SEP143. UNA MIRADA DE HIGOS A BREVAS, de Amparo Bárcena
Se sentía como fruta madura: almibarada y jugosa.
 El aroma que desprendía, y que creyó serviría de reclamo, parecía no ser  suficiente para ser admirada por quien anhelaba. De cuando en cuando él  le dedicaba una mirada esquiva. Nada más.
 La competencia en aquel espacio aumentaba mientras sus esperanzas se  esfumaban. -¿Qué será de mí?- solía preguntarse cuando una compañera  nueva era incorporada a aquel grupo variopinto.
 La que ayer fuese la más bonita, al sentirse ignorada  -aparentemente él  no reparaba en ella- reaccionaba arrugándose. El tiempo no pasa en  balde para nadie y perder la lozanía le dolía profundamente.
 Su fin estaba próximo e intuía que tenía las horas contadas. Aunque  procuraba no perder la esperanza, su momento parecía no llegar nunca.  Sin embargo, hoy, cuando ya se daba por perdida, él la ha mirado a  través del cristal de una manera distinta: con ganas, con deseo. Tras  separarla cuidadosamente del resto, la ha tomado entre sus manos y, al  acercarla a sus labios,  ha percibido cómo se estremecían los  huesecillos de ésa que siempre estuvo ahí, esperándole. Ella, agradecida  y acuosa, – ¡al fin juntos!- ha pensado-, en ese íntimo contacto, se ha  derretido en su boca.
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Amparo muy simpático, no sé si es una uva o una del harén o una de la colmena.
Un beso
Me gusta tu juego abierto a la interpretación. Hablando en español o en sudamericano…realmente la cogió cuando estaba a punto y en su mejor momento.Suerte.
Un saludo.
Ni antes ni después…Todo llegó cuando debía 😉
Muchas gracias, Enmascarado.
Perfecta comparación entre sensaciones, ya sean frutales o «frutales». Preciosa alusión sin nombrar al amor y al sexo, a la competición entre féminas por obtener las miradas especiales de un varón en concreto. Un cuento muy «jugoso», Linda. Felicidades!!! Mucha suerte.
Jugoso ha sido tu comentario, Ricardo.
Un beso y gracias.