Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

BLANCO Y NEGRO

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en BLANCO Y NEGRO

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán relatos que desarrollen el concepto BLANCO Y NEGRO. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE DICIEMBRE

Relatos

JUN100. ESPEJO DEL ALMA, de Sergi Cambrils

La chica que estaba al otro lado del espejo ya no era la misma. Por las mañanas la miraba de reojo para ver si me seguía y, durante un rato, cuando el baño se llenaba de vaho podía gozar de ir a su aire. Luego reaparecía y volvía a ser mi hermana gemela. Una sonrisa simétrica se mantenía cuando teñía de algún color de moda mis cabellos canosos y con lágrimas en los ojos nos mirábamos con la misma intensidad al descubrir, demasiadas veces, nuevas manchitas en mi rostro arrugado. 

Reflexionaba en voz alta sobre el paso del tiempo y estábamos sincronizadas en todo porque se había acostumbrado a mis rutinas y creía conocer todos mis gestos. No solía cometer errores, pero si quería ser puñetera solo debía sacarla de lo que esperaba e improvisar, por ejemplo, una danza loca moviendo todo mi cuerpo y gesticulando un sinfín de muecas estrambóticas. No seguía mi risa porque ahí la atrapaba. 

www.sergicambrils.com

JUN99. EL ESPECTRO, de Ángeles Gómez (Geli / Julieta Vigo)

Apenas tuve tiempo de despertarme y la pesadilla se transformó en realidad. Al pasar junto al espejo lo vi. Se reía con la boca muy abierta, desencajada, sujetándose el vientre con las manos. Cerré los ojos y cuando los abrí, allí seguía el espectro, con aquellas convulsiones de risa silenciosa. Me aparté asqueada.

Esa madrugada había llamado a Julián. La discusión, sin sentido, se prolongó hasta llegar a las vejaciones y las palabras afiladas, cargadas de hiel. Después de años de relación, uno tras otro, los reproches se amontonaban como naipes, y él se envolvía en la indiferencia; un escudo para no caer más hondo. Alcé la voz y, el monólogo, quedó interrumpido cuando él colgó. 
Agotada, los sueños me atraparon en aquel espejo y aquella boca desfigurada por esa risa malévola. 
El sonido del teléfono me despertó. 
Accidente de coche. Julián muy grave en el hospital, leí en mi móvil. 
«¡Julián ingresado en el hospital con la cara destrozada. ¡Maldita sea!». 
Traté de entender qué vida nos esperaba. El espejo me devolvió la imagen de una mujer desorientada, hundida y profundamente triste y, al fondo, al espeluznante espectro, retorciéndose de risa en el suelo.

NI ANÓNIMOS NI FULANITOS

…No volverá a ser lo mismo, lo sé (siempre fui un defensor de la máxima apertura), y siento mucho las consecuencias; pero no encuentro ninguna solución al comportamiento infantil y ofensivo de las últimas semanas, y a la lluvia de spam que nos caen diariamente.
Quiero comunicaros que
  a partir del próximo día 23 de junio (solsticio de verano) en ENTC sólo se admitirán comentarios de usuarios registrados.
Gracias por tanta paciencia.
Un saludo.

TODA UNA CIUDAD EN EL ESPEJO… DE LA INSPIRACIÓN

Los antiguos construyeron Valdrada a orillas de un lago con casas todas de galerías una sobre otra y calles altas que asoman al agua los parapetos de balaustres.

Así el viajero ve al llegar dos ciudades. una directa sobre el lago y una de reflejo invertida. No existe o sucede algo en una Valdrada que la otra Valdrada no repita, porque la ciudad fue construida de manera que cada uno de sus puntos se reflejara en su espejo, y la Valdrada del agua, abajo, contiene no sólo todas las canaladuras y relieves de las fachadas que se elevan sobre el lago, sino también el interior de las habitaciones con sus cielos rasos y sus pavimentos, las perspectivas de sus corredores, los espejos de sus armarios.
Los habitantes de Valdrada saben que todos sus actos son a la vez ese acto y su imagen especular que posee la especial dignidad de las imágenes, y esta conciencia les veda abandonarse por un solo instante al azar y al olvido. Cuando los amantes mudan de posición los cuerpos desnudos piel contra piel buscando como ponerse para sacar más placer el uno del otro, cuando los asesinos empujan el cuchillo en las venas negras del cuello y cuanta más sangre coagulada sale a borbotones más hunden el filo que resbala entre los tendones, incluso entonces no es tanto el acoplarse o matarse lo que importa como el acoplarse o matarse de las imágenes límpidas y frías en el espejo.
El espejo ya acrecienta el valor de las cosas, ya lo niega No todo lo que parece valer fuera del espejo resiste cuando se refleja. Las dos ciudades gemelas no son iguales, porque nada de lo que existe o sucede en Valdrada es simétrico: a cada rostro y gesto responden desde el espejo un rostro o gesto invertidos punto por punto. Las dos Valdradas viven una para la otra, mirándose a los ojos de continuo, pero no se aman.
Italo Calvino. LAS CIUDADES INVISIBLES. Col. Millenium

