22. Romance anónimo
«…lo importante para madame Maroszek no era que alguien escribiese su historia en un libro contable, o en los márgenes de una mala novela francesa, o en partituras invisibles, o en papeles membretados de los hoteles de una ciudad; acaso lo importante, para alguien como madame Maroszek, no era dónde escribimos nuestra historia, sino escribirla.»
Eduardo Halfon
Oh gueto mi amor
Llegó al hotel cerca de las nueve. Tenía la habitación reservada y algo de hambre. Se duchó enseguida. Tranquilizó a su mujer que pegada al teléfono esperaba su llamada.
—Ceno y me acuesto cariño, estoy agotado— mintió; como tantas otras veces.
Volvió a llamar; esta vez para decir: «me alojo en el Majéstic, en la 321, mi nombre es Baltasar». La chica llegó en media hora. Era tal como habían acordado: morena, ojos claros, uno sesenta, la tez pálida, casi transparente.
—Me llamo Irina— susurró, y llegaron a la cama todavía hecha.
Le quitó primero los zapatos, anduvo por sus muslos con los dedos hasta alcanzar la cinturilla de los pantis y bajarlos muy despacio. Descolgó el vestido de sus hombros, quedando al descubierto sus pechos sin corsé, sus bragas mínimas, sus piernas de cristal. Le pidió que se tumbara, que le ofreciera el blanco de su espalda. También desnudo se sentó sobre sus nalgas, esgrimió su arma favorita y noveló sus frustraciones sobre la piel inmaculada. La tinta de su pluma se acabó al escribir la última palabra, y dio así por satisfecho su apetito. Vestido de su nuevo personaje, abandonó aquel alojamiento clandestino para concebir el próximo capítulo.
Dos mundos paralelos, pero diferentes, que acaban por convergir. El escritor ideal debe ser aquel que sabe ponerse en la piel del personaje hasta las últimas consecuencias, ya sabemos que de lo mejor que se puede escribir es de aquello que se conoce.
La sutileza con la que el protagonista pasa de una dimensión a otra es un mérito enorme en este relato, no menos de lo convencidos que estamos, al igual que le sucede a él mismo, de que lo que narra es real, y no la fantasía de su pluma entregada. Esa novela, cuando la termine merecería la pena leerse, al igual que esta buena historia.
Un abrazo y suerte, Juancho
Muchas gracias Ángel por el exquisito cariño que siempre destilan tus comentarios, por tu generosidad y, por supuesto, por el regalo que supone tu lectura.
Abrazossss!!
¡Muy bueno!
Muchas gracias Edita!!!!
Bssssss!!!
Cuánta verdad hay en ese deseo oculto y un poco culpable al comenzar a escribir, haciendo esos preparativos nerviosos y torpes hasta que nos dejamos llevar y agotamos la tinta. Me ha encantado, Bro, es tan original y nos lo sabes contar tan bien que no me canso de leerlo. Gracias por compartirlo.
Jo, sis… Muchísimas gracias por tu más que generoso comentario!!
Un beso enorme!!!
Hola, Juancho.
Cuando todo está dicho, añadir siquiera una palabra ¿para qué?.
Dime donde venden esa novela que me acerque a comprarla.
Abrazos, señor Juancho.
Muchas gracias Ángel!! Que no nos falte la palabra… No sé si este individuo intentará publicar esa novela. Soy de romper el cordón umbilical que me une a los personajes sobre los que escribo, aunque confieso que todos tienen algo mío. Un abrazo amigo!!!! Y saludos a Albacete!!
Esos personajes que nos atrapan a veces nos dan alegrías, con el consentimiento de las musas… Me ha gustado mucho.
Suerte con él!
Besosss
Muchas gracias Nuria!! Por la visita, por la lectura y por el comentario.
Un beso grande!!!