Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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48. Santos inocentes

Casi no salían del cortijo, pero les gustaba pasar de vez en cuando por delante de la librería del pueblo a pararse en el escaparate. Paco le decía a su cuñado que dejara de manchar el cristal con sus babas y que no fuera iluso de aprender a leer. «No les da, no les da», les solía repetir a menudo el señorito. Aquel día, Miguel, el librero, que siempre los veía desde el mostrador, salió invitándoles a entrar. Asustados, se descubrieron la cabeza mostrando pleitesía y pidiendo disculpas.

—No hay por qué darlas, ¿quieren pasar?

Huyeron de allí con el sentimiento de haber hecho algo malo y una vez en la finca, Paco le dijo que no volverían a pararse a mirar.

Esa tarde al cerrar la tienda, Miguel cogió un par de libros y se acercó al cortijo.

—Tranquilos, no tiene por qué enterarse el amo. Yo os enseñaré, será nuestro secreto.

Conforme pasaban los días, los nubarrones de tristeza que les sobrevolaban fueron desapareciendo cuando Paco aprendió a leer sus primeras palabras y Azarías, con su milana al hombro, enseñaba «los santos» de un libro a la niña chica.

 

19 Responses

  1. Javier Arroyo

    Don Miguel nos mostró la incultura de la España profunda. Menso mal, que pasado el tiempo el mismo Don Miguel rectifica y les da una oportunidad a Paco y Azarías. A saber si hasta la milana aprenderá a leer. Buen micro, tocayo. Le has dado una vuelta de tuerca a mi autor favorito. Mucha Suerte y saludos

  2. Javier Arroyo

    Don Miguel nos mostró la incultura de la España profunda. Menso mal que pasado el tiempo el mismo Don Miguel rectifica y les da una oportunidad a Paco y Azarías. A saber si hasta la milana aprenderá a leer. Buen micro, tocayo. Le has dado una vuelta de tuerca a mi autor favorito. Mucha Suerte y saludos

  3. Buen acercamiento a una época de marcados contrastes, en donde las oportunidades, como las que se encuentran de soslayo los protagonistas del relato, no abundaban demasiado.

    Buena propuesta. saludos.

  4. Ángel Saiz Mora

    La lectura y un buen libro si no cura todos los males, al menos los atenúa y sirve para sobrellevar mejor una existencia injusta, demasiado pegada a la tierra, sin perspectivas. Paco y Azarías son santos y son inocentes, pero gracias a ese librero un poco más felices al descubrir un mundo que se les abre.
    Un relato sobre las virtudes de las letras y un gran homenaje a una de las mejores novelas de un gran maestro.
    Un saludo y suerte, Francisco Javier

  5. Paloma Casado Marco

    Qué precioso homenaje a Los Santos Inocentes, un final alternativo para esa gran novela que, seguro, le habría encantado a su creador.

  6. Susana Gallego

    Plas, plas, Javier. Una manera preciosa de crear un universo paralelo. Seguro que La Milana se siente aún más bonita. Precioso y bien escrito. Un abrazo.

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