03. SOLO POR MÍ
En la casa de acogida en la que estoy desde que salí de la comisaría con mi parte de lesiones y mi denuncia por la última paliza de mi marido, solo puedo pensar en una cosa: ¿Por qué mi hijo, de 20 años, siguió mirando la tele en el salón y no vino al dormitorio al oír mis gritos por la agresión de su padre?
Él había presenciado muchas de las palizas que me propinaba al volver de sus copas nocturnas, pero nunca hizo nada por defenderme ni por intermediar siquiera.
Empiezo a pensar que yo les sobraba a los dos y no sé por qué. Solo sé que mi marido gana mucho dinero con sus negocios y nuestro hijo solo mira por él.
Y ahora, yo, desde que decidí huir del infierno, ya solo miro por mí, mientras, tranquila y sin miedo por fin, disfruto del sol de cada día.
Tu protagonista tiene todo el derecho de intentar ser feliz. No tuvo suerte al formar una familia, en lugar de dicha halló infierno. Pero hasta de las peores experiencias se aprende, o en especial de ellas, como que la vida es un regalo y no una tortura, tambiénaquello de que la verdadera caridad empieza por uno mismo. Ahora dispone de tiempo para dedicarse a ella, lo necesita y no debe esperar a que nadie le ayude en eso, tiene oportunidad para apreciar las pequeñas cosas y añadir sabiduría a su bagaje vital, como vital es este relato de superación.
Un abrazo y suerte, Puri
Muchas gracias por tu comentario, Ángel. Como casi siempre, tienes toda la razón, al menos, así lo veo yo también. Estoy de viaje ahora, pero sacaré tiempo para leeros. Un abrazo, amigo.