(Q. U. 10) Este año, de vacaciones al norte
Mis hijas estaban encantadas con aquella casa rural que habíamos encontrado en internet. Preparaban su equipaje. A la de 11 años le aconsejé qué llevar. “Yo ya soy mayor para que me ayudes”, me espetó la de 13 con autosuficiencia, aún así, le recordé, que no se olvidara de lo más importante y necesario, que luego no se arrepintiera de no haberlo llevado.
Durante el viaje, la pequeña leía mi último libro “Los arándanos de Juan”, la otra escuchaba música de una banda pop que estaba revolucionando a las jóvenes.
Al llegar, les propuse ir a la playa. La menor, en traje de baño, esperaba en el porche, su hermana, sobre la cama, tarareaba con sus inseparables cascos. “Ponte el bikini” le dije cuando logré que me escuchara.
-No lo he traído, contestó sin inmutarse apenas.
-¡¡¡Tanta maleta y has olvidado los más importante!!!
-No, lo importante lo he traído.
Abrió su maleta, en una bolsita de plástico estaba su camisón y su cepillo de dientes… debajo; dos tazas, un paraguas, tres videocintas, dos álbumes de fotos, cuatro cancioneros, seis gorras, dos retratos, tres revistas, pines, cinco discos, llaveros, una carpeta con recortes de prensa… ¡TODO! de los Baquestritbois esos…
Cada uno tiene sus propios valores, hija. También nos encontramos con las «patatas a la importancia», otro asunto serio y respetable.
Un beso, Rosy.
Jajaja Susana, no estaban mal las patatas esas, aunque ya sabes, no tenía otra alternativa.
Un beso.
Hija mía, es como hacerles una foto a las mías.Una vez viajábamos en bus las tres y teníamos que hacer noche. Les dije «lo que entre en una mochila» (pensando yo en pijama y neceser) mi sorpresa fue al llegar cuando descubrí las planchas de pelo y el secador.
La mías son mas de juandirection, je je je
Que conste Mel que escuché decir a alguien que este podía ser tuyo… ¡vaya un halago!
Creo que esto nos ha pasado a muchas madres, yo, para no variar y como casi siempre, basándome en hechos reales.
Un abrazo y gracias por comentarme.
Rosy, también, casi has contado mi cuento. En su mochila, mi niño llevó a la playa sólo una enorme tohalla de baño. No puso lo que le pedí «poque no me cabió»… ¡Tuvimos que comprarle toda la ropa para las vacaciones! Me encanta saber que no soy la única a quien le pasaron estas cosas, jaja! Todo, por no revisar… Tal vez tu niña no tenía intención alguna de dejar sus tesoros, para entrar al mar… Gracias por el buen rato! Saludos!!!
Ya veo ya, que somos muchas. Me imagino que te lo comiste con ese «no me cabió»…jajajag
Gracias Maria por tu comentario.
Saludos
Creo que todas las madres de hijas en esas edades nos encontramos con mochilas llenas de talismanes de sus ídolos favoritos.
Son tan graciosas y originales…, cada una a su manera.
Besos
La cara de sorpresa cuando nos pasa eso, no se nos olvida tan facilmente, no.
Gracias Isabel, encantada de leer tu comentario.
Pues me alegro, Ana, recordar cosas como esas, ¡da un gustito…!
Un besote y gracias por comentarme.