62. Rutina (Blanca Oteiza)
Como cada viernes me arreglo para salir a cenar con los compañeros del despacho. Cena exquisita, conversaciones banales y copa antes de terminar en el piso de Eduardo. El sábado toca cine por la tarde, después de pasar la mañana con mis padres desayunando en esa cafetería con solera en el centro y escuchando la misma parrafada de qué buena pareja hacemos y cuánto se alegran de poder dejar el buffet en nuestras manos cuando mi padre se jubile. El domingo comida con los futuros suegros y tarde de sofá y palomitas con mi prometido; más bien el novio escogido por mis padres.
Viernes de nuevo, salgo de la oficina dejando atrás carpetas y papeles y voy a mi casa donde recojo en una mochila unas pocas mudas y algunas camisetas. Aparezco por sorpresa frente al local de artesanía de Javi y le propongo hacer, juntos en su furgoneta, el viaje del que tanto me ha hablado. Ese, donde recorrer la carretera buscando la libertad de ser nosotros mismos sin escondernos ni remordimientos.
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Una vida encarrilada, con un porvenir previsto y resuelto, con todas las piezas en su lugar, menos una, no poco importante: la opinión del corazón de una de las partes implicadas. Dejarlo todo, perder familia y seguridad, para emprender un camino incierto, sin duda, pero también el que marca el instinto, el espíritu, el cuerpo y el ser entero, esa es la elección de tu protagonista, frente a la rutina y falta de ilusión instaladas ya en su vida, con tendencia a incrementarse. Mucha gente se echará las manos a la cabeza, pero si no está equivocada, mejor un paso atrás a tiempo que tener que lamentarse a cada momento y hasta el fin de sus días. Como alguien dijo una vez, para vivir no solo hacen falta medios, también motivos.
Un abrazo y suerte, Blanca
Muchas gracias Ángel por tus palabras.
Decisión valiente, pero que si sale bien, será feliz toda la vida y si no sale como esperaba, le habrá servido de aprendizaje y además no se quedará con la duda de qué hubiera sido.
Hay que intentar luchar por lo que nos hace feliz y seguir el camino que nos dice el corazón.
Un abrazo
Decisión tomada, un cambio radical y un personaje valiente que toma la decisión quizás de manera impulsiva pero tomando el riesgo que parece necesita para salir del bucle algo tostón que parece le ha tocado. Suerte Blanca
Muchas gracias Manuel por dedicar unas palabras.
Hay vidas que giran en bucle, sumidas en una rutina que les aburre y no se atreven a romperla. La protagonista de esta historia, decide romper con todo ello y probar suerte en el camino que le dicta el corazón.
Un saludo
Una rutina ágil, aceitada, perfecta como un mecanismo de relojería. Esta oficinista (¿Abogada?) no deja de vivir su vida: ni la habitual, que incluye al novio que sus padres escogieron para ella, ni la que vive con su novio artesano, que es la que verdaderamente desea y le da la libertad de ser ella misma. Sí que sabe crear su propio camino esta chica.
Muy buen micro, Blanca, y bien adaptado a la propuesta enteciana.
Cariños,
Mariángeles
Muchas gracias Mariángeles por tus palabras. Yo he pensado en una abogada, pero podría ser cualquier otro oficio repetitivo entre cuatro paredes.
Al final lo que quiere la protagonista es vivir su propia vida sin tener que pensar en lo que sus padres quieren.
Un abrazo