31. PARÍS, 1960
En el bolsillo interior del abrigo llevaba la fotografía de Ingrid. Era lo único que había conservado de su joven esposa, que sonreía en aquel barco sobre el Sena.
Pidió un taxi, se ajustó el sombrero para ocultar el rostro y comprobó el nombre falso de su pasaporte. Si tenía suerte, regresaría a los Estados Unidos antes de que Tom Davis diese con él.
Tom Davis… Se cruzó en sus vidas. De compatriota dispuesto a hacer de guía se fue convirtiendo en confidente de sus turbios asuntos financieros, quizá en el amante de su mujer. Al menos, eso creyó la noche en que los sorprendió bebiendo entre risas, el momento en que le disparó por la espalda, el instante en que él se apartó y ella quedó tendida en la moqueta de la habitación.
Al llegar a Orly, Tom lo estaba esperando. Tenía que haberlo imaginado. Le pagaría lo que fuese. Le ofreció diez mil dólares, pero le pidió algo más: una foto de Ingrid.
Carmen, tu historia, con su estupendo thriller y su ambientación, me ha llevado a recordar una de mis películas favoritas, Casablanca, así que doble gracias, por la lectura y por darme una idea para pasar un buen rato con Ilsa, que comparte la inicial con tu protagonista!
Mucha suerte, un abrazo.
Interesante relato negro con trepidante ritmo cinematográfico. Muchas suerte, Carmen un abrazo fuerte.
Me alegra que te haya gustado, Aurora.
Besos.
Pasaron la película hace muy poco por televisión. Igual me he dejado influir sin saberlo. También está entre mis favoritas.
Muchas gracias, Paloma. Besos.
No es usual que un triángulo amoroso funcione, o salta por los aires la estructura entera o alguno de los ángulos termina quebrado. La literatura y el cine están llenos de ellos, plenos de amor, pasión y celos. No todo se puede compartir. Estos dos hombres han perdido y los dos demuestran haber querido y mucho a la misma mujer, la prueba está en esa fotografía, la de una víctima que ha sido tiroteada, cuya posesión podría traerles problemas, una imagen en papel que ambos, como a ella en vida, desean tener de forma exclusiva y a toda costa.
Un relato con una intensidad muy bien llevada y un final que, en lugar de ser lo trágico que quizá podríamos esperar, ofrece un giro diferente que consigue sorprender y, de alguna manera, iguala a los dos personajes antagonistas.
Un abrazo y suerte, Carmen
A este triángulo se le quiebra el ángulo que los unía. O los separaba, según se mire. El desenlace, como dices, iguala a los antagonistas, tanto en su amoralidad como en el amor por la misma mujer.
Tu comentario, como siempre, enriquece el texto, Ángel. Mil gracias por ello y felicidades de nuevo por esos más de cinco mil.
Un fuerte abrazo.
Delicioso relato…así de sencillo.
Muchas gracias.
Saludos.
Hola, Carmen.
Un gran relato. Me encanta como logras ese ambiente, que imagino de película de espías en blanco y negro. No es fácil hacer que un relato logre trasladarte a un lugar concreto. Por otro lado, una historia clásica: amigos, asuntos turbios, celos… está tan bien contada que te deja un sabor de boca estupendo. Lo bueno de las cosas clásicas es que no están sujetas a modas y siempre dan resultado. ¿Qué más puedo decirte?, pues que me gustó mucho.
Un abrazo. Veo que estás en plena forma, sigue así.
Te agradezco que hayas visto las imágenes en blanco y negro, como en una película clásica, pues así pensé esta pequeña historia de personajes turbios.
¿En plena forma? No sé. Hago lo que puedo. En este caso, como bien dices, recurrir a lo clásico.
Un abrazo, Ángel.