Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
días
4
3
horas
1
2
minutos
0
2
Segundos
4
4
Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

MAY80. MIRADA TARDÍA, de Carmen Calafat Peñas

Cuando mi cara cultivaba acné juvenil y ella empezaba a pintar canas con pasión, se empeñaba en contarme el final de las películas del día anterior. Yo me enfadaba; mis hormonas tenían asuntos más interesantes que discutir y mi encefalograma plano no distinguía lo esencial de lo intrascendente.
Hoy, hace diez años que mi madre dejó su trabajo a jornada completa de Cuentacuentos y yo daría cualquier cosa por oír de sus labios como me llamaba “princesa” y repasar con ella el final de una película más; cualquiera, excepto la del mal bicho que se instaló en su hígado y, en cosa de un mes, se la llevó.-

SIGUE EL LIBRO VIAJERO

Pues aunque el autor ya es repetidor, parece ser que el libro sigue viajando por los rincones más hermosos de este país… Pistas: el nombre del sitio suena a madera (aunque no se vean árboles) y el autor  leyó el cuento más corto en Cabezón de la Sal

MAY79. EL CARCAJ DE TUS FLECHAS, de Luis Cruz Cubero Villalba

Princesa, me parece que no me hago entender, como siempre. Me liaba al hablarte, antes y ahora, y no es fácil explicarte lo que siento, ni lo que pienso. Te horroriza que te llamase princesa, pero esta vez lo hago porque simboliza, expresa, comunica todo el amor que a veces se ha quedado a las puertas de mostrarse. Con esa palabra digo todo lo que me he dejado sin decir a lo largo de los años. Ahora ya es tarde para saber el por qué de tu molestia en la palabra, pero que sepas que con ella no digo que seas pasiva, que no pases a la acción. Ahora es el tiempo de las princesas guerreras y valientes, tú eres la primera en ese estilo. No me hubiera cansado nunca de ser el porteador de tus paquetes, el que te ayudara a llevar el carcaj de tus flechas, el soldado que te prestara toda su acción en tu lucha contra el mal y la incomprensión. Ahora no quiero olvidar todo ese espíritu, me lo llevo de vuelta cada noche, nunca lo olvido. Debo marchar, mañana te veré, he de volver al cementerio y el guarda tiene que cerrar.

http://saludosdelmar.blogspot.com.es/

ENTRE PRÍNCIPES Y RANAS…

Dice nuestro recién llegado amigo Eduardo Iañez que, además de oportuna por el tema «la canción «La rana y el príncipe» de Serrat,  es en sí misma, y como tantísimos otros temas de Serrat, un magnífico relato
Y no le falta razón… que la disfrutéis
Y gracias Eduardo

MAY77. SONATINA DE LA ESCRITORA FAUSTINA, de Marta Trutxuelo

La escritora está triste… ¿Qué tendrá la escritora?
Las ideas se escapan de su mente creadora.
Que ha perdido su musa, que ha perdido la inspiración.
La escritora espera en su silla rodada,
ahora está mudo el teclado de su ordenador.
Pero en la pantalla aún parpadea un mensaje revelador

—Admito el trato, escritora —responde el diablo—;
raudo y veloz como el rayo, en tu camino me hallo,
en el cinto doscientas palabras y en la mano un título sugerente,
feliz caballero me siento, como un genio benevolente,
y que llega desde el infierno, aceptando el trueque:
tu alma a cambio de un cuento susurrado a tu mente.

MAY76. NO, ELLA NO ES PRINCESA, de Francisco J. Sánchez Mira

Como en jaurías de lobos hambrientos y llevadas por el odio. persiguen a la bella Sofía, por hermosa, por celos y por «quita hombres«. Sofía es perseguida, sus hechos no tienen nombre, piensan las que la persiguen, mientras la hoguera van preparando y la visten con el traje de «ramera«, al sonido de los gritos y al retumbar de las piedras. Sofía se cubre la cara, nadie hace caso de sus lágrimas ni de sus gritos de inocencia, las mujeres «como lobas» tan solo quieren su sangre, su muerte y… ¡su belleza!
No, ella no es princesa.

MAY75. PRINCESA CON MINÚSCULAS, de Puri Otero Domarco

– ¿Que tal va la noche princesa?-pregunta el rajao a la lola a la luz de la farola en el parque.
-La cosa va mal rajao, la crisis, ya sabes no hay clientes.
-Eso no es lo que me dicen tus compañeras,al parecer te traes todos de calle.Vamos princesa, que yo no soy tonto, dame mi parte- le increpa al tiempo que le retuerce un poco el brazo.
-Suelta mala bestia que me haces daño y si me rompes el brazo no podré trabajar, y eso no nos conviene a ninguno de los dos.
-Ha llegado a mis oidos princesa que tienes uno fijo y al parecer es todo un potentado.
_Habladurías, solo habladurías y mucha envidia.
_No me calientes princesa, no me calientes que me conozco-grita retorciendole esta vez mas fuerte el brazo.
_No tengo nada para tí, ya te lo he dicho, quizás mañana..
_Tú lo has querido princesa, de mí no se ríe nadie.
Acto seguido le retuerce el brazo hasta que un grito de dolor infinito sale de la boca de lola y se desmaya,
_Ahora si que es cierto, ya no puedes trabajar princesa.

MAY74. REMA CONMIGO, de Esperanza Tirado

Ella, inundada en un río de lágrimas. Él intentado acercar su barca a ella. Pero una extraña corriente le arrastra en dirección contraria.
Ven, mi princesa, sube a mi barca, la invita. Remaremos juntos.
Si me subo, nos hundiremos. Ella le rechaza. Búscate a otra princesa que reme contigo.
Su rechazo le confunde, la mira interrogante, y deja de remar unos momentos.
Su barca gira en círculos, pierde un remo, intenta maniobrar… Pero un remolino se lo traga.
Su mano pidiendo auxilio es lo último que la princesa ve de él.
Vuelve a mi orilla… la princesa lo llama, y sigue llorando, haciendo que la corriente del río sea más profunda y peligrosa. La barca desaparece en las profundidades.
Ya no hay nada que hacer. Lo ha perdido para siempre.

