Se me alargó el pacharán (Alberto BF)
Llevo una temporadita que no desconecto. Numerosos temas cruciales entre manos. En un cargo como el mío es algo habitual, pero hay veces que hasta a mí me cuesta gestionarlo.
Cuando alcanzo estos niveles de estrés, pocas cosas me relajan más que una buena comida en el Sosiego. Su cuidada gastronomía, ambiente agradable e inigualable discreción lo han convertido en el restaurante ideal para perfiles de elevada responsabilidad como el mío. Eso sí, para disfrutar en condiciones uno debe abstraerse del mundo exterior, por lo que suelo apagar mi móvil y pido que nadie me interrumpa en esos momentos de desconexión.
Hoy he gozado especialmente de la comida. Me ha acompañado mi amiga Laura, y hemos hablado de nuestros interesantes proyectos. Como suele suceder, se ha alargado un poco la sobremesa, pero esto forma parte de nuestra sana evasión.
Nada más despedirme de Laura, he encendido el móvil: dieciséis llamadas perdidas de mi mujer, y doce de mis hijas. Giro la mirada, y observo en el televisor, desencajado, a los bomberos apagando las llamas que calcinan la fachada de mi casa.
No me queda otra salida: tocará difundir que estuve trabajando en mi despacho, sin cobertura, hasta muy tarde.
Desde las primeras frases, no sé cómo, pero me pareció ver al presidente de una comunidad autónoma tristemente famosa por sus inundaciones. Un pobre hombre estresado y con muchas responsabilidades. Parece que el incendio de su casa lo ha dejado indiferente. Ahora todos sus esfuerzos deben concentrarse en buscar las excusas adecuadas.
Otro prenda estupendo!