46. POLVO SOY
En mi primer día aquí he descubierto que una hoja tarda tres segundos en caer del árbol cuando el viento está en calma y que los primeros rayos de sol apuntan directos al corazón que tatuamos en aquel viejo roble hace ya treinta años. He volado prendido en las alas de un hada salpicando esos manantiales que tantas veces recorrimos. Me he pegado a la polaina de un duende y juntos saltamos de rama en rama hasta alcanzar la copa más alta para otear el horizonte. He visto como las lechuzas se preparan para cantar la caída de la tarde y he aprendido a revolotear como una partícula en suspensión que soy. Es una sensación única, Marieta, estoy seguro de que te gustaría. Ha sido un día lleno de sorpresas, como la de verte allí abajo haciendo arrumacos con mi mejor amigo mientras os deshacíais de mi urna funeraria en el contenedor de basura. Menos mal que os quedó un poco de dignidad para vaciarla antes sobre nuestro bosque.
Los lugares nos marcan, a unas personas más que a otras. La vida sigue, está claro, pero para quien se le ha detenido, pasando a fundirse con la naturaleza, la percepción debe de ser muy diferente.
Somos polvo materializado en un organismo complejo, y en polvo nos convertiremos algún día, pero muchos queremos pensar que somos algo más que materia orgánica, como lo demuestra tu protagonista. En ese plano en el que él se encuentra, a pesar de haberse llevado un disgusto, posiblemente se sufra menos.
Me alegra leerte después de tanto tiempo, Esperanza.
Un abrazo y suerte
Angel, me alegra reencontrarme con tus inigualables comentarios. Vuelvo a casa por Navidad. Os he echado de menos.
Un abrazo,
Preciosa comunión con la naturaleza, Esperanza. Un abrazo. Gloria
Gracias Gloria. Un abrazo.
Esta partícula de polvo no tiene nada de inerte, pues vuela en alas de un hada, viaja pegada a la polaina de un duende y, lo más importante, cuenta la historia del hombre que fue y más importante aún, atestigua y relata lo que su recién estrenado estado le permite ver: la nueva vida (eso es lo que él cree, no lo que el lector entiende) de quien fuera su mujer, que está lejos, muy lejos, de guardarle el luto que él suponía… Moraleja: nunca termina uno de conocer a las personas, mucho menos a quien más creía conocer… Lo mejor del micro, a mi entender, es ese periplo que el lector emprende junto a la voz que narra, y que ve, y descubre…
Muy bueno, ESPERANZA, me encantó.
Cariños,
Mariángeles