22. PASAMANOS (Juan Manuel Pérez Torres)
Su vida es ya como una escalera de caracol dentro de un laberinto -me dijo, hablando de la abuela. Va bajando peldaños lentamente y, en cada paso, el suave giro le va dando la espalda sin saberlo ¿sabes, hija? parecen escalones sutiles, pero son determinantes porque no tienen retorno. Así explicado, lo entendí entonces. Su experiencia como geriatra era reconocida por todos.
Ahora solo lo acompaño, le leo a ratos, miramos fotos, de alguna manera, le hago más cómodo su tiempo.
Y veo cómo cada mañana se despierta sin pretenderlo, cómo sobrevive esperando que sus ojos también olviden.
No ha de ser tan sencillo envejecer con dignidad, hay que tener mucha sabiduría para ver que el tiempo es finito y no decaer por ello, que el cuerpo que nos sustenta se deteriora y que cada escalón ya no tiene retorno.
Un relato con metáforas hermosas y realistas.
Un abrazo y suerte, Juan Manuel
Gracias, Ángel. Me gusta que estés siempre ahí, comentando y arropando «nuestros pesares». Te doy a razxi yo también. Suerte.
Te doy abrazo, quise escribir, Ángel.
Triste y realista. Yo lo he vivido y da mucha penita ver cómo un ser querido desciende por esa escalera de caracol sin retorno. Aún así, la narración te ha quedado muy bella además de sentida.
Un abrazo, Juan Manuel.
Sí, Ana María, yo también lo he vivido. No hay escalera que duela más. Hermanados en el sentimiento, quizá esperamos no encontrar la nuestra. Gracias por tu abrazo, otro para tí, Ana María.
Qué bueno, Juan Manuel. Breve e intenso. Me encanta la metáfora de la escalera de caracol para reflejar esa pérdida cognitiva que debe de sufrir la abuela, y que el marido, cuidador, espera que también a él le llegue y así se evite presenciar lo que tanto le duele. Mucha suerte y un abrazo muy grande.
Gracias, Jesús.
Ciertamente, el tema tratado es bastante intenso, y, quizá por ello, mejor también breve. Sin embargo, esa escalera de caracol (lenta, babosa, que no sabe retroceder, que se lleva la casa encima y deja una huella acuosa) se hace interminable.
Otro abrazo fuerte, compañero.
Me encanta la metáfora de la escalera de caracol como alegoría del acompañamiento. Enhorabuena.
Los que hemos visto y sufrido esas escaleras, Susana, sabemos bien cuántos giros tienen. Pero hay que contarlo sin dar muchas vueltas. Un abrazo.
Uf, qué duro pero qué bien contado. ES muy buena la analogía de la escalera, que también puede aplicarse a la vida en general: vamos bajando escalones sin retorno.
Un abrazo y suerte.
Y llega el momento, Rosalía, en qué solo podemos ejercer de «pasamanos» para hacer esa escalera más cómoda, más suave, más humana. Gracias por tu deseo de suerte y por tu abrazo. Otro mío para tí.
Ay, Juan Manuel, menos mal que está ahí ese pasamanos para asirse en la bajada sin remedio. Triste, pero real, como la vida misma. Un abrazo fuerte.
Sí, Aurora, la ficción es la pura realidad. Son minucias, a veces retazos, como pequeñas pinceladas que van dando forma, color y vida al paisaje que habitamos. Un fuerte abrazo.