09. Reconocimiento (Fernando Garcia del Carrizo)
Terminó la función. He estado a tu lado desde que se alzó el telón. Presente en todos los actos. A pesar de ello nunca he llegado a comprenderte. Cuando pensaba que te entendía, actuabas como un extraño o decías algo fuera de guion, que me descolocaba. Tras aceptar que tu obra iba a ser diferente a lo que había escrito, me esforcé por estar cercana. Elegí la primera fila de butacas. De apuntadora pasé a ser espectadora. Busqué distintas formas de mostrar mi interés y cariño por tu historia. Asentado en tu escenario, siempre estableciste una distancia que me fue imposible acortar. Desde mi sitio lloré con tus dramas y reí con tus comedias. Grité “bravos” y aplaudí como una loca para encontrar solo indiferencia y silencio. Las pocas veces que me dejaste entrar en tu camerino salí asustada por los insultos y el desprecio.
Quizá por eso he tardado en responder, cuando me ha preguntado si te conocía, el funcionario de la morgue.
Cuando una persona siente y no es correspondida el sufrimiento es enorme y las ilusiones estériles. El personaje amado estableció un muro de contención que nunca tuvo intención de suavizar. Ese hermetismo se resume muy bien en las últimas frases de tu relato, que muestran la evidencia de alguien que nunca se nostró del todo, ni en vida ni al final de ella.
Una historia psicológica dd desencuentro, pese al esfuerzo de una de las partes.
Un abrazo y suerte, Fernando
Muchas gracias Ángel. Comentarios muy acertados que comparto completamente.
Nos seguimos leyendo
Qué terrible es esforzarse por conocer a alguien y que te impida entrar en su vida.
No sé qué tipo de relaconados les unía, pero al menos que sea un hijo o hija creo que lo mejor siempre es cortar por lo sano y pasar página.
En la vida hay que soltar lastre para que nos deje volar. Un abrazo y suerte
Hola Rosalía.
Muchas gracias por leer y comentar. En respuesta a la duda quería mostrar la relación entre una madre y un hijo. De hecho el primer título era» Mi hijo «.
Luego introduje cambios para hacerlo más » teatral» y es cierto que omití la relación que los unía…
Un abrazo. Nos seguimos leyendo
Gracias, Fernando por aclarar la relación que los unía. Si como dices era entre madre e hijo es terrible la distancia que le imponía su descendiente, no dejándole entraren su vida. Por desgracia, es un reflejo de lo que ocurre muchas veces en nuestra sociedad, especialmente cuando crecen y se hacen mayores. Entonces, a pesar del intento de acercamiento por parte de los progenitores, muchos hijos quieren preservar la intimidad de sus vidas, y van apartando a sus padres. Y llega un momento en el que pareciera que entre ellos no existía relación alguna.
Y entonces a los padres no les queda otra opción que respetarlo aunque les rompa por dentro. Es un relato reflejo de nuestra sociedad, cada vez más individualizada y menos empática. Un abrazo. Gloria
Muchas gracias Gloria por tus comentarios. Estoy de acuerdo en mucho de lo que expresas. Un abrazo
Hola Fernando,
Las relaciones siempre son complicadas, más aún esta que describes que termina siendo muy frustrante. Ilustras acertadamente la desconexión persistente entre ambos, a pesar de la proximidad aparente. El narrador ha invertido tiempo y esfuerzo tratando de comprender y apoyar a esta persona, pero constantemente se encuentra con sorpresas y decepciones. La elección de la primera fila de butacas simboliza la cercanía física, pero la distancia emocional persiste. El final revela una inesperada resolució dejando al narrador con una mezcla de emociones no resueltas. Un texto de incomunicación y desencanto muy potente. Suerte
Muchas gracias Manuel por leer y comentar.
Un abrazo