45. POR LA BOCA… (Carmen Cano)
Porque Tino, aun siendo el más rebelde de los dos, conseguía con sus zalamerías las atenciones de mamá y siempre me ganaba en las peleas.
Porque, a pesar de que yo vi antes el pez de colores en la fuente del parque, fue él quien lo atrapó y yo lo lancé a la piscina cuando aún no habíamos aprendido a nadar.
Porque desde entonces su imagen preside el mueble del salón y mis peores sueños.
Por eso necesito ayuda, porque yo nunca fui celoso, doctor, aunque me sobraban motivos para serlo.
Ay, pobre… le dicen que tiene celos de su hermano. ¿Qué culpa tiene él? Jajaja.
Muy buen relato, Carmen. Los celos entre hermanos son inevitables, pero este no le deja tranquilo ni después de muerto.
Besos apretados.
Aunque el protagonista no lo quiere reconocer, siempre sintió celos del hermano.
Muchas gracias por tu comentario, Pilar.
Besos.
Madre mía, ten hermanos para esto…uyuyuy…Pues sí va a necesitar al doctor, sí. Mucha suerte. Un abrazo fuerte, Carmen.
Cuanto más cercanos, más terribles los celos y sus consecuencias.
Muchas gracias, Aurora.
Besos.
Parece ser que la envidia no sólo mata al que la padece y este infeliz protagonista se descubre el solito. Pobre, es digno de compasión… Mucha suerte, Carmen. Besos.
Cualquiera ve sus celos, excepto él mismo.
Muchas gracias por tu comentario, María José.
Besos.
Me da la impresión de que tu personaje, escuchándose a sí mismo durante esa terapia, acabará sacando conclusiones parecidas a las del doctor y a las de cualquiera que lea tu relato. Muy buena propuesta, Carmen. Contando mucho diciendo poco.
Suerte con ella.
Eso esperamos, que la terapia sea efectiva y que el personaje se dé cuenta de lo que está diciendo.
Muchas gracias por tus palabras, Enrique.
Un abrazo.
Me ha gustado mucho tu relato, Carmen. Parece sencillo y, sin embargo, tiene mucha tela que cortar, con tantas lagunas que necesita rellenar el lector.
¡Enhorabuena!
Muchas gracias, María, por tus palabras y por leer entre líneas.
Besos.
Por la boca, así muere el.pez, y por lo visto no sólo el pez… y me imagino al psicólogo, obligado a guardar «secreto profesional»… ¡El dilema que debe tener escuchando semejante cosa!
Un micro sobre hermanos, celos, y algo más…
¡Muy bueno, Carmen!
Cariños,
Mariángeles
Tú has completado el refrán, Mariángeles. El mismo protagonista se delata sin ser consciente de ello.
Mil gracias y besos.
Hola, Carmen.
Relato breve, pero intenso.
Muy buena suerte. Aprovecho para mandarte un cariñoso saludo.
Muchas gracias por pasarte a leer y comentar, Ángel.
Un fuerte abrazo.
Carmen, una alegría enorme volverte a leer.
Pues menos mal que tu protagonista, pese a los motivos no era celoso.
Muy bueno.
Suerte y besos.