19. Solo pude mirarte de lejos (Manuela M.)
Ya no te quiero, si te he de ser sincera. Te dejé de querer desde que una madrugada te levantaste para meterte en la cama de otra. Esa misma noche me negaste la entrada a tu vida y solo pude mirarte de lejos, como una tímida fan, hasta que todo comenzó a ir peor entre nosotros. Desde entonces no dejas de asombrarme cuando olvidas mi nombre, mientras llevo el tuyo tatuado en la ingle, o cuando te diriges a mí en tercera persona porque me quieres ausente. No dejas de asombrarme cuando te cruzas por casualidad conmigo en la calle y me ignoras, como un dios engreído, para seguir tu camino hacia algún lugar donde seguramente ella te espera.
Ya no te quiero porque has inventado un código secreto para que te odie sin darme cuenta, y para colmo te has vuelto un ser solitario y quejica, que no deja de criticar mi obsesión por el orden. Me fascina que consigas que te odie cada día un poco más, lo suficiente como para darte un lavado en el programa eco, doblarte bien y meterte para siempre en el cajón de la ropa vieja.
Es probable que un desliz, que un leve escarceo, pueda perdonarse, siempre que concurran arrepentimiento y propósito de enmienda en la parte de la pareja que ha roto el pacto de exclusividad, que decidió frecuentar otros aires, pero la apuesta prolongada por el desapego es, lógicamente, intragable. Como suele suceder en las rupturas, una de las partes pierde y sufre más, pasando de la fascinación al resentimiento más profundo. Pero no hay mal que cien años dure, o eso dicen. Ella también aprende a limpiar su existencia y a salir adelante.
Un saludo y suerte, Jesús
Hola, Ángel.
Así es. cuando el desapego es insistente, la ruptura es inevitable. Solo queda quitarse la espina y darle un centrifugado al desamor para seguir adelante.
Un saludo, Ángel
Bueno tu chica lo bajó del pedestal, ojito con crear ídolos de barro que se desmoronan y más aún quererlos. A este tipo lo va a colocar en un estante bien alto del armario con la ropa de invierno y un par de bolas de naftalina. Suerte Jesús.
GraciaS, Manuel.
Un saludo.