39. ¿Perseverancia?
Siempre que lo lava, a mano con un jabón especial para tejidos delicados, opina que tuvo muy buen gusto al elegir ese conjunto. Sabe que vestir de color rosa a las niñas y de azul a los niños es algo del pasado, pero desde jovencita lo había imaginado así. Por eso, la ropita de Clara no iba a servir para él, pensó cuando su barriga volvió a crecer dos años después. Y compró unos pantaloncitos y bodi de tonos celestes. La mala fortuna le arrebató a su bebé mientras aún estaba en su vientre. A pesar de ello ha mantenido la esperanza de poder usar esas prendas, y las siguió lavando cada tres o cuatro meses para tenerlas a punto en cuanto las necesitara. Ahora ha llegado ese momento. Al fin les dará uso: su hija está embarazada. Y cruza los dedos para que sea varón.
Nunca es tarde para cumplir los sueños aunque sea por un motivo que parece tan del pasado, Carme. Ahora, con un poco de suerte, por fin podrá ponerle esa ropita comprada con tanto amor y gusto después de tantos años de espera y de esa tragedia. Besos mil y de nuevo, mil gracias por arrancar esa iniciativa que me hace tan feliz. Tienes madera de líder. Un abrazo inmenso, amiga.
Querida Gloria, ¡siempre se ha de apostar por los sueños! 😉
En el caso de nuestra protagonista, me da que pensar todos esos años lavando esa ropita…
Esperemos que ahora disfrute de ese niteo que está en camino.
Un beso, parisina.
Carme.
Me ha gustado la forma de abordar un tema tan repetido como es el color de la ropa del bebé. El final es acertado, aunque se perpetúe esa costumbre, que entiendo, debería de estar en desuso por lo que representa. La realidad se impone, y no hay más remedio que contarla.
Nos seguimos leyendo, suerte.
Hola, Rosa!
Pues ya dicen «para gustos, los colores», así que cada uno puede poner los que quiera pues afortunadamente ya no miran mal a nadie si una criatura lleva un color u otro. Si a ella le gusta el azul para niño, perfecto, pero ya no es «la norma a seguir». [A decir verdad, en el relato lo usé para dar un motivo de cambio de ropa del primer bebé al segundo que esperaba, no era mi idea que fuera un tema de debate 😅, pero una vez escribes algo es el lector quien decide qué hace con ello 👍]
Muchas gracias por pasarte a comentar.
Un abrazo.
Carme.
Los usos y costumbres cambian, en principio evolucionan a mejor, o así tendría que ser. El color de la vestimenta según el sexo debería ser algo superado, pero tu protagonista y su ropa es de una época anterior. Es lógico y comprensible su nueva ilusión, la esperanza de que tras muchos años aún sea posible ver a un niño de la familia con el atuendo que había preparado. Ojalá la vida, caprichosa, le permita ese deseo.
Un relato que enseña a no perder la esperanza, incluso cuando parece que las oportunidades no podrían volver.
Un abrazo y suerte, Carme
Cierto, la protagonista es de una época anterior. Y la ropa tenía que ser para su hijo. No está muy claro cuál era su esperanza durante todos esos años, aferrada a su deseo no materializado…
En cualquier caso, esperemos que ahora pueda disfrutar del nieto, como la ocasión merece.
Un abrazo de vuelta, Ángel.
Carme.
Ah, Ángel, he hecho un pequeño retoque en el título añadiendo los interrogantes, pues no sé si tras tantos años sería perseverancia …o más bien obsesión?
Quizá con los interrogantes no se obtenga la lectura directa en clave almibarada del texto.
Un relato emotivo sobre el amor maternal que pugna por manifestarse después de una pérdida. Es tan fuerte que encontrará una vía para expresarse sea nieto o nieta quien nazca. Enhorabuena, Carme.
Un abraçada,
Josep Maria
Seguro que llenará a la criatura de amor maternal (o «abuelil»), pero la pobre ha arrastrado esa pérdida y su necesidad del segundo hijo durante muchos años, como nos muestra ese lavar la ropita a lo largo de tanto tiempo.
Esperemos que le sirva de consuelo.
Una abraçada de tornada.
Carme.
M.Carme Marí, ¿seguro que no se me olvida poner la «n»? Me parece original como la primera «n» de tu nombre es devorada por la siguiente M (esta más importante, que es mayúscula je,je…)
Bueno a lo que voy, que es el relato Yo veo más que el tema de los colores, rosa para niña y azul para niño. Creo que tu protagonista sí tiene una obsesión muy comprensible por la pérdida del bebé que tuvo en su día.
Por lo demás lo importante es que nazca sano, sea niño o niña.
Un abrazo
Hola Pilar.
Creo que estás en lo cierto, y algo de obsesión habrá ahí, pues tantos años con ese hábito… (por mucho que durante un tiempo siguieran buscando ese hermanito para Clara).
Esperemos que este nieto/a no tenga ningún problema.
Muchas gracias por pasarte a comentar.
Un abrazo de vuelta.
Carme.
(sin n final – versión catalana de Carmen 😉
Todos cruzamos los dedos por ese varón, pero si no lo es también le llenará de felicidad que las abuelas abuelas son. Abrqzos suerte MCarme
Seguro que sí, Manuel.
Y ahora creo que le pondrá las prendas celestes a la criatura aunque sea una niña.
Muchas gracias por pasarte a comentar.
Un abrazo de vuelta,
M.Carme.
Llega un momento en la vida en que ciertas cosas no dependen de uno, aunque en este caso esa cuestionada «perseverancia» tiene todo su sentido, al menos en lo referente a que tu personaje cumpla su sueño. Ella al menos está cumpliendo con la parte que le toca. Mucha suerte y un abrazo, Carme.
Ya lo dices bien, hay cosas que no dependen de uno…
El cuestionar su perseverancia es por el tiempo que sigue con la ropita, lavándola como si la fuera a necesitar en breve. Cierto es que ahora tendrá a quien ponérsela, aunque no sea directamente su hijo.
Muchas gracias, Enrique, por passarte a comentar.
Un beso.
Carme.
Esperemos que esa esperanza que crece en el corazón de una madre a punto de estrenarse como como abuela, consiga mantener a raya al dolor, lejano ya, de haber perdido a su bebé. Así podrá disfrutar mucho mejor del placer de acunar a un pequeño de nuevo. Muy tierna tu historia.
Un abrazo
Esperemos que el dolor de la pérdida y la ausencia del segundo hijo buscado, se puedan «compensar» con ese nieto que llegará.
Celebro que te haya gustado, Paloma, y gracias por pasarte a comentar.
Un abrazo de vuelta.
Carme.