44. ROJO, COMO MARTE
El color de su pelo me subyugó desde el principio.
Era un rojo ardiente, vivo, como su espíritu.
María siempre fue diferente a las demás niñas, pues en su interior palpitaba un alma soñadora y rebelde.
Y yo, cuando podía, me retrasaba en la fila para acercarme a ella y me escabullía para que no me reclutaran durante el recreo para el equipo de fútbol.
Cuando nadie nos veía nos escondíamos detrás de las gradas, y allí, jugábamos a inventar historias y adivinar nuestro futuro.
Jamás afirmó que quería ser peluquera, maestra o enfermera, como las otras, pues sus aspiraciones distaban, como ella misma, de estar entre la norma.
Me aseguraba, que sería alguien grande, que quizás descubriría una cura para el SIDA, el cáncer o el alzheimer, aunque tuviera que aplicarse con las ciencias y matemáticas, que no le gustaban demasiado. Y que, si eso fallaba, tal vez podría convertirse en una escritora digna de un Nobel, pues escribía como los ángeles.
Yo, a su lado, parecía un niño simple. A pesar de ello, le aseguré que mi sueño era ser astronauta, para viajar juntos a Marte, el planeta rojo, a juego con su hermoso cabello.
No sabemos como terminará esta pareja de jovencitos, casi niños, ni siquiera si en un futuro compartirán vida. Sí nos damos cuenta de que tienen en su interior la inquietud de hacer algo por los demás, luego ya se verá cómo y si la vida se lo permite. Ese amor respetuoso y admirado del muchacho también dice mucho de él.
Dos personajes que se salen de los cánones, a los que deseamos fortuna para que sus sueños tengan una oportunidad. Merecen llegar lejos, más allá incluso del planeta rojo.
Un abrazo, Gloria
Gracias, Ángel. Eso espero. Ojalá en todos los niños anida se ese deseo de hacer cosas grandes, de salirse de la Norma, y ayudar a los demás. Un abrazo enorme. Gloria ?
Hola Gloria qué bonita y añorada infancia, cuando todo es posible y está por descubrir. Un relato sencillo y precioso, me quedo con las ganas de ver por dónde llevó la vida a estos dos pequeños soñadores.
Un beso grande Gloria y con ganas de que volvamos a coincidir pronto
Ojalá, Asun. Sí, en la infancia todo es posible, la vida es un libro abierto en el que caben todas las posibilidades y las de estos niños son infinitas. Un abrazo enorme y yo también espero verte muy pronto.
Hola, Gloria. Nos presentas a dos personajes que parecen representar perfectamente una amistad o afinidad que puede llegar a afianzarse con el roce y el conocimiento y respeto mutuos. Por ahora, aun con algunas de las dudas propias de su inocencia, parecen tener su ideal de futuro más o menos claro. Ojalá se cumplan su anhelos. Suerte y un beso, Gloria.
Sí, Jesús. Yo creo que al menos él, está secretamente enamorado. Sin embargo no tengo duda de que los dos alcanzarán sus logros, y que conseguirán llegar muy lejos, quizás no a Marte, pero al menos sí a la Luna.
Gracias por tus comentarios. Un fuerte abrazo. Gloria
Gloria, qué bonita historia nos dejas, acompañada de las ilusiones limpias de los niños que empiezan a descubrir la vida. suerte y felicidades,
Besicos muchos.
Muchas gracias, Nani. Siempre desde la mirada inocente y limpia de la infancia todas las ilusiones parecen estar al alcance de la mano. Y con estos sentimientos tan puros seguro que conseguirán cumplir todos sus sueños. Muchas gracias por leer y comentar. Un abrazo enorme. Gloria
Como decimos acá en Argentina, esa chica «la tiene clara»… Una ternura de cuento, enmarcado por dos rojos: el del suelo de Marte y el del cabello de María.
Me encantó, GLORIA.
Besos,
Mariángeles
Mariángeles me ha emocionado tu comentario. Creo como tú que está chica sabe perfectamente lo que quiere y también él muchacho, ya que está profundamente enamorado de ella. Gracias, el hecho de que una escritora como tú lo valore así me levanta la moral. Muchas gracias por leer y comentar. Un abrazo enorme. Gloria