104. Se nos va la chica (Jerónimo Hernández de Castro)
Está muy rarita. No tengo ninguna queja de su trabajo aunque cada vez la entiendo menos. Sigue limpiando de manera implecable pero su vestidos elegantes bajo la bata de trabajo, su pelo arreglado y el collar de perlas, de bisutería barata pero de perlas, que exhibe de un tiempo a esta parte me dan qué pensar.
Y hacia nosotros… Solo puede tener aprecio y agradecimiento. Es una más de la familia, pieza indispensable de esta casa, nos tutea, jamás le ha faltado un regalo el día de su cumpleaños y yo misma he comido cientos de veces con ella en la cocina.
Ahora cuando sale al balcón parece una reina que saluda a la multitud, majestuosa detrás de un repostero, con la escoba apoyada en la barandilla.
Graciaa Juan. Por tu interpretación y la vía imaginativa que propones. Un fuerte abrazo!
La chica es una más de la familia, pero la echamos de comer aparte… Jajaja Jero… fina ironía la tuya.
Yo también me había fijado en esa escoba apoyada en la ventana.
Un micro desenfadado y ameno de leer.
Un abrazo y suerte.
Gracias Rosy. Además de la misteriosa transformación he querido jugar con esa ironía para aludir a cómo cuesta a algunos admitir la mejora de los demás como si hubiera alguna amenaza en ello. Un abrazo
Todas las señales indican que esa chica tiene una segunda vida. Las sospechas de que más pronto que tarde va a abandonar la primera son más que notorias y fundadas, algo que preocupa y mucho a la dueña de esa casa, que quizá se había creído que también era dueña de la existencia completa de su empleada, como si no tuviese derecho a salirse de su etiqueta, que no es otro que el de servir. El temor de la empleadora no es más que egoísmo, esas atenciones con ella que dice haber tenido puro teatro para que no se fuera.
Un relato sobre las apariencias y lo que en realidad late debajo de ellas.
Un abrazo, Jero. Suerte
Gracias Angel. Apariencias y vidas dobles algo que siempre nos acompaña. Un gran abrazo
Jerónimo, coincido con Angel, la señora la vigila de cerca con el fin de no a ver qué pasa con esta. Bien contado. Suerte y saludos
Gracias Calamanda y enhorabuena por tu éxito en Castellón. La verdad es que esa vigilancia «paternalista» tiene mucha miga
Un abrazo
Lo más rico de este relato es lo que no se dice. La sutileza, la ironía con que se transmiten los verdaderos sentimientos de envidia que provoca esta chica en su empleadora aunque no pueda admitirlos. Una apuesta diferente. Suerte!!
Muchas gracias Patricia! Me encanta cómo has encontrado la ironía (a lo mejor la he escondido demasiado en un micro tan corto) Un abrazo grande
No me conoces, pero en silencio admiro cada palabra, cada micro, cada respuesta… no me conoces; pero no sabes cuánto nos conocemos.