35. SOSPECHOSOS EN QUIEBRA
Trabajaba en el control de acceso al Consistorio Municipal. Al comprobar el DNI, por alguna extraña fantasía, deducía cual era la fecha de su deceso. Aquella anécdota se convirtió en rumor. Ahora, en caracola, rodean el edificio. Esos desconocidos ya no van al Ayuntamiento a cumplir con su burocracia, solo quieren poner en orden su vida.
Me despidieron por aliviar las miserias ajenas.
Ahora, cumplo condena por algunos suicidios imprudentes que no supieron gestionar su ego entre unos barrotes de carne y hueso.
Pero, dime, ¿tú, cuándo naciste?
Todos tememos que se termine la única vida cierta que conocemos, aún con sus problemas y defectos; por ello, el hecho de conocer a ciencia cierta la fecha exacta en la que dejaremos de existir lo condicionaría casi todo, quién sabe como variaría la vida de cada uno con el conocimiento de esa información. Tu protagonista puede que estuviera en lo cierto, que tuviese un don para conocer el fin vital de la gente, o puede que no, pero cuando alguien da algo por cierto es como si lo fuera, cuando se cree en grupo ya parece inamovible.
Un relato con un planteamiento interesante y una pregunta final inquietante, que creo que no querría responder (por si acaso).
Un saludo y suerte, Juanma