07. Silencio ergo ruido/Ruido ergo silencio
Me encanta oir los gritos de los niños jugando al fútbol bajo mi ventana, el ir y venir de gente en la cafetería de enfrente, los perros ladrando en el parque, eso que te obliga a subir el volumen de la tele, eso que suena a vida.
Ayer mismo en esa dialéctica que nos mantiene siempre alerta, yo defendía que el ruido significaba vida, que en el cementerio sólo había muerte y silencio y él, que todo hay que decir, siempre ha soñado con pasar unos días en un monasterio, me rebatía: ¿Y en la guerra? Hay mucho ruido y mucha muerte. Y mucha “vida”, le respondía yo, pugnando por sobrevivir.
Acabo de subir. Él está en absoluto silencio concentrado en la lectura de un libro y yo lo desconcentro, enciendo la tele y empiezo a hablar; cierra el libro, me escucha. Ea, pues otra tarde más en la que nos envolvemos en un rifirrafe apasionado de opiniones diferentes.
Hace un rato frente a una página en blanco pensaba que mis neuronas se habían ido de resort pero con un poco de realidad y otro tanto de silencio he conseguido dar vida a un pequeño texto lleno de ruido.
El silencio a veces es un gran aliado, mientras que en otras ocasiones no es sino la triste consecuencia de un vacío no deseado. El ruido puede ser vida o una barrera que interfiere. Tú lo has contado muy bien, con un sonido final hecho de palabras que no es caos ni estridencia, sino mensajes con los que identificarnos.
Un relato que tal vez enseña que hay un tiempo y un lugar para cada cosa, que la vida, con sus contrastes, siempre es un aprendizaje apasionante.
Un saludo y suerte, Ana
Muchas gracias siempre por comentar.
Un abrazo
Hola Ana, he estado todo el tiempo sonriendo mientras leía tu micro porque pienso que es fácil sentirse identificada con esa situación.
Cómo dice muy bien Ángel, hay tiempo y lugar para todo y si a eso, se le une el respeto y la aceptación de las necesidades y las preferencias del otro, pues iremos consiguiendo pequeñas cosas, como escribir un microrrelato, que nos hará felices por un momento.
Te he leído y me ha gustado.
Gracias Isabel , me encanta haber provocado tu sonrisa. Me gusta pensar que cualquier pequeña anécdota puede ser la base de un microrrelato, que además de sonreír nos hace reflexionar como bien dices.
Gracias.