16. ¿Quién dijo que los sueños no se hacen realidad? (Ana María Abad)
Desde que puede recordar, Sonia siempre ha soñado con las estrellas. Gruesos libros sobre astronomía, astrología y viajes espaciales se apilan sobre las estanterías de su cuarto. En lugar de las estrellas del celuloide o de la música que cubren las paredes de los dormitorios de sus amigas, tapizan las del suyo cometas errabundos y agujeros negros, gigantes rojas y enanas blancas, campos de asteroides, nebulosas perdidas y espectaculares supernovas. Incluso tiene una maqueta del Sistema Solar colgando de la lámpara del techo.
Esta noche, a la hora de cenar, la madre de Sonia sube las escaleras enojada: ha llamado a la muchacha varias veces y ella sigue sin responder. Toca la puerta: nada. Impaciente, gira el picaporte y entra en la habitación: vacía. La mujer tuerce el gesto: asume que Sonia ha salido sin avisar, como tantas otras veces, y que estará en el jardín, con el ojo pegado a su querido telescopio, mirando embelesada tal o cual planetoide. Da la vuelta para salir y suelta un bufido al golpearse la cabeza con el Saturno colgante, sin reparar en la diminuta figurita que, sentada en el anillo exterior con los pies colgando, hace desesperadas señales con los brazos.
Pues entrañable y divertido este relato de seres que llegan a vivir dentro de un universo mágico que en esta ocasión, se le ha ido de las manos A ver cómo vuelve. Bonita imagen de la pequeña sentada en el anillo. Suerte!
Muchas gracias por tu comentario Manuel.
Confío en que a la madre de Sonia se le ocurrirá algo para hacerla volver.
Besos.
Es el problema de los sueños, que se hagan realidad, lo que supone una auténtica paradoja si lo conseguido trae aparejadas otras desdichas. Quizá después de esta experiencia, si logra regresar, la muchacha pondrá un poco de equilibro en ese ímpetu suyo por el espacio, que es de alabar, pero todo tiene un límite, hasta el sistema planetario, al menos, el que cabe en una habitación.
Una aventura con un final simpático, en el que lo increíble penetra en lo cotidiano como si tal cosa.
Un abrazo y suerte, Ana María
Muchas gracias Ángel.
Ciertamente, si alguien le hubiera dicho a Sonia esa famosa frase de «ten cuidado con lo que deseas», quizá no se habría metido en ese embrollo.
Besos.
Un sueño convertido en pesadilla…una lástima. Una historia que has contado de una forma divertida.
Nos leemos.
Muchas gracias Isabel.
Si te ha sacado una sonrisa, ha merecido la pena la odisea.
Besos.
Un relato claro, divertido y muy entrañable. Agradable de leer que parece un cuento. Ya lo estoy imaginando con ilustraciones y todo.
Se adapta muy bien al tema, y el final perfecto.
Encantada de leerte Ana María
Abrazosss
Muchas gracias Pilar, me alegro de que te haya gustado, ése era el objetivo de tanta estrella.
El final es de los que a mí me gustan y que tanto utilizo, con un giro insospechado para que el lector no se aburra.
Nos vamos leyendo. Un besazo.