114. Salvaje (María Rojas)
Hay días en que amanece de malas pulgas y bravucón, gruñe, marcando su privacidad. Lo entendemos. Pasó parte de la infancia entre un grupo de ultras. Sin embargo hace meritorios esfuerzos por superarlo, lo noto cuando me sigue, protegiendo mi sombra. A mi mujer la mira torcido, pero es que siendo un adolescente, en una feroz pelea callejera perdió el ojo izquierdo. Pero cuando ella se mete en sus fogosos ejercicios de baile, se echa a su lado, llevando el ritmo con la cola. Al llegar los niños del colegio, corre todo lo que dan sus patas y los lame cuan largos y anchos son. Aunque, para no perder su condición de malevo, les arranca con mordisquitos cariñosos los trozos de galletas que ellos le dejan en los bolsillos. Las noches oscuras sube a la azotea y, nostálgico, lanza lastimeros aullidos, llamando a sus parientes lobunos.
Hola, María.
Un perro lobo que arrastra un pasado muy oscuro e indeseado que trata de superar, que, de hecho supera, con el comportamiento que nos describes, sus malas pulgas (una expresión muy afortunada). Es un perro tierno, travieso y con sus prontos, nada monocorde, como somos la mayoría de los humanos. Y siente esa nostalgia de la patria adonde verdaderamente pertenece, la de los orígenes, la de la infancia en la noche de los tiempos con sus parientes lobunos. Esto es lo que creo que subyace en tu texto, cuajado de otras frases muy potentes. En definitiva, que me gusta mucho tu propuesta, amiga visible, para la que voy a cantar una isa, ya la estoy cantando en tu honor y el de tu tierra. Un beso.
Una manada de lobos, organizados para atacar con fiereza a una presa, puede ser muy ultra, lo que no quiere decir que un miembro de ella no pueda adaptarse a vivir en una familia humana, a aportar como mascota lo mismo que harían sus primos los canes. Sólo que, superada la necesidad de ser agresivo para subsistir, con todas las necesidades cubiertas y arropado con cariño, quizá resulte inevitable que aflore alguna reminiscencia de ese pasado al que alude el título con una palabra. Es de imaginar la molestia y el temor de los vecinos ante los aullidos nocturnos, pero no todo puede ser perfecto. Un relato que juega bien con la adaptación de un medio a otro.
Un abrazo, María. Suerte
Justamente eso, el no poder sacudirse lo salvaje ni del cuerpo ni del alma, es lo que hace que este perro con tanta historia se haga querer. Y llorar en la azotea de vez en cuando, llamando a sus parientes lobunos, es el pequeño precio que paga por ese amor y felicidad.
Me encantó tu «Salvaje», MARÍA.
Cariños,
Mariángeles
Un relato manso y delicado al servicio de un salvaje que se hace querer.
Pues esperemos, por el bien de la familia, que esos resabios de vida anterior que parecen quedar en su mascota no salgan a relucir más que en algunas noches oscuras y en su añoranza. Me da que, en demasiadas ocasiones, la parte salvaje y animal de los que consideramos como a uno más no deben obviarse. Enhorabuena, maría. Suerte y un saludo.
María, la magia de tus letras llega hasta los lobos para hacerlos casi humanos. Es lo que me ha sugerido este simpático ejemplar canino que nos has presentado.
Como siempre,¡Bravo-isimo!.
Besitos virtuales a raudales.
El que lobo nace lobo muere por mucho que le pongamos ropita. Bueno, es un decir, aquí nos cuentas unas escenas creíbles y a mi sobre todo me gusta que se sepa que lo que somos es la suma de los genes, la infancia que has tenido y el estado actual. Suerte, María.
María, si, la genetica esta ahi siempre, y tiene la ultima palabra. Suerte y saludos
Me encanta como describes el comportamiento del animal, a través de pequeños detalles. Mucha suerte, María.
Un logrado retrato de ese «desterrado» que nunca será del todo perro, pero que tampoco volverá a ser del todo lobo. Una preciosa metáfora. Mucha suerte y un abrazo
Un perro salvaje cuyos instintos pugnan por salir a la superficie, pero el cariño de ahora su manada logra dar cierto equilibrio a su vida. Muy bueno, María. Abrazos y suerte.
A todos, muchas gracias por comentar sobre mis letras.
Me gustaría contestarles uno a uno, pero el tiempo no me lo permite. Tengo que leerlos.
Abrazos mil.