SEP36. PUNTO Y FINAL, de Esperanza Temprano
Sabía que al doblar la esquina estaría de nuevo en el punto de partida con la misma maleta, repleta entonces de aventuras y ahora de arrepentimientos. El miedo le salió al encuentro al igual que hace cinco años cuando supo que iba a ser padre, entonces le hizo huir y esta vez le ha hecho volver.
Ella está asomada a la ventana tendiendo la ropa, más bella que nunca, con ese mechón rebelde que juega a taparle los ojos. Sus miradas se encuentran e intercambian reproches y remordimientos. Por un instante esboza una leve sonrisa en la ventana y él se abraza a un destello de esperanza en la calle.
─¿Eres cliente de mi mamá?─ le pregunta un niño que juega a las canicas frente al portal.
─Pablito, sube, te he dicho mil veces que no hables con desconocidos─ grita ella desde arriba antes de cerrar todas las contraventanas.
Un olor a puchero flota en el aire junto con los besos que no le dio y el hijo que no educó. Se aleja, al fin, con el precio de su cama clavado en las entrañas.
Un relato lleno de emoción, de sentimiento contenido, de imágenes y olores… pero sobre todo de mensajes con doble sentido que enriquecen la historia en contenido y en belleza.
Un «volver» triste, tardío… que construye un trabajo, a mi modo de ver, estupendo.
Felicitaciones y besos, Esperanza.
Gracias Petra, me alegra comprobar que se han captado los mensajes de doble sentido, tenía mis dudas al respecto.
Un abrazo,
Quién sabe si el miedo nos deja pequeños instantes de lucidez, aun una vez cada cinco años, o es al revés.
Muy bueno Esperanza.
Suerte, un abrazo.
El miedo es nuestra peor compañía y solo cuando le damos esquinazo, conseguimos sacarle partido a la vida.
Me alegra que te haya gustado.
Un abrazo, Miguel.
Espléndido relato. Punto y seguido. Buen ritmo narrativo,excelente exposición de sentimientos y conciencias. Magnífico final. Punto y aparte.
El título. ¡Ay, el título!. Se coló una «y» espuria. Punto final.
Tienes razón, Rafa, todavía sigo cavilando sobre el por qué de la «y», salió así y hasta que no lo apuntaste no pensé en ello.
Gracias por el comentario.
Saludos,
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Gracias, Alberto, espero que la bofetada no te haya dejado secuelas.
Saludos,
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Me alegro que te haya gustado, Sotirios.
Un abrazo,
Hola, me ha encantado tu relato. Esa doble visión del tema desde el punto de vista del niño y de los adultos, el ignorar la doble vida…genial!
Un saludo
Suerte
Rosa.
Gracias Rosa, me parecía un relato arriesgado. Temía que tal vez no se entendiera.
Un saludo,
Tras el «sentimentalismo» del protagonista se «esconde» una historia muy dura de la que no parece haber aprendido la lección. Eso vi yo.
Tras el sentimentalismo se esconde la culpa y la pesadumbre por haberla abandonado cuando más necesitaba de él. Su lección para mi, Miguel Ángel, es que a veces las personas no esperan a que reacciones y buscan soluciones de emergencia para salir adelante. La vida no siempre te concede una segunda oportunidad.
Gracias por tu comentario,
Esperanza, una situacion, muy bien descrita, que lo dice todo y no dice nada; se apoya en un final que lo aclara casi todo. Suerte y saludos
Gracias Cala, ese era el objetivo que sin decirlo, se entienda. Si lo he conseguido, perfecto.
Saludos,
A veces vivir a ciegas aventuras, y más si es escapando de situaciones de las que somos responsables, hace que dejemos en el camino lo verdaderamente importante.
Cuando se regresa, aún con el sentir arrepentimiento, puede ser para constatar que es demasiado tarde. Me ha gustado.
Suerte y recibe mi saludo.
¡Exacto, Ana! lo has descrito perfectamente en tu comentario. Es una satisfacción comprobar que el mensaje llega.
Saludos,
Impresionante, Esperanza. Lapidaria la última frase y redondo el título. Me ha gustado mucho. Un abrazo y suerte.
Gracias Eva, me alegra que te haya gustado.
Un abrazo,
Me ha recordado Pablito por el nombre a «Clara de noche», de la revista el Jueves. El micro me gusta como todos los tuyos, aunque no veo yo arrepentimientos ni nada, sino solo un fracasado intentando dar marcha atrás. El título, un diez.
Un abrazo
Uff, Esperanza, triste. Todo abandono produce dolor, sobre todo en quien se queda. Has sabido crear un tono en el relato que nos avanza un final no feliz. El giro lo da el chico y ahí se entiende ya todo. Un abrazo, escritora reconocida por la calle.