59. Renuncias
Ahora sé que nuestro último chat no derivó en ese tema por casualidad. Me reí con ella de aquel cómic en el que un zombi habitaba entre los vivos, aunque no le confesé lo irónico que me resultaba. Comentamos lo absurdo de que, estando ya muertos, se les «mate» con un tiro en la cabeza. Y no sé cómo ocurrió, pero, en cierto momento, la conversación viró hacia las dificultades que tenía el personaje para camuflar su estado decrépito. A partir de ahí, solo hablamos de lo difícil que le resultaba relacionarse con los demás y fue entonces cuando insistió en que debíamos conocernos en persona. Estoy seguro de que lo sabe. No puedo seguir engañándola.
Llego temprano al lugar acordado y busco un rincón entre las sombras para ocultar la descomposición que empezó hace semanas. Aparece con una pistola. Cuando salgo a la luz y muestro lo que queda de mi rostro, no puede evitar un gesto de disgusto que contrasta con mi gozo al descubrir lo hermosa que es. «Ya sabes, un tiro en la cabeza», le digo resignado. Asiente, acerca la pistola a su sien y aprieta el gatillo para estar conmigo por toda la eternidad.
Eso es atracción y lo demás tonterías. Al final todo sale a la luz, como el mismo protagonista dice, no solo su propia condición tan particular, sino los sentimientos de ella, realmente sinceros, aunque no los revelara hasta el final, con un giro argumental realmente inesperado, de mucrorrelatista brillante.
Me alegra leerte, Lluís.
Un abrazo y suerte
Gracias, Ángel. Me ha salido un relato romántico un poco gótico. Ya sabes que aquí vale la pena escribir solo por leer tus comentarios. Otro abrazo para ti y suerte también.
Muy hastiada de su propia vida debe estar para abandonarla de ese modo. Aunque el fin justifica los medios. El amor es amor entre humanos y entre zombis, lo mismo da.
Un salto del trampolín con consecuencias inesperadas!
Igual la muerte está sobrevalorada. Divertido!
No creo que esté necesariamente harta de su vida, es un dejarlo todo por amor 🙂
Gracias, Rosa, un abrazo.
Ocurrente, original, bien escrito y muy bien rematado.
Cuantas cosas me dices en tan poco espacio que casi me sonrojo. Muchas gracias, Edita, me alegro de que te guste.
Guau, Lluís, qué bueno. Vas dejando las pistas que llevan al lector a suponer que ya sabe cuál va a ser la sorpresa final y en el último momento, cuando uno está más confiado, vas y le das ese vuelco.
Un besote.
Me alegro de que haya funcionado el micro, Ana, tenía mis dudas mezclando zombis y romance 🙂 Otro beso para ti y gracias por la lectura.