Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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80. Reversible

Al atardecer el anciano pasea en torno a la fuente luminosa. Hace mucho, cuando aún se permitía la circulación por la plaza, le encantaba que su padre le diese la vuelta con el coche recién estrenado mientras él y sus hermanos coreaban cada cambio de color en el agua: ¡Rojo!, ¡azul!, ¡amarillo!, ¡rosa!

Una idea le asalta de pronto. ¿Y si cambia el sentido de la marcha? ¡Rosa!, ¡amarillo!, ¡azul!, ¡rojo! Levanta la vista. El sol, en lugar de ponerse, ha ascendido en el cielo, casi imperceptiblemente. Solo es cuestión rodear la fuente una y otra vez, cada vez más deprisa, para retroceder en el tiempo y alcanzar de nuevo aquellos momentos felices  de la infancia. Pero sus pies cansados apenas consiguen alzarse del suelo y él, por más que lo intenta, no recuerda dónde ha dejado su padre aparcado el viejo Seat 600.

6 Responses

  1. Ay, si fuera así de fácil volver atrás en el tiempo…
    Claro que tampoco sé si es una buena idea, pues cada época tiene sus cosas y avanzar nos brindará otras nuevas. Aunque quien está ya en la última fase de la vida quizá lo vea distinto.
    Tierno relato en busca de una infancia ya lejana, con referencia al viejo 600 tan utilizado entonces.
    Un abrazo, Elisa.
    Carme.

  2. Ángel Saiz Mora

    Dicen que hay ancianos que se vuelven como niños, quizá por aquello de que los extremos se tocan y el final busca el principio, porque luego no hay nada más, o no se conoce lo que pueda haber. La lógica infantil domina al protagonista, en una suerte de mundo que él siente reversible, como las vueltas a la plaza, mientras el mundo, ajeno a él, continúa con su trayectoria lineal e imparable.
    Un relato tierno, entre la alegría del recuerdo y la triste añoranza, muy bien adaptado al tema propuesto.
    Un abrazo y suerte, Elisa

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