66667. RITOS, de Antonia García Lago

Al abrirse la puerta de la oscura garganta, la bestia irrumpió en el infierno. El círculo nefasto se partía en tonos y el número con tres seises clareó en el rectángulo negro.
Estridentes trompetas rompieron el cielo y hubo un diluvio de hierros, pinchos y sangre. Rojo sobre negro excitaban el vocerío. La fiera comunitaria aullaba al unísono con una cadencia musical y mecánica. El eterno juego se repetía entre la arena y el sol. Todos los ojos puestos en el sacrificio. Después un bulto inerte y negro arrastrado como marcaba el rito hacia un altar de sacrificio. La ceremonia había llegado a su epílogo. Era negro zaino. Nadie recordaría su nombre: Arcabuz.

JUN98. RELIQUIAS, de Montse Aguilera Vives

De los cientos de trozos en que quedó dividido el espejo sólo fue posible salvar cuatro. El resto cayó al foso en el que hervía el aceite derramado por los guardias que resistían el asedio al castillo y allí se convirtió en lágrimas de plata ardiente. 

Blancanieves, con un cabello que por fin honraba su nombre y un sobrio vestido de seda granate y plata, escuchó con una calma espectral las terribles noticias. Las cuatro esquirlas fueron colocadas ante ella sobre un cojín de satén, a la espera de su decisión. 
Bien sabía ella cuán peligroso había sido el espejo de su madrastra de una sola pieza. La pequeñez de los trozos que le presentaban ahora no engañaba a la anciana. Si caían en malas manos… 
Aún así fue incapaz de resistirse al embrujo embriagador de su promesa. Una de sus manos, de piel arrugada y llena de manchas, encarceló el trozo más grande, de unos ocho centímetros de largo, entre sus dedos retorcidos. 
—Lanzad el resto al foso, por favor —murmuró. 
Cuando los guardias marcharon a cumplir su ruego, su mano, temblorosa, la enfrentó con el más temido de sus deseos: el reflejo de una realidad alternativa e imposible.

JUN97. AMOR RUTILANTE, de Mei Morán

Un día nos repartimos los dos trocitos de la luna rota de un armario. En las tardes de canícula aburrida, el sol se resbalaba en los añicos y nos enviábamos, ella desde el alféizar y yo desde el camino, los fogonazos de un amor primerizo, cándido. A ella no la dejaban salir y a mí me gustaba aquel juego sin malicia.
En el otoño, empezó la escuela. La esperé con ansiedad para compartir los recreos, y hablar de lo nuestro. Pero su pupitre permaneció vacío. Supe que enfermó. Deambulaba cada día, hasta llegar a su calle apartada. A veces, después de largos minutos de angustia, se corrían los visillos y un chispazo se posaba como una mariposa en mi cara. Lloraba de alegría, al final me sacaba el pañuelo y me secaba los lagrimones, para que los muchachos no se rieran de mí.
Se presentó un invierno castigador. De las clases volvíamos mis hermanos y yo con la noche en los tobillos. Nos encerrábamos para no dejar entrar los cuchillos del frío. La primavera más tarde puso las cartas sobre la mesa. Me plnaté debajo de su ventana, aguardando unos destellos que nunca llegaron. Tampoco la volví a ver.

TODA UNA CARRERA METEÓRICA EN CASTELLÓN

… Y van 7 semanas seguidas en las que algún participante de ENTC es el ganador semanal del concurso de microrrelatos de Radio Castellón de la Cadena Ser …
Nuestro champion de esta semana es 
JOSE ÁNGEL GOZALO
Desde este enlace podéis leer el relato ganador… vaya «carrera meteórica»

JUN96. ECOS SOBRE EL ASFALTO, de Érika González Leandro

Después de interminables pruebas han descubierto lo que tengo. Por lo visto he sido víctima de una fuga de cerebros en la que todas mis neuronas espejo se han ido a otro cuerpo. Como ella. Sin esas neuronas no podemos ponernos en el lugar de los demás o aprender buenos comportamientos. Tampoco amar. De ahí, mi potente agresividad y escasa habilidad para mantener relaciones. Y su abandono.

