nieves Martínez Menaya

En la habitación del fondo a la derecha de una pensión de mala muerte, hay un hombre sentado al borde de la cama. Como atrapado en un cuadro de Hopper, deja pasar un tiempo indefinido que apenas acontece. Recuerda vagamente esa voz que hace un rato le ha dicho: «o tocas o bebes», y a ella, como en un túnel: «me voy con el bajista». Esa noche de agosto el aire es casi sólido y tras la ventana, una luna de luz indiferente se adhiere a los tejados con reflejos de piedra. En la penumbra, ella, como una musa inmóvil, sabe que en su océano de alcohol hay restos de un naufragio y en silencio le observa. Él entonces la toma y la tiende despacio encima de una colcha que apesta a historias viejas. Recorre con sus dedos su larga cremallera, sintiendo a cada instante que la deja desnuda y en un profundo abrazo ambos danzan descalzos un tango envenenado. Ceñida por el talle, su voz estremecida le regala un gemido que será el estribillo de su mejor canción: «Lo siento, lo siento, lo siento, nena…». Hoy «Princesa» está triste y una vez más lamenta ser solo una guitarra.

MAY100. ¡NO ME RALLES, TÍA!, de María Sergia Martín (Towanda)

–No, tía, paso de sleep a pierna suelta y de que me despierten a kisses. Etapa quemada, y tranquila que al morenazo del magic carpet le he dejado por el face. Tenías razón; era un tipo de altos vuelos y con demasiado genio… Bueno, calla, que te cuento: Martes, la party del siglo, lo pasamos de súper fábula. Volví a la house sin zapatos, o sea ¿te lo puedes creer? Me puse hasta arriba y tuve que llamar a tele-taxi; no era plan de que en un control me hicieran soplar… ¿Los exámenes? Mal. Muchas calabazas. El sapo del profe me la tiene jurada… Si vieras, aún no lo sabe nadie, anoche dormí con siete y, aunque estoy muerta, no he faltado al shopping de los viernes… Nada de especial, toque de rímel y coleta. Guapísima; confirmado por el espejo… Si papá pudiera verme… Seguro que la bruja de su esposa le estará malmetiendo, pero él adora a su princesita. ¡Jó, tía! I’am princess… ¿Sabes? Me prometo formalmente… Un machoman, inmejorable familia, forrado, cariñoso y, además, una bestia en la cama…
–¿Princesa? Lo que tú eres es las cuatro letras…
–¡Eh!, no me ralles, tía, que yo crecí con Disney.

MAY99. ¿?, de Marcos Santander Llona

Tengo que inyectarme y ponerme unos labios más carnosos«, dijo Princesa Uno. cuando se esterilizaba las manos poco antes de entrar al quirófano para la primera intervención de la mañana. «Me ha quedado bien el botox que me han hecho en la cara«, pensó Princesa Dos al arreglarse el pelo poco antes de entrar en antena. «Tengo que ahorrar algo de dinero para levantar mis glúteos«, se decía cada día Princesa Tres cuando abandonaba su turno en la fábrica de estampación en la que trabajaba. «De este año no pasa que me haga unos arreglos en nariz y ojos«, se repetía Princesa Enésima cuando caminaba de un aula a la siguiente dentro de su jornada laboral. Ante el cúmulo de coincidencias en las preocupaciones vitales de tanta cantidad de princesas, «¿Qué les pasa a las princesas en este principio secular del cuento del cuento de hadas?», se preguntaba animado el narrador del mismo.

MAY98. TODO ES PARA ELLA, de Elena Casero

Un rayo de luz, como un aguijonazo, la despertó. Levantó la cabeza sobresaltada. De nuevo se había quedado dormida toda la noche sobre la mesa, entre los brazos derrotados que ahora señalaban las marcas del sueño. El cansancio la había vencido encima del vestido que estaba terminando de coser y que debía entregar esa misma mañana.
Miró el reloj del aparador: las ocho. Debía darse prisa en plancharlo para poder entregarlo a tiempo. Su confección le suponía una cantidad aceptable que iría a parar, como casi todo lo que cobraba cosiendo, a la cuenta corriente de su pequeña.
Las diademas, los zapatos, los vestidos y los complementos estaban cada vez más caros. Se acercaba la final del concurso. Sabía que el jurado era muy exigente y la competencia terrible.
Una vocecita infantil la reclamó imperiosa desde el fondo de la casa. La niña quería su vaso de leche con cacao.
Con el cuerpo entumecido y los ojos pesados, se levantó corriendo. Suspiró. Todo era poco para su pequeña Miss Sunshine.

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MAY97. NO SOY UNA PRINCESA…, de Rosa Mª Iglesias Yañez

Me pinto como una puerta, la pintura de mi cara disimula las ojeras y lo demacrada que estoy, lo que no puedo tapar son los dientes que me faltan.
Ya me quedan pocas medias sin agujeros, estas que llevo son bastante tupidas me vendrán bien para soportar el frío invernal de la oscura noche.
Mi pelo es moreno hasta la cintura, me hago una cola de caballo, así no me molesta cuando trabajo.
Me miro al espejo de mi diminuto cuarto, mis ojos verdes se reflejan tristes, como los de un galgo abandonado.
Salgo a la calle con pocas ganas, me da asco lo que hago, pero no me queda otra.
Sólo unos pocos se vienen conmigo, gente sin escrúpulos, a los que les da morbo que una fulana sin dientes, les haga marranadas, por tan solo unos miserables euros.
Cada día me levanto con la esperanza de tener fuerzas, para dejar de consumir.
Pero ese dinero que cae en mis manos, me lo fundo tan rápido como se funde el aluminio.
Recuerdo cuando era pequeña me escondía en el armario, asustada, con lágrimas en los ojos y soñaba con que algún día sería una princesa.

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