Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

NEPAKARTOJAMA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta última propuesta es el concepto lituano NEPAKARTOJAMA, o ese momento irrepetible. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
Esta convocatoria finalizará el próximo
31 de DICIEMBRE

Relatos

OCT155. EL CORRECTO HUMANO, de Anais Moutsanas Carela

De entre las tres estrellas que forman la cola de la Osa Menor, emergieron tres naves extraterrestres. Su misión: encontrar al ser humano más correcto para dialogar con él sobre los graves asuntos del cosmos. Así que alzaron una larga antena por una ventanilla e inspeccionaron los niveles de pureza, deseo de un mundo estable, y tranquilidad en Obama, Merkel, Rajoy… entre otros grandes políticos de nuestro tiempo más.
        —Jefe —comunicó una nave a la otra—, las estadísticas dan negativo.
        —Todavía quedan zonas por explorar —intermedió la tercera nave—. Sigamos albergando esperanzas de encontrar al correcto ser humano.
        Sin querer, sobrevolaron un tramo de selva africana donde había un chimpancé rascándose el culo. La antena de las naves registró al simio e increíblemente dio positivo, así que al rato andaban abduciéndole. Habían visto humanos importantes tan poco agraciados, que aquel pobre chimpancé sólo les parecía un humano feo pero a fin de cuentas el más correcto.

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OCT154. UN GRAN SECRETO, de Jezabel Luguera González

-Te voy a enseñar el mayor secreto del mundo pero, tienes que prometerme que no dirás nada, ¿prométemelo?
-Te lo juro, anda cuéntame.
Subimos a su habitación apago la luz y al abrir la cortina una luz invadió todo, era como formar parte del sol.
-¿Lo ves? Son mis estrellas, ellas me ayudan a conseguir lo que me proponga.
-¿Cómo… te ayudan? Explícate.
– Hace unos días había decidido rendirme y hacer lo que todo el mundo esperaba de mí,  no lo que yo quería, pero de la noche a la mañana, mis tres estrellas aparecieron y la responsabilidad de proteger el secreto, me dio el empujón para seguir mis sueños.
-¿Y por qué son 3?
– Una son las ganas, otra la fuerza y última la paciencia.
Feliz por mi amigo, me despedí de él. Di vuelta a su casa y confirme mi sospecha, las estrellas eran las luces de las nuevas farolas de la carretera comarcal. Pero, prometí no decir nada y eso haría.
Sin darme cuenta yo también encontré ese empujón, aunque a mis estrellas yo las llamo farolas.
“Busca las tuyas” y cuando las encuentres, protégelas, nunca te fallarán.

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OCT153. LAS CUATRO ESTRELLAS, de Amparo Hoyos Sanchis

Edelmira sabía de la Noche Vieja, pero en su aldea casi nadie la celebraba. Eran gente humilde que trabajaba en el campo, tenían otras preocupaciones y ahora que estaba sola, sin hijos y sin marido, todos los días eran iguales.
Cuando se casó con Pascual, la vida era dura, pero se tenían el uno al otro. Hombre callado y bueno, por las noches se hacían compañía junto al fuego.
Edelmira quedó dos veces encinta. El niño nacido del primer parto murió de neumonía con dos años; los antibióticos llegaron tarde. El  segundo nació sin vida, en el hospital. Le dijeron que había hecho demasiados esfuerzos  en el campo.
Pascual y Edelmira ya no pudieron ser padres, pero siguieron unidos con su monótona vida de campesinos. El tiempo, el clima y el trabajo los fue consumiendo, hasta que Pascual, partió un treinta y uno de diciembre.
Todos los años, cuando llegaba esa fecha, Edelmira después de tomar la misma cena que el día anterior, pedía a Dios por sus tres estrellas que brillaban en el cielo, hasta que una noche, se quedó sentada en un banco contemplándolas; al día siguiente, el firmamento contaba con una estrella más.

OCT152. EL BOSQUE DE ESTRELLAS, de Mª Carmen Gómez Caro

Pasó su infancia atrapando luceros. Capturaba el reflejo en un charco y saltaba sobre el agua diciendo \»eres mía, estrella\», y así, poco a poco, se hizo con un bosque de luminarias de escarcha prendidas en la noche. Porque en la hora de los prodigios, cuando se abría el cielo después de un aguacero, la calle se llenaba de niños que saltaban charcos y construían bosques.
Eso fue antes de que los soldados entraran en el pueblo con los ángeles ensartados en sus lanzas, antes de que a su padre y a su hermano se los tragara la tierra, antes de que le diera terror que le crecieran los pechos, mucho antes de que el río bajara cargado de miedo.
Ahora, el suelo. La boca y la nariz llenas de barro y de sangre seca. Las piernas rotas. El frío en la espalda. Los ojos cerrados para pensar en charcos y en bosques de estrellas.
El hombre de las botas le aparta el pelo en un repentino gesto piadoso. Saca su pistola y dispara tres veces sobre su vientre. Mientras los tres luceros rojos anidan en su camisa, ella camina entre los cuerpos celestes.
«Eres mía, estrella…Eres mía, estrella…«.

