24. Sobreviviendo al terror
El miedo se apoderaba de ella cuando se acercaba a los muros de la cárcel. La visita semanal a su hermano se le hacía cada vez más cuesta arriba.
No eran los cacheos íntimos a la que le sometían para comprobar que no era una de las mulas que llevaba estupefacientes a los presos.
Era el temor a no saber disimular, a no poder tranquilizarlo para que no añadiese al terror que sufría, más agobios, pensando en los que estaban fuera.
Por eso inventaba historias graciosas de sus sobrinos para no confesar que su padre estaba ingresado con cáncer y que a mamá le costaba mucho mantener a la familia y pagar su abogado con lo que ganaba en su pequeña tienda.
Se presentaba con una amplia sonrisa, le comentaba noticias familiares y de amigos para que se sintiera conectado con lo que ocurría fuera.
Pero aquel martes lo notó distinto, le delataba un ojo morado y un tono esquivo.
Tras insistirle le comentó que un preso le exigía dinero para salvar su vida.
Aunque sabía que sería un largo chantaje le entregó al funcionario todo el dinero que llevaba: “Tenía que salvarle la vida. Luego intentaría conseguirle un traslado».
Tu protagonista es una heroína y de las grandes. Se trata de la única que visita a su hermano encarcelado, a quien oculta la mala situación de sus padres, a la vez que no se amilana cuando le consta la violencia, ansiedad y miedo que padece en prisión. Ella carga con todo, vive en dos mundos problemáticos en los que los suyos sufren, hace de puente, sigue adelante, no decae; es la esperanza, la única luz para esa familia que parece maldita, tan condicionada por situaciones pavorosas
Un abrazo y suerte, Gloria
Muchas gracias, Ángel. Siempre tan certero en tus comentarios, Sí, ella es el sostén de la familia, la que tira adelante con una sonrisa mientras piensa como salir adelante en unas circunstancias terribles. Muchas gracias por tus comentarios, Ángel, siempre tan cariñoso y amable. Un saludo