119. Realidades paralelas
Él añoraba navegar y un sueño azul encontró en los ojos de ella. Le propuso surcar juntos océanos de futuro en un barco inventado que para ella nunca llegó a ser más que un modesto piso de cuarenta metros cuadrados sin ascensor. Quizás se creyó la promesa de un horizonte infinito, pero acabó atrapada en un gris paisaje de tejados y azoteas donde tendía sábanas que él tomaba por velas al viento. Sus realidades paralelas resultaron tan irreconciliables que ella decidió abandonar aquel viaje sin rumbo y él, sin más rosa de los vientos que la flor que ella se ponía en el pelo, se convirtió en un náufrago de las dos lágrimas que le dejó por despedida. Y hoy, solo en esa isla que es el mundo sin ella, hay un corazón solitario que late en medio de un océano que añora el azul que ella guardaba en los ojos.
Gracias Juan. Siempre resulta agradable recibir un comentario elogioso.
Alberto, tu cuento me parece poetico y de muy bonitas proyecciones. Suerte y saludos
Muchas gracias Calamanda.