02. SOY PIANISTA (Diego Cano-Lasso Pintos)
Los músicos tenemos que ensayar muchas horas y eso provoca las comprensibles quejas del vecindario. Por eso fui a vivir a una urbanización en el campo. Estaba sola. Una gozada componer y tocar en silencio, inspirándome en el trino de los pájaros y sin presión coactiva. Pero duró poco. La expansión de la ciudad rodeó de grúas mi pequeña parcela y en unos años volví a tener vecinos alrededor, solo que ahora nuestras quejas eran mutuas. Ellos también daban sus conciertos a todas horas. No hubo más remedio que terminar en el juzgado. El Juez, con su sentencia de acotarnos el horario, me hizo cambiar de hábitos y modificar mi estilo musical. Ahora compongo conciertos en RRRRRRRRe Mayor para cinco instrumentos. Formamos un quinteto. Mi piano toca al unísono con la sopladora, la motosierra, el cortasetos y la desbrozadora de mis cuatro vecinos.
Como homenaje a la música, y como forma de comentario alternativo, quiero compartir con vosotros una canción que esté relacionada con algún aspecto de vuestros relatos. Espero que te guste la que he elegido para el tuyo.
BILLY JOEL – Piano Man
https://youtu.be/gxEPV4kolz0
Es un bonito regalo. Me encanta la relación encontrada y ese homenaje a la música. Muchas gracias, «hace que te sientas bien»
Buenísimo, Diego, y muy cierto además. Me ha gustado mucho.
Cualquiera con un ampli medio decente sabe lo que pasa con las antenas de telefonía y las emisoras de radio-aficionados. Eso… para empezar.
Y por si le interesa a alguien, ‘El hombre del piano’ es autobiográfica. Investigad un poco y veréis por qué.
Abrazotes a tutiplén!! 😉
Muchas gracias por el comentario y por la pista para la investigación. Siempre se aprenden cosas
Un músico en un bloque de viviendas puede encontrar muchos problemas de rechazo, a no ser que la insonorice totalmente, si es que ello es posible. Una solución puede ser buscar otro emplazamiento como hace tu personaje, pero la felicidad completa no existe.
Vivir en el campo tiene ventajas, quizá no haya tabiques delgados, ni exista tanta densidad de tráfico, pero la jardinería aporta su propio estruendo. Quién sabe, tan vez han creado un quinteto realmente original y un tanto inclasificable en cuanto a cuerda, viento o metal, cada cual con lo suyo, adaptado a los tiempos que corren.
Un relato divertido (no tanto para el protagonista), que hace bueno aquello de «si no puedes con ellos únete a ellos». También refleja la necesidad de los artistas de tener un espacio propio y comprensión a su alrededor, algo incompatible en muchas ocasiones con esta sociedad nuestra.
Un saludo y suerte, Diego
Muchas gracias, Ángel, por tus comentarios, siempre tan razonados.