90. Sones de infancia, música de acordeones (María Rojas)
Indefenso, a su suerte, y bramándole el alma siguió navegando aguas abajo.
El cielo perdió el azul, la espuma desbordó su boca, el cuerpo se tambaleó con blandura y los ojos amarrados a la tierra se negaban a ahogarse.
Los arbustos lo engarzaban a la orilla invitándolo a volver, pero la corriente lo devolvía a su cauce.
Su madre, toda huesos, flotando en un neumático de tractor le advertía que el agua estaba helada, que le podía hacer daño, que dejara el acoquine y se saliera del río.
Pero él, desobediente se fue bailando tras unos peces, que entre música de acordeones y sones de infancia, lo llevaron a la profundidad, mientras con sus dientecillos puntudos lo desmigajaban.
Como homenaje a la música, y como forma de comentario alternativo, quiero compartir con vosotros una canción que esté relacionada con algún aspecto de vuestros relatos. Espero que te guste la que he elegido para el tuyo.
ERIC CLAPTON – Tears in heaven
https://youtu.be/h-33Y9T9iQA
Tu relato me ha traído recuerdos de una de las muchas versiones cinematográficas de Moby Dick, en la que el amigo indígena de Ismael (personaje principal y narrador), viene a decir que una persona muere cuando le llega la hora y la acepta. Tu protagonista, a quien también se le tragan las aguas, parece sentir algo parecido, como si supiera que su fin está próximo, acompañado por música y recuerdos anteriores, como ese rememorar instantes pasados que, hay quien asegura, se experimenta al atravesar el túnel que nos separa de la vida actual y de la que pueda venir después.
En esta realidad o en otra, que no nos falte la música, ni las letras.
Un abrazo y suerte, María
Música y comentario.
Gracias.