69. PIRÓMANO (Salvador Esteve)
Acojo la noche como disfraz y entre la desolación me abro paso. Mientras los humanos duermen con la conciencia enjaulada en sus miserables sueños, repto sobre el asfalto y asciendo al edificio más alto; el orgullo de la ciudad. Ya en su cumbre levanto mis ramas como brazos clamando justicia y espero. Las nubes se van agrupando presagiando la tormenta. El rayo escucha mi llanto y viene hacia mí desgarrando mis tejidos. La savia que hasta ahora me insuflaba vida se esparce sobre el cemento; el fuego empieza su reguero de ceniza, de destrucción.
Mientras mi existencia se consume veo una lluvia verde caer sobre la tierra.
Amparado en las sombras de la noche, un árbol audaz llega a la mayor altura de la ciudad. Allí se inmola con ayuda de un rayo, haciendo que una lluvia verde vuelva a recuperar de forma natural el espacio del que los hombres se habían adueñado, con su capacidad para alterarlo todo. Tras su valiente acción, tan generosa que es suicida, el bosque colonizará el espacio urbano y artificial, todo recuperará el equilibrio. Para que ello suceda, de forma paralela, la especie humana tal vez también tenga que desaparecer.
Un relato muy interesante y completo, que navega entre el cuento, un futuro que ha de ser apocalíptico para regresar al pasado, y el mensaje reivindicativo, dirigido a la conciencia de los hombres prepotentes.
Un abrazo y suerte, Salvador
Muchas gracias por el comentario, Ángel. Como siempre, acogiendo y enriqueciendo el mensaje y el relato, un placer tus palabras. Un abrazo.
Un buen juego de tiempos has utilizado en tu relato, Salvador, para ofrecernos una historia entre el realismo presente y la ficción futura.
Impresionantes imágenes que nos hacen reflexionar sobre las barbaridades que ocasionamos a la tierra.
Suerte y un abrazo virtual.
Me encanta tu reflexión, pues ese era el objetivo del relato. Cuidar y convivir con la naturaleza es nuestra obligación con el futuro. Muchas gracias, María Jesús, por tu visita. Un abrazo.