MAY73. MISTERIOS, MISTERIOS… de Nicoleta Ionescu

“Es ella, sin duda.”Gastón observaba atentemente, desde el balcón, la escena del cabaré, por el lente de su monóculo. Su olfato de detective nunca le había engañado. La hijastra de sangre azul, horrenda y cruel, que su padre había traído a casa veinte años atrás y que había huído antes de cumplir los catorce, estaba aquí. “El misterio de los crímenes acabará dentro de poco.”
Aplausos frenéticos saludaron la aparición de la magnífica Enmascarada, envuelta en seda roja. Su cuerpo escultural despertaba deseos ocultos en la fantasía de los clientes de aquel lugar de perdición. Su voz de contralto estremecía la máscara de encaje negro que cubría su rostro. Cada noche, la Enmascarada ofrecía una rosa encarnada a uno de sus admiradores, que recibía el privilegio de acompañarla. Los elegidos volvían locos, enmudecidos. Algunos nunca volvían. Flotaban en las oscuras aguas del Sena.
Porque la reina había dado a luz una hija, no un esperado heredero real, y porque la princesa era fea, muy fea, el rey Louis había declarado muerta a la cría. Su padre, el doctor, tuvo que resolver discretamente el problema…
“Es ella, sin duda alguna”, pensaba Gastón: “Todos los ahogados son feos. Muy feos.”

http://cesariarey.wordpress.com/

MAY72. DIENTES DE ABUELA, de No(elia) Valverde

De camino hacia la cama por el pasillo, me crucé con la abuela, que salía del baño, como cada noche, brillando entre reflejos intermitentes de luz sobre los pliegues de su camisón de raso que, más que anzuelo de sueño, me parecía a mí lo único que, en justicia, debería envolverla: su vestido de princesa; A mí no podía engañarme.
Una tarde corrí a sentarme en su regazo y le enseñé el diente que se me había caído.
– ¡Mira, abuela!, seguro que viene el ratoncito Pérez.
Ella lo sostuvo entre las manos cruzadas de venas de sangre azul: Era evidente que se disfrazaba de abuela por el día y por la noche olvidaba el embuste, y –supuse- sería por el estrés de fingir ser quien no era por lo que, de un día para otro, había dejado de reír y el llanto le había cosido los ojos con hilo rojo.
Pero aquella noche -feliz porque Pérez me indemnizaría por mi reciente pérdida, optimista por todas las venideras-, vi el vaso sobre la mesilla de la abuela con sus dientes en remojo y entendí su tristeza: ¿cómo iba a ilusionarse, si a ella ya le había devuelto todos los suyos?

MAY71. LA MAESTRITA, EL CARTERO Y LA BURRA PETRA, de Javier Ximens

El cartero no sabía leer, ni falta que le hacía. Le bastaba el olor del sobre y el acontecer de sus paisanos.
Se llamaba Benjamín. Lo conocí al bajar de la camioneta que me llevó a mi primer destino. De rostro atezado y ojos negros, velaba su rozagante cuerpo con pantalón de pana, camisa blanca y boina negra. Intercambió las sacas de correos. Acercó la burra para que me subiera, mas no supe por dónde. Fue su primera sonrisa. Tras una hora de campos amarillos, olivos, jaras y tomillos, divisé la aldea de barro oprimido. Al quedarme sola, a la luz del candil, empecé a llorar y no paré hasta Navidad. Fueron las únicas vacaciones tristes de mi vida.
Allí estaban Benjamín y Petra, esperándome, cuando en enero retorné para siempre. Y al llegar la primavera, pasaban más tiempo conmigo que en sus quehaceres.
Le leí el tallo seccionado, me escribió injertos. Le nombré las estrellas, me leyó las nubes. Le enseñé pasos de baile, aprendí a leer los abrazos. Leímos en nuestros labios y escribimos en nuestras pieles. Descubrimos el amor entre los trigales. Aprendió a leer. Me enseñó a distinguir los olores y a subir a Petra.

MAY70. TU AUSENCIA, de Mercedes Marín del Valle

Al despertar sintió como si su cuerpo no le perteneciera. Con la sensibilidad a flor de piel tuvo sensaciones desconocidas e inquietantes. El fluir de los jugos de su estómago, las palpitaciones del corazón en sus ojos, el galopar del oxígeno entrando en sus músculos y hasta las comunicaciones de sus fibras nerviosas. Sintió miedo y mucho frío pero lejos de amedrentarse se puso en pie de un salto y buscó su traje amatista, despeinó sus rizos con sus manos y se calzó sus zapatos esmeralda.
El sol la acompañó mientras, sentada debajo del roble centenario donde tantas veces le leyera su esposo, rememoró besos y versos que salieron de sus bocas. Se recreó en la ensoñación de su rostro, ahora ausente, perdido en algún lugar no cartografiado, librando batallas, acatando designios de la vida.
Un golpe brusco, insolente, del aldabón sobre la vasta puerta, la sacó de su ensimismamiento. Detrás de un criado con librea, un emisario de sombrero emplumado portaba una misiva sucia y lacrada.
La sensibilidad se acrecentó en ella y todas las sensaciones extrañas que tuviera en la mañana se concentraron en una carcajada nerviosa y cantarina.
Tanto papiro y una sola y mágica palabra: MAÑANA

Nuestras publicaciones