OCT151. LAS MÁS BRILLANTES… de Inmaculada Rodríguez Flores

Como cada anochecer se acerca a sus camas a darles el beso de buenas noches. El día ha sido intenso, un ir y venir para llevarlas al colegio, prepararles el almuerzo, volverlas a recoger, escuchar sus historias —siempre poniendo cara de mucho interés—, comentar lo que piensa sobre los relatos que escucha… Esa es la labor de esta madre abnegada, una de tantas, como la tuya y la mía, es que a cada instante vela por sus tres estrellas.
Un día llegó la primera a sus brazos, y le pareció la más bella del mundo… Años después llegó la siguiente, y pensó que eran dos estrellas maravillosas, las más brillantes, las más hermosas de todo el mundo.
Hasta que llegó la benjamina, y en ese instante comprobó que para cualquier madre todas sus hijas han de ser igual de bellas, igual de amadas,…todas han de recibir el mismo trato.
De hecho,  son sus tres estrellas, las que alumbran sus momentos más oscuros, las que guían sus más duras decisiones… las que hacen que cada día exista un maravilloso motivo para saludar al sol, sabiendo que nuevamente, cada noche… volverá a arroparlas, a besarlas, a sentir ese amor indescriptible.

OCT150. SOLUCIÓN, de Pablo Vázquez Pérez

La niña dibujaba esos triángulos incompletos en su cuaderno durante las clases, figuras que al enseñárselas al maestro y a sus compañeros, nunca lograban comprender.
En la universidad, ya de adulta, la joven siguió marcando esas líneas sugerentes y misteriosas que ni los colegas ni los docentes eran capaces de descifrar.
Varios lustros después, siempre había administrativos curiosos en la oficina, que trataban de adivinar imágenes ocultas en los formularios de su compañera, entre vértices y ángulos difuminados unos encima de otros,.
En la residencia de ancianos, una tarde lluviosa de otoño, la mujer, ya vieja, marcaba con el dedo índice las rayas en el vaho que empañaba el cristal, hasta que otro interno se acercó a la ventana uniéndolas con un solo trazo, hasta formar tres estrellas sobre el vidrio húmedo.
Aquella noche el firmamento lucía más brillante que nunca.

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OCT148. ORIÓN Y SUS ESTRELLAS, de Jose Vicente Pérez Bris

He dilapidado tres amores. El primero fue Ana, flechazo de instituto. Nos casamos jóvenes y  renunció a la carrera. Fue la escudera fiel, sacrificada por su héroe. Soportó penurias sin fin hasta que publiqué la novela.
Joana la editó. Intimamos enseguida. Alimentaba el caudal de halagos que deseaba escuchar. Descubrí un mundo diferente. Glamour, estilo y una fe ciega en mis posibilidades. Tiré siete años de matrimonio por la borda. Me zambullí en un mar de fiestas, presentaciones y banalidades. Al despertar, habían pasado dos años. Joana exigía más espacio en el campo de juego. Se ahogaba. Y lo peor de todo, quería una segunda novela. Terminé destrozado.
En la retirada, la vencedora se apiadó buscándome un empleo. Al menos, un sustento que alimentara los devaneos de escritor frustrado.
El destino me otorgó una tercera oportunidad. Apareció Laura. Era la nueva becaria. Convertirme en mentor de un alma joven pasó a ser una nueva pasión. Resultaba increíble como se dejaba moldear en forma y manera sin rechistar. Descubrir que jugaba un doble juego me llevó un año. Ahora, solo al caer la noche, miro al cielo y evoco las tres estrellas que apagué y nunca lucirán.

OCT147. DISTANTES, de Miguel Ángel Page

Están aquí, y allí. Pasan desapercibidos entre la gente. Son cuerpos huérfanos que cada noche bajo las estrellas se sueñan y, a ambos lados del océano, recuerdan su futuro, comparten el lamento. Todo es pasado en su plato, junto con algunas migajas de porvenir. Los hubo también que vivieron a cada lado de un muro, separados por una guerra; hoy a pocos kilómetros de la frontera, o con un estrecho de por medio acrecentando sus heridas; mañana uno en la Tierra, otro en Marte, o sabe Dios dónde.
Las estrellas no tienen puntas. Simplemente existen y, con suerte, titilan. Entonces las miramos, y nos sentimos más cerca. Pero a los niños aún no les ha dado tiempo a dibujarlas como las vemos nosotros. Algunos allí, otros aquí.