La solución fue someterme a una vacuna experimental de cinco dosis donde me prometieron que me dejarían como nuevo. 
Ahora no solo lloro por todo, sino que cuando llueve mi piel refleja aquellos viejos ecos de silencio que ella lanzó sobre el asfalto tras su portazo final.

JUN95. APARIENCIAS QUE ENGAÑAN, de Adrián Rodríguez García

Salió de la ducha como un autómata al que le queda la cuerda justa para aguantar un día más. Agotada, somnolienta, presa de un letargo enquistado en lo más profundo de su ser. Se enfrentó a su reflejo, que pocos la reconocerían sin maquillar, apenas sí lo lograba ella. Sacó el neceser y se acercó hasta casi besar a aquella desconocida. Sombra de ojos, la línea del párpado para acentuar la mirada…En una hora estuvo lista.

Mientras caminaba por el hospital, sentía las miradas clavándose en su cuerpo, pero no le importaba. Ya estaba acostumbrada a los susurros y las burlas. Todo desaparecía cuando, sin avisar, entraba en la habitación de un niño y gritaba ¡¡¡¡¿Cómo están ustedes?!!!!

JUN94. PANTALLA RETINA, de Eduardo Iáñez

Finalmente había conseguido convencer a sus padres de que la dejaran con sus primos, librándose así de la visita al mercado medieval. A la media hora ya se había zafado de su vigilancia y, con la tableta bajo el brazo, atravesaba el prado hasta el bosque de bambú, a cuyo susurrante y oscuro misterio se acogió como cobijo. Se sentó en el suelo, apoyó la espalda sobre un tallo nudoso y dispuso la tableta sobre su regazo. Una rápida sucesión de ventanas respondió obedientemente a sus dedos, mientras ella, con brillo en los ojos y media sonrisa en los labios, contemplaba la animación: una niña que abandonaba a hurtadillas la casa del molino; que se encaminaba hacia las altas cañas y se escondía entre ellas para juguetear con una tableta; que se inclinaba sobre la pantalla contemplando algo infinitamente remoto: una chiquita desobediente perdida entre los susurros insinuantes de una sofocante barrera verdosa… 

Horas más tarde, sus padres la encontraron muerta, flotando sobre las aguas remansadas de la presa. Con los brazos flexionados y las manos abiertas sobre el terso azogue del río, parecía adorar con reverente actitud un terrible misterio, tenebroso y esquivo.

LA INSPIRACIÓN DEL ORIGINAL

-¿Te gustaría vivir en la casa del espejo, gatito? Me pregunto si te darían leche allí; pero a lo mejor la leche del espejo no es buena para beber… pero ¡ay, gatito, ahí está ya el corredor! Apenas si puede verse un poquitito del corredor de la casa del espejo, si se deja la puerta de nuestro salón abierta de par en par: y por lo que se alcanza a ver desde aquí se parece mucho al nuestro sólo que, ya se sabe, puede que sea muy diferente más allá. ¡Ay, gatito, qué bonito sería si pudiéramos penetrar en la casa del espejo! ¡Estoy segura que ha de tener la mar de cosas bellas! Juguemos a que existe alguna manera de atravesar el espejo; juguemos a que el cristal se hace blando como si fuera una gasa de forma que pudiéramos pasar a través. ¡¿Pero, cómo?! ¡¡Si parece que se está empañando ahora mismo y convirtiéndose en una especie de niebla!! ¡Apuesto a que ahora me sería muy fácil pasar a través! –Mientras decía esto, Alicia se encontró con que estaba encaramada sobre la repisa de la chimenea, aunque no podía acordarse de cómo había llegado hasta ahí. Y en efecto, el cristal del espejo se estaba disolviendo, deshaciéndose entre las manos de Alicia, como si fuera una bruma plateada y brillante. 
Un instante más y Alicia había pasado a través del cristal y saltaba con ligereza dentro del cuarto del espejo. Lo primero que hizo fue ver si había un fuego encendido en su chimenea y con gran satisfacción comprobó que, efectivamente, había allí uno, ardiendo tan brillantemente como el que había dejado tras de sí -De forma que estaré aquí tan calentita como en el otro cuarto pensó Alicia-más caliente aún, en realidad, porque aquí no habrá quien me regañe por acercarme demasiado al fuego. ¡Ay, qué gracioso va a ser cuando me vean a través del espejo y no puedan alcanzarme!

LEWIS CARROLL, Alicia a través del espejo

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