45. ¡POR UNA BICICLETA!
No tuve una infancia feliz pero tenía un balcón. Era un balcón pequeño, en una casa, si cabe más pequeña, en la que vivíamos muchos y nos juntábamos más. Vecinos del pueblo que venían al médico, a hacer un trámite, una compra… Llegaban por la mañana y se quedaban hasta la noche. Nuestra casa era su campo base.
No tuve una infancia feliz pero tenía mi balcón, un madero, algunos clavos, un martillo y mucho tiempo. Con los clavos y aquel madero, que utilizaba y reutilizaba sin descanso, construí un abecedario secreto, aprendí a hacer grabados, a ser rápido y preciso, ordenado y curioso. Todavía conservo aquel madero, y éste, las historias que se contaban en una casa tan pequeña como llena de gente. Las historias casi siempre las narraba mi abuela, muchos venían a la ciudad sólo para escucharla; yo las mecanografiaba a golpe de martillo.
No tuve una infancia feliz y la bicicleta de uno del pueblo ocupó mi balcón. Perdí mi sitio, volví al salón. Perdí mi invisibilidad y me convertí en el niño de los recados, había cosas que un niño no debía escuchar.
Por una bicicleta, perdí un balcón y mi infeliz pero querida infancia.
Bello Eva. Muy bello y con mensaje. En la vida que nos toca vivir, sabemos lo que tenemos desde el instante en el cual lo hemos perdido.
Seguro que tendrás suerte con la propuesta.
Ton.
Pues se ven pocos por aquí y se agredece leer un micro de prosa con tintes poéticos. Suerte, Eva.
¡Hay que ver cuántos usos le podemos dar a una bicicleta! En este caso, sirve para mandar a hacer puñetas al pobre muchacho y para que podamos disfrutar de una estupenda ración de poesía narrada.
Qué bonita historia, me ha gustado mucho y me ha parecido original. Me ha encantado el inicio de cada párrafo, y ese balcón.
Pobre muchacho, una bicicleta le saca de su sitio, ese lugar tan preciado. Bien podrian haberle dejado a él la bici, igual hubiera encontrado otras formas de vivir historias ya que le privaban de disfrutar las de la abuela. Suerte con este bello relato Eva.
eva, que bien te ha quedado este cuento lleno de mensajes. Suerte y saludos
Muy original, Eva. Es muy interesante el tema del balcón como lugar desde donde escuchar sin que perciban su presencia, casi como un espia.
Felicidades y abrazos.