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OCT146. LUCES Y DISTANCIAS, de Juan Herminio García-Zeballos

Esas tres estrellas que brillan por las noches en el firmamento, quizás ya estén extinguidas, pero como se encuentran a una enorme distancia de la Tierra, sus emisiones, aún viajando a la velocidad de la luz, tardan miles de millones de años en llegar a nuestro planeta y por esta causa, creemos ver una realidad que ciertamente ya no existe. De alguna manera y gracias a este fenómeno, podemos conocer el pasado: hoy, vemos algo que hace mucho que ocurrió.
¿La máquina del tiempo?… Algo así. El Universo no sólo nos permite filosofar y ser románticos, también nos da la oportunidad de vivir la Historia.

OCT145. BUSCANDO ENTRE LAS NUBES, de Yael Fernández Cadenas

Mi padre dice que cuando una persona muere pueden ocurrir dos cosas: si fue mala en vida queda un pequeño punto  vacío en el cielo, un espacio chiquitito que jamás se iluminará. Yo me asusto: no me gusta la oscuridad, me dan miedo las sombras, pero él me dice que no hay que tener miedo a esa oscuridad si eres bueno, porque en ese caso, al morir, llegas a ese diminuto espacio que te estaba esperando en el cielo y un montón de ángeles lo iluminan para ti, para hacer saber a tus seres queridos que has llegado a tu destino y que te encuentras bien. No hay sombras, solo luz y pequeños ángeles para acompañarte, me asegura.
Mi mamá y mis dos hermanos, Ana y Carlos, fueron siempre muy buenos. Les echo de menos, y papá también, aunque intenta que yo no lo note. Como fueron tan buenos ahora puedo verles cada noche. Deben de tener muchísimos ángeles haciéndoles compañía, porque brillan mucho, ¿sabes? No importa si al oscurecer el cielo está nublado, mi padre y yo siempre logramos encontrarles para desearles buenas noches y agradecer a los ángeles que cuiden de nuestras tres estrellas.

OCT144. FUGACES, de Elisa de Armas

A la caída del sol, un vientecillo helado hace que Susana se acurruque en sus brazos. David siente el peso dulce de otro cuerpo en el suyo, una voz en la que se mezclan la entrega y la coquetería, los ojos enamorados con que lo mira la muchacha y, cuando la estrella fugaz atraviesa el crepúsculo, no puede evitar pedirle que ella lo quiera para siempre.  Así, como esta noche.
Se arrepiente al instante. ¿No ha deseado lo mismo ya tantas otras veces? ¿No sabe bien que es voluble y novelero, que sus amores tienen contados los días, que dentro de poco Susana será una atadura y que aparecerán otras, desconocidas y apetecibles, que terminarán por hacérsela aborrecer?  Una segunda estrella surca el cielo.  Ahora David desea sentir toda la vida esta misma ternura feliz que siente ahora.
Amor eterno. ¿No habrá sido demasiado ambicioso? Quien aspira a lo absoluto nunca consigue nada. Una tercera estrella se enciende y, antes de que se apague, David le solicita un favor pequeñito: que, cuando se separen, no haya ni vencedores ni vencidos, que ambos recuerden siempre, sin reproches, que una noche se amaron junto al mar.

 http://pativanesca.blogspot.com

PLATA PARA MEL…

Sigue la racha…

Hace unos meses, apetición vuestra, promocionamos desde aquí el II Concurso de Microrrelatos sobre discapacidad Creciendo Juntos , iniciativa del Ayuntamiento de Piélagos en Cantabria; y el resultado no ha podido ser mejor: la ganadora del concurso ha resultado ser
 
María Elejoste (Mel) 

que viajó ayer hasta Vioño para recoger su premio.

María Elejoste y Enrique Torre, alcalde de Piélagos

Nos alegramos por muchas razones, pero principalmente, porque María, además de buena autora, lleva meses demostrando en ENTC con sus rlatos y comentarios que es muy muy muy buena gente.
Para los que no conocéis aún a la autora os invitamos a que leais sus propuesta de este mes en donde confluye una histórica constelación de estrellas muy particular….
Su título es EL SABIO Y LOS CABALLEROS DE LAS ESTRELLAS.

Felicidades Mel…

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